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12 de marzo de 2014

Absurdeces, bocachanclismos y otros extravíos (29) Rouco Varela y los oscuros objetivos de poder

"De un sencillo análisis de lo ocurrido se desprende una primera respuesta: murieron, sufrieron y sufrimos porque hubo personas que, con una premeditación escalofriante, estaban dispuestas a matar inocentes a fin de conseguir oscuros objetivos de poder, porque hay individuos y grupos sin escrúpulo alguno, que desprecian el valor de la vida humana y su carácter inviolable, subordinándolo a la obtención de sus intereses económicos, sociales y políticos"

Se fue Rouco Varela y lo hizo con una ventosidad final, de la misma forma miserable en la que se conducido como presidente de la Conferencia Episcopal los últimos años. Retratado por sus propias palabras, mintiendo cruelmente y ajeno al dolor que sus palabras puedan causar, representando lo peor de las fuerzas reaccionarias que desde hace siglos parasitan nuestro país. Asco de tipo. Muérete pronto y arde en el infierno. 


Octavo mandamiento: No mentirás

Más que sermonear sobre el 11M, Rouco Varela debería pedir perdón por haber dado altavoz desde la COPE a la teoría de la conspiración

Ignacio Escolar 12/03/2014

Dice Rouco Varela que tras el 11M se esconden "oscuros objetivos de poder". Tiene narices que lo diga precisamente él, principal patrocinador de la teoría de la conspiración a la que durante años, a través de la COPE, dio altavoz. Fue Rouco quien respaldó a Jiménez Losantos, quien mantuvo a este calumniador reincidente –ya lleva varias condenas por injurias– al frente del programa estrella de la radio de la Conferencia Episcopal. Fue Rouco quien le dio voz en su estrategia de negociación con el Gobierno socialista, al que tantas prebendas arrancó. Y quien más tarde, cuando dejó de ser útil, le hizo caer. Fue el señor arzobispo quien permitió todo el dolor que la emisora de la iglesia provocó a las víctimas, que ayer tuvieron que aguantar, como colofón, que en su sermón Rouco volviese a insistir en la teoría de la conspiración.

Pienso en Pilar Manjón, esa madre de un joven asesinado el 11M a la que desde la COPE han llamado "mentirosa", "trastornada", "monstruito", "personaje siniestro, típico de la propaganda estalinista", que "no está bien de la cabeza", "que no sabe donde tiene la mano derecha", que "se presta encantada a hacer todo tipo de atrocidades y barbaridades"… Una víctima del terrorismo que tuvo que vivir durante años con escolta, amenazada de muerte cada mañana en su mail, acosada por esa teoría de la conspiración del 11M que la muy católica radio de los obispos alimentó.

Ayer Pilar Manjón y otras tantas víctimas fueron muy valientes y generosas. Por aceptar una ceremonia católica como funeral de Estado, a pesar de que entre las víctimas hay personas de otras creencias religiosas o que directamente no creen en dios. Por tener que tragar toda la soberbia y la hipocresía de un Rouco Varela que, más que dar sermones, debería de pedir perdón. Por acabar con la división entre las víctimas del 11M, aunque para ello tuviesen que admitir una ceremonia y un orador intolerables para la ocasión. No sé si Pilar Manjón ha perdonado a Rouco Varela por todo el sufrimiento que desde su púlpito radiofónico provocó en ella y en toda la sociedad. Yo no. El perdón cristiano requiere dos cosas: arrepentimiento y confesión. Y Rouco aún nos debe las dos.