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31 de agosto de 2013

Vocabulario Fundamental. Mujeres (5) La Luna en ti

A través del artículo de irónico título "Menstruosidades" de Lola Huete Machado y el documental "La Luna en ti" nos embarcamos en un desmitificador viaje a la menstruación femenina, un proceso natural y vital para la raza humana pero aún absurdamente estigmatizado socialmente. La periodista nos presenta el documental y habla de algunos de esos tabúes que existían y existen en nuestras sociedades a los que añado algo que supe hace poco de boca de una chica musulmana, que me dijo que si tenían la regla no se veían obligadas a seguir los preceptos y ayunos del Ramadán porque como ya estaban sucias... Dogma estúpido que ella agradecía mientras se bebía un refresco antes de seguir trabajando. En fin, de tabúes, religiones y supersticiones, de las mujeres y sus ciclos biológicos, de la vida y la condición humana. Aquí abajo. 
 

'Menstruosidades'


"Estoy mala". Hablar de la menstruación -la regla, el periodo, el mes- sigue siendo algo negativo en el siglo XXI. Mencionarla es de mal gusto, impropio de señoritas; confidencia, si acaso, de adolescentes en los aseos o de señoras camino del mercado, en el trabajo o la peluquería. Si acaso, algo que se deja caer en público, como si nada. Nada excesivo. Tema tabú, asunto un tanto desagradable que les ocurre cada tanto a las mujeres desde que empiezan a ser fertiles y hasta la menopausia, uff. Eso que, aseguran, desestabiliza las hormonas y el carácter, inquieta, incomoda, irrita, suele impedir el sexo... Mancha. Y hasta ruboriza. ¿Excesivo el retrato? Pruebenlo: imaginen a esas deidades del cine y la televisión, a las modelos, a Kate Moss menstruando en este instante. ¡No, por Dios! No cuadra. O si es usted mujer (u hombre) piense cual sería su mayor miedo durante esos días... ¿Quizá que la sangre, su sangre se vierta en la escena pública al quedarse marcada en la silla, en la falda o el pantalón...? Así de normalizada está la cosa.

Desde hace unos meses circula con éxito por festivales del mundo y por televisión el documental titulado La Luna en ti, de la eslovaca Diana Fabiánová. Lleva el subtítulo: Un secreto demasiado bien guardado. Ese secreto es de color rojo sangre y está empapado aún de mil supersticiones que condicionan el modo en que niñas, mujeres y hombres se enfrentan hoy al "ciclo". “Ningún hombre debe saber nunca cuándo estás menstruando”, le dijo a Diana su madre llegado el día X. Ay, el peso de sus palabras perduró años: escondió siempre la evidencia a cualquiera que se le cruzara. Tenía pavor a mencionarlo. Como tantas. Se esconde la regla, se medicaliza mucho o se disimula. Vean la publicidad de compresas y tampones. Todo suele ser blanco y/o con olor a limpio, mucha alegría y espacios abiertos. Aún así, hay quien un día se confesó objetor de tales anuncios porque tal referencia en televisión a la hora de la comida le asqueaba. Pese a quien pese, la regla duele, mancha, huele... ¿Marca?

Para Diana sí. Y mucho. Siendo estudiante de cine en Cataluña, su experiencia personal y la evidencia de que lo fisiológico marca aún fuertemente el modo en que las mujeres viven su feminidad se hicieron primero idea, luego proyecto y finalmente película gracias al trabajo común durante cuatro años con el director de fotografía Jerónimo Molero, de Ubak Producciones. La menstruación pesa, y mucho, cuenta Diana. ¿Cómo es posible que algo que permite dar vida sea considerado asunto tan sucio mientras dura? ¿No es desalentador para una chica ver cómo se transforma su cuerpo y que nadie hable de ello? ¿Cómo pueden existir ideas tan tontas, como la de que menstruando no se puede hacer mayonesa? ¿Cómo podía este proceso natural ser poco oportuno cuando gran parte de las mujeres lo está experimentando en este mismo instante? ¿Por qué un signo de algo que la sociedad considera como una bendición -la capacidad de la mujer de dar vida- se nombra con expresiones como “the curse” (la maldición) en Gran Bretaña,“the english war debarquement” (el desembarco de guerra británico) en Francia...? Estas y otras preguntas se plantea la directora. Y sale a la calle por medio mundo siguiendo el reguero de respuestas.
 
Busca a terapeutas, antropólogos, ginecólogos, autores y artistas de distinta visión (Marta McClintock, Elsimar Coutinho, Karen Houppert, Barbara Duden...). Intenta desmitificar conceptos. Charla con mujeres adultas que le resumen su experiencia y una adolescente (Dominika), cámara en mano, narra sus "primeros días", comparte sus miedos. Y no solo eso: busca Diana las manifestaciones de la menstruación en los manuales, allí donde se habla de mitos ("las lunas", por su relación con los ciclos de la Luna). Como las mujeres eran consideradas sucias y separadas en esos días en algunas tribus (y así controladas, dominadas) o la sangre menstrual no debía tocar el suelo por temor a ofender al espíritu de la Tierra (en China). Como la Biblia considera a la mujer impura durante el periodo... (hasta hace nada se calificaba de pecaminoso que una mujer entrara en la Iglesia menstruando), y como sesudos como Plinio escriben que "el contacto con la sangre menstrual hace que el brillo del acero y el marfil desaparezcan". Un filón.
 
Mucho de esto perdura en nuestros días (no bañarse o lavarse la cabeza; no comer determinados alimentos ni demasiado fríos; no exponerse al sol...) y otras cosas se han olvidado con el tiempo. Como la visión de algunas referencias de la literatura en femenino (la del Siglo de Oro, por ejemplo, de Sor Juana Inés de la Cruz, en Primero sueño, donde señala el importantísimo papel de la mujer en el ciclo de la vida y alude al proceso como un don divino).

