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25 de agosto de 2012

Campanadas de la Historia (19) Cicatrices de Sarajevo


En Portada - Cicatrices de SarajevoYolanda Sobero 21.06.2012

Veinte años después del inicio del brutal conflicto, En Portada ha vuelto a Sarajevo para retratar las cicatrices de la penúltima guerra yugoslava. Allí, la guerra es una cosa del pasado, de la que se prefiere no hablar, o se pasa de puntillas. 
Los problemas actuales están ligados a un paro del 40%, a los bajos salarios, a la corrupción y también al triunfo de los nacionalismos que, con la bendición de los Acuerdos de Dayton, han creado, bajo la denominación de Bosnia y Herzegovina, un complejo sistema político y administrativo en el que todo está triplicado, dividido entre las tres comunidades: bosniaca, croata y serbia, lo que dificulta el gobierno y entorpece el progreso.
Tristeza y silencio

Los 16 años transcurridos desde el final de la guerra no han logrado despejar el halo de tristeza que envuelve las miradas de los sarajeveses. Cuando se les pregunta, son reacios al recuerdo e insisten en la convivencia, en que es posible la vida en común.

Sus silencios encierran motivos diversos. Uno, el trauma no superado de aquellos años de guerra y cerco, el dolor por las pérdidas. En otros casos, quizás el silencio lo provoque el sentimiento de culpa por no haber ayudado al vecino, por haber dejado de saludar a un conocido y haberlo convertido en el ‘otro’, en enemigo...
Semanas antes de aquel abril de 1992, en Sarajevo nadie creía en que la guerra, ya vivida en Croacia, llegase a la ciudad. Imposible, decían, y como garantía ponían el espíritu cosmopolita, abierto, plural de Sarajevo. Otra víctima de la guerra.
La biblioteca de Sarajevo, Vijecnica, es uno de los edificios más representativos de la ciudad. Vijecnica, literalmente 'el consejo', fue inaugurado a finales del XIX como primer parlamento bosnio bajo el imperio austro-húngaro. Fue el edificio, el 28 de junio de 1914, en el que se refugió el archiduque Francisco Fernando tras un intento de atentado, poco antes de que, finalmente, Gavrilo Prinzip consiguiese terminar con su vida.
Al comenzar la primera guerra mundial, se convierte en ayuntamiento y, al finalizar la segunda, en sede de Biblioteca nacional y universitaria. Hasta la noche del 25 al 26 de agosto de 1992.
Encierra el simbolismo de Sarajevo, del perdido y del actual. Por ello, En Portada la ha convertido en el eje de este reportaje. A sus salas vacías han vuelto testigos de su destrucción para rememorar la guerra, las pérdidas, la dura postguerra.
Pasados 16 años desde el fin de la última guerra, Vijecnica, es el único gran edificio público y emblemático cuya reconstrucción no ha terminado. Las obras, financiadas con ayuda internacional, avanzan despacio y su uso futuro está rodeado de polémica. Para muchos, tendría que volver a ser Biblioteca Nacional y no repartir, como está previsto, el espacio con el ayuntamiento y un centro cultural.
Entre tanto, la Biblioteca Nacional ha encontrado alojo en los antiguos cuarteles Mariscal Tito. Allí Nermin Ibrulj, que participó en el rescate de los fondos más valiosos, trabaja ahora en la restauración de lo salvado. Buena parte del material que utiliza fue donado por España (Paz Ahora, AECI) y, en especial, insiste en un agradecimiento: Arsenio Sánchez Hernampérez, conservador de la Biblioteca Nacional de España.
Testigos de la destrucción de la biblioteca de Sarajevo, Vijenica, vuelven 20 años después, a sus salas vacías. Recuerdan su esplendor y su destrucción, en la noche del 25 al 26 de agosto de 1992, como biblioteca nacional y universitaria. Aquí rememoran la guerra, sus pérdidas y la difícil postguerra, ganada por los nacionalismos y marcada por el paro y la corrupción.

La biblioteca de Sarajevo simboliza las heridas y cicatrices de la penúltima guerra yugoslava, la de Bosnia, y también la difícil reconstrucción tras un conflicto que tuvo mucho de guerra civil. El cañoneo con bombas de fósforo de Vijenica acabó con buena parte de su contenido, más de dos millones de volúmenes, pero sobre todo destruyó un símbolo de un Sarajevo tolerante, lugar de encuentro de la diversidad del oriente y el occidente, de la tradición musulmana y cristiana, del mundo eslavo y germánico.

Las cicatrices son visibles en los muros de Vijenica, literalmente traducido como el 'consejo'. Tras la normalidad de una vida civil recuperada, también la mirada de los sarajaveses está envuelta en un halo de tristeza, de dolor por las heridas aún no curadas. Sarajevo aún es una ciudad doliente.
El caso Sarajevo en los tribunales


