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2 de diciembre de 2009

Vocabulario Fundamental. Infancia (8) Infancia, educación y creatividad

Hoy publicamos la séptima de nuestras entregas dedicadas a la infancia, etapa seminal en el desarrollo del carácter del individuo. 
 
Muchos de los reflejos de nuestra personalidad, muchas de nuestras querencias emocionales, el desarrollo de nuestras capacidades intelectuales y también de nuestros complejos y traumas más íntimos, nuestras orientaciones culturales e incluso sexuales que años después, cuando seamos adultos, disfrutaremos o padeceremos, que asoman y se van conformando de forma indeleble en nuestro carácter, están basados en las experiencias y aprendizajes que tenemos en nuestra infancia. 

Es por tanto evidente recalcar lo importante que es dotar al niño de un entorno familiar adecuado que despierte la inquietud y curiosidad por el mundo que le rodea e influye, un entorno familiar fértil y a ser posible sin tabúes que prepare al niño para el aprendizaje en la escuela y que no delegue completamente su responsabilidad educativa en un profesorado algunas veces inadecuado y casi siempre desbordado 

Por eso ha de ser el propio entorno familiar el que estimule el talento individual innato de cada niño, sus potenciales intelectuales, la carga genética que todos traemos de serie. En el blog En buena lógica, del escritor Ignacio García-Valiño éste incide en la importancia del talento y la curiosidad de cada niño:

"(...) Estatus, dinero…. ¿Y el talento? Como prueba de que la escuela no determina el futuro, la historia de la ciencia está llena de casos de genios autodidactas que fueron malos estudiantes en el colegio -es conocido el caso de Einstein- o que estudiaron en pésimas escuelas, como Michael Faraday, descubridor de la Ley de Inducción Electromagnética. En sus memorias reconoce que fue un niño arrabalero, de familia pobre y que con trece años, sin saber apenas leer ni escribir, hubo de abandonar la escuela para trabajar como aprendiz encuadernador. Su acceso al libro fue lo que le arrastró a la lectura y marcó su autodidactismo. Los libros lo salvaron de la ignorancia y lo auparon hasta la élite científica, como director de la Royal Society de Londres. Y aquélla Inglaterra victoriana sí que era una sociedad clasista. En esta competición a ver quién ofrece mayor calidad educativa, a menudo se olvida que la enseñanza no produce aprendizaje, sólo lo facilita.

Es obvio que para quien no tiene una disposición a aprender, no hay maestro que valga, y lo contrario: quien tiene curiosidad de verdad, aprende hasta en las letrinas de la cárcel. Así pues, si la educación ayuda, pero no forja, tal vez estamos exagerando la importancia de las escuelas, o concediendo una responsabilidad excesiva al papel del profesor, como si no hubiera otras variables en la ecuación para inferir el resultado. Quien tiene verdadera curiosidad hace de la labor de un docente un auténtico placer. Y la curiosidad no se enseña.

"Venganza tardía (Tres caminos a la escuela)", el último libro de Ernst Jünger habla también de todo esto y narra cómo el camino a la escuela (o lo que se ve por la ventanilla del autobús cada mañana) es tan importante como la escuela en sí misma. Jünger también fue un mal estudiante en la escuela, probablemente sus profesores lo considerarían mal capacitado para menesteres intelectuales, como escribir libros... Es pues también necesario, vital, que en ambos entornos educativos los niños puedan estimular su imaginación y explorar su incipiente pensamiento abstracto. Y que en casa encuentren videojuegos, claro, pero también libros o comics, porque la literatura te lleva a sitios donde nadie más te lleva.

Para profundizar en el apasionante tema de la educación y la creatividad en la infancia, les ofrecemos la célebre charla ¿Matan las escuelas la creatividad?, que en febrero de 2006 dio el experto en creatividad Sir Ken Robinson en las Jornadas TED (Technology, Entertainment, Design) que se celebran anualmente en Monterey, California.


En esta interesante charla, Sir Ken Robinson afirmaba que el sistema educativo vigente en nuestras sociedades fomenta el camino continuo desde la guardería a la Universidad (o la injustamente minusvalorada Formación Profesional) lo que nos prepara para ser buenos trabajadores especialistas, pero no pensadores creativos que tiendan puentes entre distintas disciplinas.
Además esto fabrica decenas de miles de nuevos diplomados y licenciados universitarios cada año que al nopoder ser absorbidos por el mercado de trabajo generan lo que llama un "proceso académico de inflación" que devalúa la titulación universitaria al requerirse un máster donde antes había sólo era necesaria una licenciatura y un doctorado donde era suficiente con el máster. Y España es la demostración palmaria de ello, con miles de titulados universitarios engrosando las listas del paro, marchando al extranjero a poder trabajar en lo que se formaron o volviendo a tomar los libros para estudiar una oposición.
"Todos tenemos talento. El punto de inflexión es cuando amas aquello que haces. El talento tiene que ver con descubrir aptitudes naturales y alentarlas activamente. Tengo el convencimiento de que la mayoría de adultos no tienen ni idea de cuáles son sus talentos, que dedican sus vidas a trabajos que quizás les parecen interesantes, pero no sienten pasión" dice Sir Ken Robinson
Sir Ken Robinson reivindica la necesidad de una educación centrada en la capacidad creativa de las personas, en el que se de tanta importancia a los conocimientos preestablecidos como a estimular su imaginación y su capacidad de innovación para que empiecen desde pequeños a pensar por sí mismos, sin miedo a equivocarse, miedo que es lo que nos atenaza cuando somos adultos.
"La inteligencia es dinámica. Si nos fijamos en las interacciones de un cerebrohumano, la inteligencia es muy interactiva. El cerebro no está dividido en compartimentos. De hecho, la creatividad, que defino como el proceso de tener ideas originales que tienen valor, la mayoría de las veces no se logra sino por medio de la interacción de diferentes formas disciplinarias de ver las cosas."
Se nos educa fuera de nuestra propia creatividad personal y por eso la vamos perdiendo en favor de un aprendizaje convencional que sigue siendo necesario pero que también nos nivela y uniformiza. Es esa inteligencia interactiva y transversal la que ha de fomentarse en la infancia, tanto en la escuela como en el entorno familiar, para poder sacar de nuestros niños lo mejor de ellos mismos. Si es que lo tienen, claro.

Terminamos este post sobre la infancia y la creatividad con la charla TED de Sir Robinson y un breve y preclaro extracto de Henri Micheaux que ya utilizamos en nuestra primera y lejana entrada sobre ese periodo de asombros y aprendizajes que es la infancia y que nos viene al pelo.

"A los ocho años Luis XIII hace un dibujo parecido al que hace el hijo de un caníbal de Nueva Caledonia. A los ocho años, tiene la edad de la humanidad, tiene por lo menos doscientos cincuenta mil años. Algunos años más tarde los ha perdido, no tiene más que treinta y uno, se ha vuelto un individuo, no es más que un rey de Francia, atolladero del que no saldrá nunca"