No hay conclusiones en esta película. Ni recetas mágicas salvo una: aceptar el cuerpo como es y vivir los procesos con la naturalidad debida. A gusto de cada cual (pues cada una es un mundo). Asumir ese cambio de aceite mensual gratuito y funcional con soltura y tener siempre en cuenta que, afortunadamente, la Cultura pule y matiza: hoy no se es más o menos mujer por tener mucha, poca o ninguna regla (recomendable y divertida es la visión al respecto de La Moderna de Pueblo, protagonista del cómic Soy Moderna que tiene una serie titulada Las reglas de cine). La Luna en Tí cuestiona una realidad social con humor y creatividad. Le quita sangre al asunto, desmitifica. Y rodarla supuso para la directora un cambio en la visión de su propio cuerpo. En algunos lugares, además, han visto en este documental una buena herramienta para informar y educar, en EE UU Media Education Foundation ha adquirido los derechos para su difusión por los centros educativos del país bajo el título Red Moon, Menstruation, Culture and the Politics of Gender.
 


La Luna en ti. Un viaje a las raíces de la femineidad y la vida

“Hay quien cree que la menstruación es incompatible con el sexo. Hay quien piensa que hace que las flores se marchiten, las frutas caigan de los árboles y el sol desaparezca. ¡Y de hacer mayonesa, ni hablemos!” Diana Fabiánová aprendió de niña que nunca debía decir a un hombre cuando tenía la menstruación. Pasó el tiempo y se dio cuenta de que no tenía por qué avergonzarse ante un hecho fisiológicamente normal que nada tiene de sucio ni impuro. 75 minutos sobre la menstruación en una película documental que muestra una mirada limpia sobre este tabú que ha de dejar de serlo.

Diana, como tantas mujeres, ha estado padeciendo menstruaciones dolorosas desde hace años y cada mes se plantea la misma pregunta: “¿Por qué tanto dolor y molestias si estoy sana?” La directora así empezó a buscar otras formas de entender la menstruación. Fue por Eslovaquia, Brasil, España, Australia, USA y Reino Unido. Entrevistó a médicos, antropólogos, sociólogos, psicoanalistas, ginecólogas y otros expertos como la psicoterapeuta y referente mundial en salud femenina Alexandra Pope o Morgaine, sacerdotisa Celta Reclaiming. Pone la menstruación sobre la mesa. El tema tabú, del que no se debe hablar, considerado incluso como una causa de relegación de la mujer a un papel de persona enferma y poco válida es sacado a la luz.

La luna en ti es el debut de Diana Fabiánová como directora y de Jerónimo Molero como productor. Han sido cuatro años de trabajo de creación de un documental que cuenta con spots antiguos y animaciones de plastilina y 3D para explicar la vida de un óvulo. En Gotham (Nueva York) tuvo una Mención especial del jurado y en Málaga recogerán un premio dentro de la sección paralela por su reafirmación de los derechos de la mujer. Olivier Samouillan y Pierre Bats, de Publicmusic.eu han compuesto la música del largometraje y la distribución en España la hace Karma Films.

Extracto del artículo de Ana Sabater

Vocabulario Fundamental. Periodismo y Periodistas (23) "Los medios se están convirtiendo en máquinas informativas de los partidos"

Una entrevista en El Diario.es al fotógrafo catalán Samuel Aranda nos acerca a la labor profesional y la faceta más personal de este magnífico periodista, que saltó a la fama por haber ganado el World Press Photo con la instantánea que cierra este post. El resto de las fotografías que acompañan el post (junto con otras) las hemos cogido de este enlace con parte de su obra. En la entrevista nos habla de su labor como fotógrafo, del presente y futuro del periodismo y de su trabajo actual para The New York Times (casi nada), donde es feliz por ver cómo se respeta su labor profesional y su criterio como fotógrafo y persona comprometida que se implica en los dramas e historias personales en las que trabaja. Su historia es como la de tantos españoles talentosos que han tenido que emigrar a otros países para ver reconocido su trabajo. En fin, con ustedes Samuel Aranda. 


"Los medios se están convirtiendo en máquinas informativas de los partidos"

El fotógrafo ganador del World Press Photo, Samuel Aranda, pone en duda la crisis de los medios de comunicación que "nunca disponen de presupuesto para la sección de internacional pero siempre doblan el del suplemento de moda".
"A veces, la fotografía que funciona mejor, es la más imperfecta. Ese toque defectuoso le aporta credibilidad".
"Si matan a una familia delante de mí y necesito llorar, lloro"


El fotógrafo catalán Samuel Aranda, ganador en 2011 del premio World Press Photo -el más importante certamen mundial de fotoperiodismo- niega que los fotógrafos que cubren conflictos violentos se sirvan de la lente de sus cámaras como parapeto para protegerse ante esas duras escenas. Aranda, colaborador del New York Times, destaca que, además de fotógrafos, ante todo son personas, en un intento de desterrar esa apariencia de frialdad e indiferencia que persigue a algunos profesionales del gremio. El fotógrafo, que ha participado en el ciclo de conferencias "Periodismo a pie de calle" organizado por el Ayuntamiento de Vitoria, critica a los medios españoles por su escasa independencia y advierte de que "se están convirtiendo en meras máquinas informativas de los partidos políticos".

P: Usted cubre conflictos armados en los que pone en peligro su integridad física. Sin embargo, salió huyendo de Madrid, dejando un puesto fijo en un plantilla de un periódico. ¿Qué le asustó?

R: Es cierto. Fue en 2008 en la delegación de El Periódico de Cataluña, en Madrid. Tenía unas muy buenas condiciones laborales a nivel de sueldo, de estabilidad, de horarios... las mejores de mi carrera pero aguanté ocho meses. No creía en lo que estaba haciendo. No sentía que hacia aquello que me impulsó a dedicarme al fotoperiodismo, el denunciar injusticias y contar historias. Yo necesitaba sentirme más combativo. A nivel gráfico cubrir información política consistía en acudir al show que montan los partidos y colaborar en la difusión de ese espectáculo con tus fotos. A nivel periodístico es más interesante pero a nivel fotográfico es tedioso y, además, me sentía participe de un engaño.

P: ¿Pero no cree que también se pueden cometer ciertos engaños con la fotografía que empezó a ejercer a partir de ese momento, centrada en la cobertura de conflictos internacionales?