No hay justicia sin verdad
Slavenka Drakulic
Si antiguos combatientes de los tres bandos enfrentados en la guerra no tienen problema alguno para manifestarse juntos en Sarajevo ante la sede del parlamento, algunos de sus antiguos jefes tampoco tienen problemas de convivencia en la prisión holandesa de Scheveningen.
En este centro, pegado a la antigua cárcel donde los nazis encarcelaron a los resistentes holandeses, viven juntos, sin mayor problema e incluso en un ambiente de camaradería, los antiguos enemigos que comparten un destino común: ser reclamados por el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia por crímenes de guerra, contra la humanidad y genocidio.
El Tribunal para la Antigua Yugoslavia Desde su creación, en mayo de 1993 por Naciones Unidas, el tribunal ha abierto unas 160 causas y ha dictado 145 condenas. Por sus celdas y salas han pasado o pasarán algunos de los grandes responsables del asedio y crímenes guerra y contra la humanidad cometidos en Sarajevo: Stanislav Galic, condenado a cadena perpetua; Miloševic Dragomir, condenado a 29 años de cárcel; Dorde Dukic, que falleció antes de terminar su proceso; Momcilo Perišic, que ha apelado la condena inicial. Y el proceso está abierto en los casos de Radovan Karadzic, Ratko Mladic y Vojislav Šešelj. Cabecillas en la Corte de Estado de Bosnia-Herzegovina Por su parte, la Corte de Estado de Bosnia Herzegovina han procesado a 240 personas y condenado a 90. Todos ellos fueron los “cabecillas”, pero no están todos ni mucho menos.
En su libro dedicado a algunos procesos de este tribunal ("No matarían ni una mosca. Criminales de guerra en el banquillo"), la escritora Slavenka Drakulic indica que “Demasiada gente estuvo implicada en la guerra y demasiados se aprovecharon de ella. Es más fácil y mucho más cómodo vivir con las mentiras que enfrentarse a la verdad, y con ella, a la posibilidad de la culpa individual y a la responsabilidad colectiva”.
Y concluye que “mirar hacia el otro lado o quedarse callado frente a la injusticia y el crimen significa colaborar con una política cuyo programa es la muerte y la destrucción. Y el que sea una colaboración voluntaria o involuntaria no importa tanto, porque el resultado es el mismo”.



La guerra vista por algunos escritores sarajeveses

En Portada 21.06.2012

El viaje de En Portada a Sarajevo, veinte años después del inicio de la penúltima guerra yugoslava, tiene un referente: Vijecnica, la biblioteca nacional, símbolo de la ciudad; la del ejemplo de convivencia previo a 1992, y también de la actual.

Aunque 16 años después del fin de la guerra, sus salas siguen vacías, el equipo del programa se ha sumergido en las obras de algunos autores de la ciudad para ver cómo han plasmado 'negro sobre blanco' su visión de aquel conflicto.

Aleksandar Hemon

“Los defensores de Sarajevo defendían una idea de la ciudad cosmopolita, libre, multiétnica, cívica, que ya no existe; ha sido derrotada, aunque sobrevivió a la guerra, y muchos se unieron por esa idea”.

“La gente sabe quien le disparó, quien murió. Algunos de los que disparaban han vuelto. Lo peor son las consecuencias de la guerra, la desintegración de las estructuras, el sistema político que no funciona. En Bosnia no hay misterio, se sabe, el problema es que el país no funciona. ¡Y tener que compartir el poder con los agresores! Nacionalismo y victimización”.

Ozren Kebo

“Bosnia fue vendida y traicionada por la Unión Europea” .

“Había mucho signos que podían advertirnos de lo que vendría, pero la gente no quería tomárselos en serio, no quería ver la amenaza de la guerra” .

“A mucha gente le gusta decir que la guerra en Bosnia fue producto del odio. No creo que sea cierto. Pero, en la actualidad, el odio es el resultado de la guerra. Y eso es peligroso porque la guerra destruyó totalmente nuestra sociedad”.

Igor Štiks

“Sarajevo era realmente una ciudad cosmopolita, no multicultural, porque multicultural implica conciencia de la propia identidad y la de los otros, pero con tolerancia y cooperación. No, vivíamos juntos y no sabíamos quién o qué éramos, desde un punto de vista de identidad nacional. Para mí, mi identidad principal era Sarajevo, ser ciudadano de Sarajevo, por supuesto, y luego bosnia. Yo no sabía realmente cuál era mi etnicidad (y no estoy seguro de saberlo aún ahora, o de que quiera saberlo), pero lo descubrimos cuando el comunismo se derrumbo”.

“Cuando todos adoptamos aquel vocabulario nacionalista, descubrimos que uno era de esta etnia y el otro, de otra”.

“En Bosnia Herzegovina, el nacionalismo se ha convertido en la ideología dominante, el que legitima los resultados de la guerra, de la limpieza étnica y de as masacres”.

“La religión, aquí, formaba parte del nacionalismo, parte importante. Los eslavos del sur no saben cómo distinguirse si no es mediante la religión, de modo que la religión desempeña un rol importante en la construcción nacional”.

“Hubo gente que organizó la guerra: no fue una explosión espontánea. Organizaron la guerra de una forma clara y racional, enviando a los paramilitares, cometiendo terrible violencia, violaciones, crímenes de guerra… Para eso había que llegar a un punto de no retorno, para impedir una solución pacífica. Eran muy conscientes de lo que hacían y les resultó muy beneficioso: algunos lograron así mantener el poder, aumentar su poder, otros se hicieron muy ricos”.

“La victimización se filtró a través el nacionalismo. Cada nacionalidad tenía sus agravios y se sentía la auténtica víctima de la Segunda Guerra. Ocurrió en Serbia, en Croacia, también en Bosnia. Y el uso de esa victimización, cavando las tumbas y sacando las bombas, con una batalla por el número de víctimas de cada uno, etc. Era una vía para organizar otra guerra, no se usó como aviso de que esto no debía de ocurrir nunca más”.

En Portada - Cicatrices de Sarajevo