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21 de enero de 2015

Vocabulario Fundamental. Cerebro e Inteligencia (23) La malograda inteligencia (y vida) de Aaron Swartz


De la web de Bizzentte traemos un interesantísimo documental, 'The Internet’s Own Boy: The Story of Aaron Swartz' (mejor que el insípido título español 'El chico de Internet') dirigido por Brian Knappenberger en 2014, que cuenta la vida del activista cibernético estadounidense Aaron Swartz. Este niño prodigio de la programación mostró pronto una inteligencia preclara y una sed de conocimiento que fueron fomentadas por su creativa familia. Ya con 13 años ganó una beca que lo llevó a pasar unos meses en el MIT y conocer a importantes personalidades del mundo de la tecnología. Con 12 años creó una web que anticipaba tres años la Wikipedia, con 14 años tomó parte en el desarrollo de los estandares RSS y HTML para leer y compartir contenidos en la web, ayudando también a diseñar el código de las licencias Creative Commons, que gestionan el libre acceso a contenidos.

Tras su primer día en la Universidad de Stanford donde fue invitado cuando tenía 17 años, se presentaba así en su blog personal:
"Pienso mucho las cosas y me gusta que otros hagan lo mismo. Trabajo por las ideas y aprendo de la gente. No me gusta excluir a nadie. Soy un perfeccionista pero no dejo que eso se interponga en las publicaciones. Salvo por la educación y el entretenimiento no desperdicio mi tiempo en cosas que no causaran impacto, intento ser amable con todo el mundo pero odio que no me tomen en serio. no siento resentimiento (no es productivo) y aprendo de mis propias experiencias. Quiero hacer del mundo un lugar mejor." 
Un año después abandonó decepcionado la experiencia universitaria y volvió En pleno auge de su carrera, propietario de la red social Reddit y director creativo de Open Library, entre otros puestos de renombre, Swartz decidió dejar a un lado el mundo de las startups, vender Reddit y con el -mucho- dinero obtenido dedicarse de lleno al activismo político y cibernético llevado de un idealismo que cuestionaba todo y pretendía cambiar el mundo mediante la defensa de las políticas progresistas, la justicia social y la libre circulación de la cultura en Internet. 

En julio de 2011, tras descargar y compartir ilegalmente cuatro millones de artículos académicos del portal del MIT (el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachussets, que sale mal parado de este caso, al igual que la Administración Obama...) fue acusado con varios cargos federales de piratería informática y perseguido con saña por el Departamento de Justicia USA, que lo tomó como chivo expiatorio contra el activismo web. El proceso judicial que comenzó contra él no solo le arruinó sino que le hizo enfrentarse a una desproporcionada pena de hasta 35 años de cárcel y una multa millonaria que probablemente se llevaría por delante también a su familia. Suponemos que la posibilidad de ver cercenada su libertad y su creatividad se sumaron a sus tendencias depresivas (la cara B de su enorme talento...) para hacerle acabar con su propia vida. Hace cuatro años, el 11 de enero de 2013, cuando contaba 26 años de edad, Aaron Swartz apareció muerto en su apartamento de Brooklyn, tras aparentemente haberse ahorcado.

¿Dónde hubiera podido llegar Aaron Swartz de haber seguido su vida con la enorme capacidad de su mente y su corazón dedicados a sus humanistas causas? Lo único cierto es que aquel día ese universo de inteligencias que es Internet perdió a unos de sus más conspicuos hijos (o padres) y el sistema judicial estadounidense mostraba otra de sus turbias manifestaciones. Así que desde aquí rendimos nuestro sentido homenaje a este ser humano excepcional, un revolucionario y un luchador por la libertad de expresión y el conocimiento vencido por el obtuso y omnímodo poder del estado y las corporaciones, uniéndonos a Tim Berners-Lee, inventor de la World Wide Web, en el lamento por su muerte:

"Aaron está muerto. Caminantes de este loco mundo, hemos perdido a un mentor, a un sabio. Hackers por derecho, somos uno menos, perdimos a uno de los nuestros. Padres todos, perdimos a un hijo. Lloremos".