R: Supongo que hay intenciones de todo tipo. La mayoría de los fotógrafos intentamos hacer nuestro trabajo con la mayor honestidad y ética posible. Lo que sí creo es que nuestras instantáneas pueden ser utilizadas para crear imágenes. Me explico. Cuando estaba en Oriente Medio, las fotos que se publicaban siempre era las mismas, los islamistas con las barbas, las armas y con el brazo alzado y gritando. La fotografía mal utilizada por los medios de comunicación ayuda a distorsionar las realidades de sitios. Salí entonces de esa línea de trabajar para agencias, porque no tienes control sobre lo que se publica. Pongo un ejemplo. Cuando Hamas ganó las elecciones en Gaza, había miles y miles de personas en las calles celebrándolo. Desde niños bailando, gente con banderas, los festejaban con comidas improvisadas en las aceras… un ambiente festivo multitudinario. Ese día igual envíe 40 fotos a la redacción, pero la foto que se publicó fue la de dos tipos con barba que quemaban una bandera estadounidense y otra israelí. Sólo quemaron dos banderas en toda la semana que duró la celebración pero esas imágenes fueron las que destacaban las portadas de los periódicos. Eso provoca mucha frustración. Yo estaba viviendo en Gaza, muy integrado y conectado con la gente de allí, sabía lo que querían y cómo son, nada radicales ni mucho menos y ves que tu trabajo no refleja eso y que se utiliza para crear una imagen que no es la real. Esa foto era un retazo, una anécdota que convirtieron en generalidad y eso es engañar a la gente y para ello utilizan nuestras fotografías.

Ahora trabaja para el New York Times. ¿Respetan más su trabajo?

Sí, estoy feliz y tranquilo trabajando con el New York Times. Negocio en cada ocasión cómo se va a publicar cada foto, me dan mucho tiempo para trabajar; cuando lo editan y lo van a publicar hay un diálogo constante con el editor; me piden consejo; intercambiamos opiniones. Nada que ver con lo que he vivido antes con otros medios.

¿Cree que las ventajas que ofrecen los nuevos programas de tratamiento de la fotografía se han vuelto en su contra?

Sí. Hay algunos fotógrafos nada profesionales que han abusado del retoque digital. Creo que es una práctica pequeña, son pocos, pero hacen mucho daño a la profesión.

A esta alturas, en época de sobre información, ¿las fotografías continúan provocando la reacción de los espectadores?

Sin duda. Y tienen su utilidad. El Tribunal de la Haya, en los juicios sobre la masacre de Srebrenica en la que fueron asesinados 8.000 personas de etnia Bosnia, lo que se utiliza como pruebas y testimonios gráficos en el proceso judicial son las imágenes captadas por los fotoperiodistas. Con las fotografías contribuimos a la creación de esa memoria colectiva que permite que hechos como esos no se olviden.

¿La foto necesita de unos elementos indispensables para que sea buena o no hay fórmulas claves?

Me obsesiono mucho por tener una buena composición, una buena técnica, todo muy equilibrado y reflexionado y resulta que a veces, la fotografía que funciona mejor, es la más imperfecta. Esas fotografías que rechazas en la primera edición, resulta que en un segundo repaso a los originales despiertan tu atención. Esos defectos son importante para que le aporten credibilidad.

La batalla de la inmediatez la han perdido con la irrupción de los ‘smartphones’. ¿Con qué baza juegan ahora?

Es muy sencillo. Que yo tenga una guitarra y cante los domingos no significa que sea músico ni tampoco mi madre es enfermera por haberme curado las heridas cuando era pequeño. La gente puede hacer fotos con móviles, pero lo que nosotros ofrecemos es un servicio fotográfico, un punto de vista y saber hacer respaldado por años de experiencia. No contratan fotografías, contratan profesionales. Además tenemos la suerte de que, en el extranjero, aquí no, cada vez más medios apuestan por la calidad fotográfica y por los trabajos en profundidad.

¿Considera que ahí está el futuro de la prensa escrita?

Sí. La gente sigue comprando el periódico los domingos pero no lo hace el resto de la semana. ¿Por qué? Por los suplementos. Buscan leer historias con nuevos enfoques, completadas y muy trabajadas. Reportajes extensos con buenas fotografías. La actualidad del día a día ya la tienen en las ediciones digitales pero el fin de semana buscan, en las revistas dominicales, es añadido. Ofrezcámosles eso a diario y volveremos a vender periódicos.

¿Cree que el binomio periodista-cámara es indispensable para trabajar?

Sí, por supuesto. Es imprescindible. Aquí no se suele da. Sí en el extranjero.

P.  ¿Qué aporta ese tándem? 

A veces, dolores de cabeza. No, es broma. Siempre me he sentido a gusto. Nos complementamos mutuamente y esta suma enriquece las informaciones. Sí reconozco que para conseguir ese resultado es importante tener una conexión personal.

¿La crisis que sufren los medios de comunicación perjudica directamente a la calidad informativa?

Para empezar no creo que haya tal crisis de medios sino un engaño a todos los niveles, no sólo en nuestro gremio. Los ERES en empresas de comunicación conllevan despidos solo de los periodistas de calle, nunca afectan a los directivos que se llevan tres millones de euros al año. Y en las reuniones nunca disponen de presupuestos para la sección de internacional pero siempre doblan el del suplemento de moda (...). El problema de los medios es que se están convirtiendo en meras máquinas informativas de los partidos políticos. Por mucho que un periódico sea más progresista o más conservador no debe ocultar ciertos hechos. Si toca dar caña a los suyos, debe hacerlo. El New York Times es muy progresista. Se sitúa más del lado de Obama que del lado republicano, pero lo que ha pasado en Yemen con los drones -aviones no tripulados- que han matado a muchos civiles, no lo han pasado por alto. Hemos publicado reportajes muy duros en contra del Gobierno. Una de las bases de la democracia es que haya un periodismo crítico. En España está costando muchísimo que cuajen las iniciativas que trabajan en esta línea, porque enseguida intentan controlarlas. Para hacer un buen periódico necesitas dinero y si la gente que lo aporta tiene un color político muy claro y no te deja hablar en libertad, se acaba con el periodismo independiente.

¿En alguna ocasión ha dejado la cámara por auxiliar a la gente?

