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6 de junio de 2013

El Madrid toma ventaja / In Memoriam, Drazen Petrovic


Ganó el Real Madrid el primer partido del play-off por el título contra el eterno rival culé en un partido disputadísimo y con polémico final, por una supuesta falta a Sada cuando entraba a canasta en los últimos segundos del choque acosado por Llull y Sergio Rodríguez. Sinceramente a quien esto escribe no le parece que haya nada sino que al jugador barcelonista se le escapa el balón. De cualquier forma ha sido un partido de enorme intensidad, que el Madrid ha tenido perdido pero que ha conseguido remontar gracias al apoyo del público,  una fe irreductible en el triunfo, un último cuarto para enmarcar y una actuación estelar, otra, de Llull y Sergio Rodriguez, dos cracks absolutos que se han echado el equipo a la espalda en el peor momento. De todas formas este primer encuentro ha demostrado que cada partido de lucha por la Liga va a ser una lucha a muerte (deportiva) entre los dos grandes clubs de nuestro país. Aprovechamos la reseña de este partido para recordar el vigésimo aniversario de la muerte de Drazen Petrovic, la leyenda yugoslava que falleció en accidente de tráfico en Alemania el 7 de junio de 1993.

Veinte años sin Petrovic

Vagaba por la pista con aire desgarbado, como ausente, pero en cuanto entraba en contacto con el balón se convertía en una máquina de precisión anotadora, un competidor voraz que desterraba la palabra derrota de su cabeza y de su vocabulario.

20 años ya de la muerte de Drazen Petrovic, el genio de Sibenik, en un accidente de tráfico que truncó su meteórica carrera cuando tenía sólo 29 años, una edad de plenitud en el baloncesto. Sin ser un jugador completo, Drazen Petrovic era el más depurado producto de la escuela balcánica de basket, jugadores tremendamente competitivos, grandes tiradores y con depurados fundamentos técnicos. 

Alcanzo la celebridad liderando a la arrolladora Cibona de Zagreb de mediados de los ochenta a la conquista de la Copa de Europa en dos ocasiones, la última precisamente contra el Madrid. Sus exhibiciones en la cancha llevaron al club madridista a luchar por ficharle para la temporada 88/89, aún sabiendo que sólo sería su puente a la NBA. En el equipo blanco también triunfaría, ayudando a ganar la Copa del Rey y la Recopa, en cuya final metió nada menos que 62 puntos. Sólo durante una única temporada pudimos disfrutar al megacrack yugoslavo de arrogante mirada y lengua fuera, exhibiendo su insultante superioridad con la camiseta blanca.





Pero sabíamos que su paso por nuestro equipo sería efímero, sabíamos que Europa se le quedaba pequeña a su enorme talento. Y literalmente, un día se fue, seducido por Portland Trail Blazers que pagó un millón y medio de dólares al Madrid. En esta franquicia, donde permaneció dos temporadas, nunca se encontró a gusto lo que perjudicó su rendimiento. En enero del 91 recaló en New Jersey Nets, donde ya pudo empezar a mostrar lo gran jugador que era convirtiéndose en su jugador-franquicia, aunque no consiguió ser elegido para los All-Star de 1993, lo que debió dolerle. Mención aparte merece su actuación con Yugoslavia, con la que capturó el Mundial de 1990 y el Europeo de Yugoslavia un año antes. También obtuvo una plata y un bronce olímpico, en Seúl 88 y Los Ángeles 84, respectivamente.

Entonces, cuando su carrera podía consolidarle en la NBA como uno de los más grandes de la Historia del baloncesto, en un viaje de verano en Alemania, le encontró la muerte. Hoy veinte años después y a pesar de su carrera truncada en la NBA, grandes figuras como Lebron James o Reggie Miller le recuerdan por su talento en estado puro, su carácter ganador e indomable y su letal puntería.


"Me ponía de los nervios no entendía lo que estaba diciendo la mayoría de las veces". "Cuando salía de los bloqueos, empezaba a meterse conmigo, ¡y lo podía hacer en cuatro idiomas distintos!" "Te acercabas para marcarle y olía como si nunca se hubiese duchado. No le soportaba. Sin duda, fue mi némesis. El mejor tirador que he visto en mi vida". Reggie Miller

De su vida personal poco sabemos. En un post de hace tiempo, hablando de los efectos de la guerra en las personas aunque estén a miles de kilómetros del lugar del conflicto, publicamos el documental "Hermanos y enemigos", que relataba cómo la guerra había roto la gran amistad entre los dos grandes jugadores yugoslavos que en esa época jugaban en la NBA, el croata Drazen Petrovic y el serbio Vlade Divac, y cómo la trágica muerte de Petrovic les había encontrado enfrentados. El recuerdo de aquello le seguiría persiguiendo a Divac el resto de su vida. Si no han visto este documental se lo recomendamos vivamente. En fin, nuestro sentido recuerdo a Drazen Petrovic, el genio croata, aún con su carrera profesional el mejor jugador de baloncesto que ha jugado en el Real Madrid y junto a Pau Gasol, Kukoc y el alemán Dirk Nowitzki el mejor jugador de baloncesto que ha parido la vieja Europa.

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