Somos personas, ante todo. Son muchas las veces que estás haciendo fotografías a la vez que estás ayudando a los heridos.

¿La lente le sirve de parapeto, le protege de lo que ve?

A mí no. Cada fotógrafo trabaja de una forma pero a mí lo que me resulta es involucrarme en lo que veo. Si estoy en Libia, Yemen o Irak y matan a una familia delante de mí, si tengo que llorar, lloro. Y prefiero soltar las emociones y no escudarme en mi condición de fotógrafo para no hacerlo. Del mismo modo cuando cae Mubarak, hubo momentos en los que dejé la cámara y me puse a celebrarlo con mis amigos egipcios. Si escondes esos sentimientos continuamente se pueden volver en tu contra.

Recordará el debate surgido por las duras imágenes publicadas del accidente de tren en Santiago. ¿Cómo se logra ese equilibrio entre el derecho y deber de informar y el respeto hacia las víctimas y familiares?

No es fácil. Quizás el acierto sea no enseñar más de lo necesario para informar sobre lo que ha pasado. El trabajo del editor es fundamental. El debe elegir con tacto. Lo que sí tengo claro es que la ética que aplicamos hacia unos debemos exigirla para todos. No puede ser que llevemos a portada fotos de niños abiertos en canal en Gaza y que cuando publicamos fotos de un muerto español en Santiago nos llevemos las manos a la cabeza.

¿Qué es lo más duro de su trabajo?

Yo hago mi trabajo, me pagan por ello, vuelvo a casa donde me encuentro con mi familia. Lo más duro es ver la gente que se queda allí. Ellos son los que sufren. Lo duro es ver como mis amigos egipcios que lucharon por una transición ahora están masacrados por el Ejército y ver que mis amigos yemeníes sólo escuchan que Al Quaeda pretende asentarse en su país.

¿Y lo más peligroso de su trabajo?

No creo que tengamos que tener el punto de atención en eso. Lo verdaderamente importante son las víctimas que documentamos. En el momento en que un periodista se convierte en el centro de atención, nos convertimos en personajes mediáticos y nos equivocamos de papel.

¿Descoloca el cambio cuando vuelves a casa?

Vivo en un pueblo pequeño de 60.000 habitantes que es mi cueva para refugiarme de la sociedad. Porque sí que es verdad que cuando vives esas realidades, en las que te levantas por la mañana en sitios donde no hay agua, no hay comida pero estas rodeado de gente que siempre tiene un ánimo positivo, te desconciertan los lamentos continuos que oyes por aquí.

Usted ganó el premio World Press Photo en la categoría Photo of the Year de 2011 por la imagen que muestra como una mujer abraza a su hijo convaleciente tras haber sufrido un ataque con gases lacrimógenos. ¿La considera su mejor fotografía?

Pues no lo sé. No me había parado a pensarlo. Sinceramente esa foto me parecía muy clásica, plana, a nivel compositivo no tiene ningún secreto. Cuando el New York Times la presentó al certamen me sorprendió. Pero sí es verdad que ha producido emociones en mucha gente. Cuando se publicó la fotografía en el periódico, yo todavía no sabía quiénes eran los que salían en la imagen, pero me llegaron muchísimos e-mails de mujeres de todo el mundo que coincidían al identificar a la mujer, que aparece totalmente tapada, como la madre del chico. "Por la forma en que lo está cogiendo, es imposible que sea su hermana, o una enfermera , es su madre", me aseguraban en los correos. Es una historia bonita, que puedas transmitir ese sentimiento y que las madres lo entiendan, es muy gratificante.

30 de agosto de 2013

La condena del refugiado (2) Ser refugiado en Myanmar y R.D. Congo


El pasado 20 de junio se celebraba el Día Mundial del Refugiado y en La2 La Noche Temática y bajo el título "La condena del refugiado" programaba dos documentales que retratan algunas de las terribles realidades que han de afrontar los más de cuarenta millones de personas que en el mundo de hoy se ven obligadas a malvivir porque las guerras o persecuciones que sufren sus propios países le han forzado a abandonar los lugares donde vivían. Aprovechamos el título del programa para inaugurar una nueva etiqueta homónima que a partir de ahora figurará en las entradas que sobre la desdichada vida de los exiliados forzosos por todo el mundo iremos publicando.


El primero, "No hay lugar donde esconderse" (No place to hide-Kongo: Gefährliche Helfer, 2013) es un documental alemán localizado en la República Democrática del Congo, donde veinte mil cascos azules de la  ONU protegen a los civiles que han tenido que huir por los combates entre las tropas del Gobierno y las tropas rebeldes a quienes combaten. Ellos deberían protegerlos de los ataques y los abusos sexuales de ambos bandos en lucha pero algunos de estos cascos azules se han convertido en los autores de infames abusos de poder que aprovechan la indefensión y la extrema pobreza de niñas y mujeres. 

El segundo se llama "Los desplazados de Myanmar" (Burma displaced, 2010) es un documental austríaco que muestra cómo en Myanmar, tras décadas de dictadura militar, se ha desarrollado una situación de violencia que se extiende por todo el país pues la junta militar oprime a las minorías étnicas. El pueblo birmano se ve obligado a desplazarse y malvivir como trabajadores ilegales en los países vecinos. Algunos han conseguido escapar y rehacer su vida al otro lado de la frontera, en tierras tailandesas. Otros sin embargo han huido a Bangladesh para llevar una vida más mísera incluso que la de los propios bangladeshíes (donde más del 50% de la población vive por debajo del umbral de pobreza) y donde malviven como trabajadores ilegales, rebuscando en las basuras o en campamentos de refugiados. En fin, con todo ello les dejamos. 


La Noche Temática. "La condena del refugiado"


Cada minuto, ocho personas lo dejan todo para huir de la guerra, la persecución o el terror. Más de 40 millones de personas en todo el mundo, refugiados y desplazados forzosos, han tenido que elegir entre arriesgar la vida o exponerse a cualquier tipo de ataque en la huida. Con motivo de la celebración del Día Mundial del Refugiado, La Noche Temática nos aproxima a la situación de algunos de ellos: las mujeres que huyen de décadas de enfrentamientos en la República Demócratica del Congo y los desplazados birmanos.

No hay lugar donde esconderse

“Nos llevaron hasta una pequeña casa. Allí nos rasgaron la ropa y nos violaron a mi amiga y a mí. Yo tenía sólo 17 años y todavía era virgen”. Son las palabras de Joari, una de las protagonistas del documental con el que arrancamos La Noche Temática dedicada a los refugiados. Ella y su amiga fueron presuntamente violadas por el personal de paz de Naciones Unidas, por las personas que estaban allí precisamente para protegerlas.

En la República Democrática del Congo los grupos rebeldes llevan décadas enfrentándose al ejército oficial en una sangrienta lucha por el poder y las materias primas. 20.000 cascos azules de la ONU, miembros de la mayor misión de pacificación del mundo, están aquí para proteger a los civiles pero algunos de ellos se han convertido en los abusadores, que se aprovechan de la indefensión y de la extrema pobreza de niñas y mujeres.

Durante sus misiones, el personal de paz de la ONU goza de inmunidad, algo que les permite no ser acusados legalmente en el país en el que estén destinados. El único modo de llevarlos ante la justicia es acusándole en su país de origen pero ninguna de las víctimas ha llegado a considerar esta opción.

En este documental víctimas de los cascos azules hablan por primera vez sobre los abusos que sufrieron. En Naciones Unidas intentan combatir estos incidentes. Los jefes en Nueva York conocen el problema desde hace tiempo y entrenan a su personal en una política de tolerancia cero ante el abuso y la explotación sexual. Según la versión oficial, el número de asaltos se ha reducido drásticamente. Sin embargo, desde dentro de Naciones Unidas cuentan que las medidas que se han tomado no son totalmente efectivas.



“Los desplazados de Myanmar”

En septiembre de 2007 los monjes budistas tomaron las calles de Rangún e iniciaron la llamada “Revolución Azafrán”. Junto a ellos, miles de personas se manifiestaron en contra del régimen birmano pero la junta miliar contraatacó, cortando de raíz toda esperanza de cambio y tiñendo las calles de sangre. Las minorías lo tienen muy difícil en Myanmar, la antigua Birmania. Su única esperanza es huir y malvivir como trabajadores ilegales en los países vecinos, en campos de refugiados en Bangladesh, o como atracción turística en Tailandia. Bangladesh es uno de los países más densamente poblados de la Tierra. El 50% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. ¿Puede haber gente que venga voluntariamente a vivir aquí? ¿Gente que huya a este país? Para los birmanos su única esperanza es huir al otro lado del río, a uno de los países más pobres del mundo.

En Myanmar, tras décadas de dictadura militar, se ha desarrollado una especie de podredumbre que se extiende por todo el país. La junta militar oprime a las minorías étnicas. El pueblo birmano se ve obligado a desplazarse. Algunos han conseguido escapar y rehacer su vida al otro lado de la frontera, en tierras tailandesas. Pero ¿a qué precio? Los turistas vienen hasta aquí para ver a las mujeres jirafa. Ellas se sienten como en un zoo, pero reconocen que su única fuente de ingresos es el turismo.



24 de agosto de 2013

Vocabulario Fundamental. Infancia (18) Infancia en guerra 2 Homs, infancia bajo sitio




'Homs, a generation under siege' es un corto documental producido por el grupo Basma en 2013 en la bombardeada ciudad de Homs, Siria, bajo extremas y peligrosas dificultades, para contar la historia de los niños sirios bajo el fuego del ejército de Al-Assad y con música del compositor y pianista sirio Malek Jandali. No los olvidemos.



Este corto documental (en inglés) ha sido producido por el grupo Basma en 2013 en la bombardeada ciudad de Homs, Siria, bajo extremas y peligrosas dificultades, para contar la historia de los niños sirios bajo el fuego del Ejército de Al-Assad y con música del compositor y pianista sirio Malek Jandali. 

Vocabulario Fundamental. Animales (29) Frágiles





"La verdadera bondad humana, con toda su pureza y libertad, puede ponerse en primer plano sólo cuando su recipiente no tiene poder. El verdadero examen moral de la humanidad, su examen fundamental (que yace enterrado profundamente lejos de la vista) consiste en su actitud ante esos que están a su merced: los animales. Y en este sentido la humanidad ha sufrido una derrota. Una derrota tan fundamental que todas las demás provienen de ahí." Milan Kundera 

"La verdadera grandeza de una nación, de una civilización, se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales" Mahatma Ghandi

Vocabulario Fundamental. Extinción (29) El último día de Pompeya


La erupción del Vesubio, y la destrucción de dos ciudades costeras romanas, Pompeya y Herculano, el 24 de agosto de 79 d.c. ha quedado grabada como uno de los episodios más trágicos de la Historia. En menos de 24 horas las dos ciudades romanas y miles de sus habitantes fueron borrados de la faz de la tierra. Recordamos aquella fecha fatal a través de un documental de la BBC y la carta de uno de los testigos, el escritor romano Plinio el Joven al historiador Tácito, relatando los últimos momentos de la ciudad y de su tío, el también escritor, naturalista y militar Plinio el Viejo. Éste estaba al mando de una flota romana en Misenoal otro lado de la bahía de Napolés, pero decidió acercarse con su flota para investigar el fenómeno y desembarcar para intentar rescatar a una amiga, encontrando allí la muerte. Con aquel día de apocalipsis a la sombra del gran volcán les dejamos.

Carta de Plinio a su querido Tácito, salud

[1] Pides que te escriba la muerte de mi tío para poder transmitirla a la posteridad con más veracidad. Te doy las gracias, pues veo que a su muerte, si es celebrada por ti, se le ha planteado una gloria inmortal.

[2] En efecto, aunque murió en la destrucción de unas hermosísimas tierras, destinado en cierto modo a vivir siempre, como corresponde a los pueblos y ciudades de memorable suerte, aunque él mismo redactó obras numerosas y duraderas, sin embargo la inmortalidad de tus escritos incrementará mucho su permanencia.

[3] En verdad considero dichosos a quienes les ha sido dado por obsequio de los dioses o hacer cosas dignas de ser escritas o escribir cosas dignas de ser leídas, pero considero los más dichosos a quienes se les ha dado ambas cosas. En el número de éstos estará mi tío, tanto por sus libros como por los tuyos. Por eso con mucho gusto asumo, incluso reivindico, lo que propones.

[4] Estaba en Miseno y presidía el mando de la flota. El día 24 de agosto en torno a las 13 horas mi madre le indica que se divisa una nube de un tamaño y una forma inusual..

[5] Él, tras haber disfrutado del sol, y luego de un baño frío, había tomado un bocado tumbado y ahora trabajaba; pide las sandalias, sube a un lugar desde el que podía contemplar mejor aquel fenómeno. Una nube (no estaba claro de qué monte venía según se la veía de lejos; sólo luego se supo que había sido del Vesubio) estaba surgiendo. No se parecía por su forma a ningún otro árbol que no fuera un pino.

[6] Pues extendiéndose de abajo arriba en forma de tronco, por decirlo así, de forma muy alargada, se dispersaba en algunas ramas, según creo, porque reavivada por un soplo reciente, al disminuir éste luego, se disipaba a todo lo ancho, abandonada o más bien vencida por su peso; unas veces tenía un color blanco brillante, otras sucio y con manchas, como si hubiera llevado hasta el cielo tierra o ceniza.

[7] Le pareció que debía ser examinado en mayor medida y más cerca, como corresponde a un hombre muy erudito. Ordena que se prepare una libúrnica1; me da la posibilidad de acompañarle, si quería; le respondí que yo prefería estudiar, y casualmente él mismo me había puesto algo para escribir.

[8] Salía de casa; recibe un mensaje de Rectina, la esposa de Tasco, asustada por el amenazante peligro (pues su villa estaba bajo el Vesubio, y no había salida alguna excepto por barcos): rogaba que la salvara de tan gran apuro.

[9] Cambia de plan y lo que había empezado con ánimo científico lo afronta con el mayor empeño. Sacó unas barcas con cuatro filas de remos y embarcó dispuesto a ayudar no sólo a Rectina, sino también a muchos (pues lo agradable de la costa la había llenado de bañistas).

[10] Se apresura a dirigirse a la parte de donde los demás huyen y mantiene el rumbo fijo y el timón hacia el peligro, estando sólo él libre de temor, de forma que fue dictando a su secretario y tomando notas de todas las características de aquel acontecimiento y todas sus formas según las había visto por sus propios ojos.

[11] Ya caía ceniza en las naves, cuanto más se acercaban, más caliente y más densa; ya hasta piedras pómez y negras, quemadas y rotas por el fuego; ya un repentino bajo fondo y la playa inaccesible por el desplome del monte. Habiendo vacilado un poco sobre si debía girar hacia atrás, luego al piloto, que advertía que se hiciera así, le dice: «La fortuna ayuda a los valerosos: dirígete a casa de Pomponiani».

[12] Se encontraba en Estabias apartado del centro del golfo (pues poco a poco el mar se adentra en la costa curvada y redondeada2) Allí aunque el peligro no era próximo pero sí evidente y al arreciar la erupción muy cercana, había llevado equipajes a las naves, seguro de escapar si se aplacaba el viento que venía de frente y por el que era llevado de forma favorable mi tío. Él abraza, consuela y anima al asustado Pomponio. y para mitigar con su seguridad el temor de aquél, le ordena proporcionarle un baño; después del aseo, se reclina3 junto a la mesa, cena realmente alegre o (lo que es igualmente grande) simulando estar alegre.

[13] Entre tanto desde el monte Vesubio por muchos lugares resplandecían llamaradas anchísimas y elevadas deflagraciones, cuyo resplandor y luminosidad se acentuaba por las tinieblas de la noche. Mi tío, para remedio del miedo, insistía en decir que debido a la agitación de los campesinos, se habían dejado los fuegos y las villas desiertas ardían sin vigilancia. Después se echó a reposar y reposó en verdad con un profundísimo sueño, pues su respiración, que era bastante pesada y ruidosa debido a su corpulencia, era oída por los que se encontraban ante su puerta.

[14] Pero el patio desde el que se accedía a la estancia, colmado ya de una mezcla de ceniza y piedra pómez se había elevado de tal modo que, si se permanecía más tiempo en la habitación, se impediría la salida. Una vez despertado, sale y se reúne con Pomponiano y los demás que habían permanecido alertas.

[15] Deliberan en común si se quedan en la casa o se van a donde sea al campo. Pues los aposentos oscilaban con frecuentes y amplios temblores y parecía que sacados de sus cimientos iban y volvían unas veces a un lado y otras a otro.

[16] A la intemperie de nuevo se temía la caída de piedras pómez a pesar de ser ligeras y carcomidas, pero se escogió esta opción comparando peligros; y en el caso de mi tío, una reflexión se impuso a otra reflexión, en el de los demás, un temor a otro temor. Atan con vendas almohadas colocadas sobre sus espaldas: Esto fue la protección contra la caída de piedras.

[17] Ya era de día en otros sitios y allí había una noche más negra y más espesa que todas las noches. Sin embargo muchas teas y variadas luminarias la aliviaban. Se decidió dirigirse hacia la playa y examinar desde cerca qué posibilidad ofrecería ya el mar; pero éste permanecía aún inaccesible y adverso.

[18] Allí echado sobre una sábana extendida pidió una y otra vez agua fría y la apuró. Luego las llamas y el olor a azufre, indicio de las llamas, ponen en fuga a los demás. a él lo alertan.

[19] Apoyándose en dos esclavos se levantó e inmediatamente se desplomó, según yo supongo, al quedar obstruida la respiración por la mayor densidad del humo, y al cerrársele el esófago, que por naturaleza tenía débil y estrecho y frecuentemente le producía ardores.

[20] Cuando volvió la luz (era el tercer día, contando desde el que había visto por última vez) se halló su cuerpo intacto, sin heridas y cubierto tal y como se había vestido. El aspecto era más parecido a una persona dormida que a un cadáver.

[21] Entre tanto en Miseno mi madre y yo ... pero esto no importa a la historia, ni tú quisiste saber otra cosa que su final. Por tanto termino.

[22] Únicamente añadiré que he narrado todo en lo que yo había estado presente y lo que había oído inmediatamente, cuando se recuerda la verdad en mayor medida. Tú seleccionarás lo más importante; de hecho, una cosa es escribir una carta y otra escribir historia, una cosa es escribir a un amigo y otra a todos. Adiós.

Notas:
1. Tipo de nave ligera.
2. Ahí se forma un pequeña ensenada dentro del golfo de Nápoles, algo más pronunciada en aquel entonces. 3. En aquel tiempo no se sentaban a la mesa, sino que se tumbaban.

Vocabulario Fundamental. Comida (17) 'La surconsommation'



La surconsommation désigne un niveau de consommation situé au-dessus de celui des besoins normaux ou d'une consommation moyenne. (El sobreconsumo o consumismo designa un nivel de consumo por encima de las necesidades normales o de un consumo promedio.) 

Seis inquietantes minutos de imágenes que hablan por sí solas de en qué hemos convertido nuestra alimentación y el trato con los animales, seres emocionales y sufrientes, que sirven de comida a una humanidad voraz que lo consume todo. 

23 de agosto de 2013

Ciclo de cine de animación (8) 'Invention of love', de Andrey Shushkov


Invention of Love (Andrey Shushkov, 2010) - Animated Short Film

Globalización, capitalismo y otros resortes de poder (24) ¡¡Comprad, comprad, malditos!!: el consumismo que ahoga al mundo


Publicamos en nuestro blog la versión ampliada de "Comprar, tirar, comprar", un documental fundamental para entender la crisis del actual modelo de producción y consumo. Este modelo se apoya en la irresponsabilidad de la sociedad consumista, el engaño cómplice de un consumidor siempre ávido de nuevos productos y la voraz depredación de los recursos naturales en aras del crecimiento continuo de las ventas y los beneficios de las grandes empresas y corporaciones internacionales.


Fabricados para no durar

Susana Rodríguez 04.01.2011

Baterías que se 'mueren' a los 18 meses de ser estrenadas, impresoras que se bloquean al llegar a un número determinado de impresiones, bombillas que se funden a las mil horas... ¿Por qué, pese a los avances tecnológicos, los productos de consumo duran cada vez menos? Rodado en España, Francia, Alemania, Estados Unidos y Ghana, Comprar, tirar, comprar, hace un recorrido por la historia de una práctica empresarial que consiste en la reducción deliberada de la vida de un producto para incrementar su consumo porque, como ya publicaba en 1928 una influyente revista de publicidad norteamericana, "un artículo que no se desgasta es una tragedia para los negocios". 

Chip instalado en una impresora diseñado para registrar el número de impresiones y enviar una señal de error al usuario al llegar a un número determinado.

El documental, dirigido por Cosima Dannoritzer y coproducido por Televisión Española, es el resultado de tres años de investigación, hace uso de imágenes de archivo poco conocidas; aporta pruebas documentales y muestra las desastrosas consecuencias medioambientales que se derivan de esta práctica. También presenta diversos ejemplos del espíritu de resistencia que está creciendo entre los consumidores y recoge el análisis y la opinión de economistas, diseñadores e intelectuales que proponen vías alternativas para salvar economía y medio ambiente.


Una bombilla en el origen de la obsolescencia programada

Edison puso a la venta su primera bombilla en 1881. Duraba 1500 horas. En 1911 un anuncio en prensa española destacaba las bondades de una marca de bombillas con una duración certificada de 2500 horas. Pero, tal y como se revela en el documental, en 1924 un cártel que agrupaba a los principales fabricantes de Europa y Estados Unidos pactó limitar la vida útil de las bombillas eléctricas a 1000 horas. Este cártel se llamó Phoebus y oficialmente nunca existió pero en Comprar, tirar, comprar se nos muestra el documento que supone el punto de partida de la obsolescencia programada, que se aplica hoy a productos electrónicos de última generación como impresoras o iPods y que se aplicó también en la industria textil con la consiguiente desaparición de las medias a prueba de carreras.

Consumidores rebeldes en la era de Internet

A través de la historia de la caducidad programada, el documental pinta también un fresco de la historia de la Economía de los últimos cien años y aporta un dato interesante: el cambio de actitud en los consumidores gracias al uso de las redes sociales e Internet. El caso de los hermanos Neistat, el del programador informático Vitaly Kiselev o el catalán Marcos López, dan buena cuenta de ello.


África, vertedero electrónico del primer mundo

Este usar y tirar constante tiene graves consecuencias ambientales. Tal y como vemos en este trabajo de investigación, países como Ghana se están convirtiendo en el basurero electrónico del primer mundo. Hasta allí llegan periódicamente cientos de contenedores cargados de residuos bajo la etiqueta de 'material de segunda mano' y el paraguas de una aportación para reducir la brecha digital y acaban ocupando el espacio de los ríos o los campos de juego de los niños. Más allá de la denuncia, el documental trata de dar visibilidad a emprendedores que ponen en práctica nuevos modelos de negocio y escucha las alternativas propuestas por intelectuales como Serge Latouche, que habla emprender la revolución del 'decrecimiento', la de la reducción del consumo y la producción para liberar tiempo y desarrollar otras forma de riqueza, como la amistad o el conocimiento, que no se agotan al usarlas.

Ciclo de cine europeo (25) 'Moon', de Duncan Jones


Duncan Jones, hijo natural del gran David Bowie, hizo su debut en el cine en 2009 con la película 'Moon', en la que cuenta la historia de un astronauta (Sam Rockwell) que vive aislado durante tres años en la base de una gran empresa minera en la Luna de cuya superficie que extraen el combustible Helio-3 que cubre hasta un 60% de la demanda energética de la Tierra en un futuro indeterminado. Hasta que, cerca de cumplir los tres años de su contrato que le permitirán poder volver con su familia, en un viaje de exploración sufre un accidente que le hará descubrir algunos secretos sobre sí mismo, la empresa que lo contrató y su misión allí. Es una película de ciencia ficción pero, lejos de alardes digitales y pirotécnicos de otras producciones mucho más caras y pretenciosas, se revela como un film introspectivo con un guión de apariencia sencilla pero con cierta complejidad de fondo, de ritmo lento y sin apenas efectos especiales, características que lejos de resultar negativas lo dotan de una atmósfera desasosegante y algo retro, que plantea cuestiones sobre la identidad y los recuerdos y que deja huella en el cerebro del espectador una vez finalizada. Premiada en los BAFTA y Sitges, es de resaltar también la interpretación del renacido Sam Rockwell y la estupenda banda sonora de Clint Mansell, un maestro en lo suyo. Buen cine sci-fi europeo. Luna. 

"Esta fascinante alucinación te va atrapando y te golpea fuerte. (...) 'Moon' es una potente provocación que se apoya en ideas en lugar de trucos de ordenador para resultar excitante" (Peter Travers: Rolling Stone)
"La han hecho como se solía hacer - un novedoso estallido de ciencia-ficción a la vieja escuela, rebosante de ideas y con la vuelta estelar de Rockwell" (Simon Crook: Empire)
"Más que interesante película (...) probablemente sea cuestión de presupuesto, pero la ausencia casi total de efectos especiales da mayor credibilidad a la historia" (Alberto Luchini: Diario El Mundo)

2009: Premios BAFTA: Mejor debut de autor británico (Duncan Jones). 2 nominaciones
2009: Sitges: Mejor película, actor (Sam Rockwell), guión y mejor diseño de producción
2009: NBR - National Board of Review: Mejor dirección novel y mención especial (Jones)

21 de agosto de 2013

Vocabulario Fundamental. Periodismo y Periodistas (22) Días duros para la prensa en Egipto

Días duros para la prensa en Egipto


Las condiciones no pueden ser peores para la prensa en el Egipto de después del golpe. Por un lado, el grueso de la población, los partidarios de la expulsión de Mohamed Morsi y los islamistas del poder, recelan de la prensa extranjera y nos acusan a los corresponsales y enviados especiales de mentir y manipular, de haber comprado la versión islamista sin escuchar la voluntad del pueblo. Nos exigen que al golpe le llamemos “revolución” o “expresión de la soberanía popular”, y que escuchemos sólo a la mayoría.



Pistolas fuera en una manifestación en El Cairo / Foto: Reuters

Por otra parte, los Hermanos Musulmanes, hasta hoy recelosos de los medios y de mostrar sus resortes internos, tratan de atraerse a los reporteros con discursos repletos de palabras que suenan muy bien en occidente, como “democracia”, “libertad”, “representatividad” o “legitimidad”, tratando de sepultar los excesos del gobierno de Morsi bajo el peso de las urnas de las pasadas elecciones, y desligándose de los ataques islamistas contra iglesias, sitios arqueológicos y comisarías de policía.

En ambos bandos hay cada vez más animadversión hacia los medios. El lunes, en la morgue de Zeinhom, en El Cairo, donde se amontonan cientos de cadáveres a la espera que los forenses certifiquen la causa de defunción, la madre de uno de los islamistas fallecidos nos exigía a los reporteros que nos marcháramos. “Los cuerpos de nuestros hijos se han convertido en un espectáculo para el resto del mundo”, decía, enlutada y dolorida, exigiendo un respeto a su dignidad. Varios hombres que esperaban en la morgue amenazaron con quitar las cámaras fotográficas y televisivas de nuestros compañeros gráficos si no nos marchábamos. Lo hicimos, claro. “Informad de la verdad”, me gritó un joven de unos 30 años en la calle, mientras volvía al taxi que me esperaba. “Sois unos mentirosos. Contad la verdad. Hablad del terrorismo de la hermandad”, dijo.

Una situación igual de tensa vivimos en la plaza de Ramsés el viernes pasado, en el día de la ira islamista que fue más bien una jornada de caos y confusión. Un joven manifestante nos acusó a unos compañeros de ser espías, exigió a las personas a las que entrevistábamos que no nos hablaran y se marchó a por refuerzos, ante lo cual debimos abandonar corriendo las inmediaciones de la mezquita de Al Fatá, donde nos hallábamos. La acusación de espionaje es muy común en esas concentraciones, del bando que sean, y muy peligrosa cuando no hay agentes policiales o soldados para proteger al periodista. A nuestro compañero fotógrafo de Folha de Sao Paulo Joel Silva le dispararon a la cabeza. Sólo la suerte hizo que la bala le rozara la frente. Un vehículo militar se lo llevó de la plaza de Ramsés, a que recibiera atención médica.

Los ánimos están muy encendidos en ambos bandos, pero sobre todo en el de los que apoyan la deposición de Morsi. Se quejan de que no tratamos lo suficiente los actos de terrorismo de los islamistas, la quema de iglesias, los ataques a comisarías y agentes de policía. La presidencia y el ministerio de Exteriores han mantenido en días recientes ruedas de prensa para pedirnos a los periodistas que demos más peso a esas noticias. Las autoridades nos enviaron el martes un correo electrónico este martes en el que admitían que “Egipto siente una gran amargura hacia algunos medios de comunicación occidentales”, según ella por nuestra “sesgada cobertura parcial a los Hermanos Musulmanes, haciendo caso omiso sobre sus actos de violencia”.

La hermandad, por su parte, ha vuelto a la sombra. Es ahora muy complejo encontrar a los portavoces y oficiales de la cofradía que hasta hace una semana hablaban abiertamente con todos los periodistas que se acercaran al campamento de Raba al Adauiya en El Cairo, ya desmantelado. Según me comentaba hace poco el portavoz de la hermandad, Gehad el Haddad, han vuelto a su “zona de confort”, a la clandestinidad impuesta durante tantas décadas, en las que se mantuvieron tan alejados de los medios como pudieron. Es imposible saber de sus planes, de sus preparaciones para el futuro, de su postura oficial precisamente sobre esos ataques sectarios contra cristianos o de la reciente matanza de agentes policiales en el Sinaí.

Lo único a lo que podemos recurrir los periodistas es a contar las cosas tal y como los vemos, a hablar con la gente, a transmitir nuestras impresiones, sin más. Un golpe es un golpe, y una matanza es una matanza. Las quemas de iglesias son atrocidades sectarias. Y las cosas en Egipto no son en blanco y negro, sino en una turbia escala de rojos, que avanza confusa, dejando atrás los hechos, solo los hechos.