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10 de febrero de 2015

Vocabulario Fundamental. Extinción (40) ¿Cómo te sentirías si supieras que se está acabando el mundo?




Una entrada en el blog 3500 Millones de El País nos ofrece el lamento de muchos científicos climáticos y ecólogos que se encuentran entre angustiados y encabronados, sabiendo que estamos en la antesala de los colapsos que acechan a nuestro mundo en las próximas décadas, siendo conscientes de que las civilizaciones humanas siguen sin hacer nada para evitar el desastre que, inexorablemente, se nos vendrá encima. 


Cómo te sentirías si supieras que se está acabando el mundo


Esta entrada ha sido escrita por Mara Cabrejas y David Hammerstein, y se publica al mismo tiempo en el blog personal de David.

Durante varias décadas la comunidad científica ha venido presentando muchas evidencias empíricas alarmantes sobre realidad del cambio climático que tenemos sobre nuestras cabezas. Son numerosas las señales del imparable avance de los impactos ecológicos y humanos que conlleva la desestabilización climática, que está fundamentalmente causada por nuestras tecnologías más idolatradas: las basadas en la extracción de los combustibles fósiles y el carbono enterrados en el subsuelo para dispersarlo por la atmósfera.

Aunque este modelo energético del desarrollo y la modernización tiene los días contados por encontrase en fase de translimitación y rebasamiento de los límites biofísicos que imponen los procesos biogenerativos de los sistemas vivos del planeta, paradójicamente ha sido muy tímida y totalmente insuficiente la reacción de las instituciones políticas ante la contaminación y el deterioro acelerado de la biosfera, que es el soporte necesario para la supervivencia de las sociedades humanas. Este institucionalizado negacionismo suicida del dilema en el que se encuentran atrapadas las sociedades humanas tiene una repercusión especial sobre los sentimientos de los científicos que llevan años aportando informaciones y datos fundados sobre la muerte anunciada de una parte crucial del planeta vivo del cual dependemos y al que pertenecemos.

Un conmovedor reportaje recoge los testimonios de científicos y científicas que se encuentran ante un proceso de doloroso duelo ante la pérdida y muerte de los ecosistemas. En estos numerosos testimonios de los científicos del clima, documentan cinco etapas de duelo de los científicos en la experiencia de sus investigaciones climáticas sobre la inexorable muerte de los ecosistemas: la negación, el enfado, la negociación, la depresión y la aceptación. Entre otras muchas cartas que expresan los penosos sentimientos ante la adicta sordera civilizatoria, una científica climática australiana especialista en acontecimientos climáticos extremos, Sarah Perkins, expresa así sus emociones sobre la negación:
"Durante mucho tiempo he estado terriblemente preocupada. Ojalá que no tuviera que admitirlo pero todo lo que he temido está ocurriendo. Antes pensaba que era paranoica pero resulta ser verdad. Ella (La Tierra) se nos va poco a poco, mostrando señales de una enfermedad aguda durante mucho tiempo pero nadie ha hecho nada para remediarla. He documentado su comportamiento cada vez más errática. Algunos comportamientos que antes eran muy raros ahora suceden con frecuencia con más furia aún. He intentado explicar estos cambios una y otra vez pero nadie me ha hecho caso. Es como si todo el mundo haya estado ignorándome completamente y no estoy segura porque. ¿Es mas fácil pretender que no existe la enfermedad, esperando que desaparezca? ¿O es como nunca han tenido que vivir sin ella, la misma idea de su muerte es imposible? Quizás no pueden ver el daño que han hecho a ella. Que todos le hemos hecho. 
Para mi es una lógica falsa. ¿Como puedes ignorar la enfermedad grave de alguien con quien estas íntimamente conectada y dependiente?. ¿Como puedes dejar que tu avaricia y egoísmo te dominen y dejar de cuidar y proteger a quien lo necesita más?. ¿Como es posible que no sentimos una obligación abrumadora de responsabilidad y cuidado cuando nuestros seres más queridos están tan desesperadamente enfermos?. ¿Como eres capaz de borrar todo esto de tu mente?. Es algo que nunca comprenderé. Quizás soy una extraña, una anomalía de la raza humana, una a quien le preocupa bastante, que tiene compasión, que quiere ayudar en su recuperación. De hecho podemos tratar de recuperarla. Si trabajamos juntos podemos curar esta terrible enfermedad y recuperarla de la explotación que le hemos infringido. Pero debemos actuar de prisa y debemos actuar juntos. El tiempo se acaba y tenemos que actuar ya."
En cambio, el Profesor Corety Bradshaw, experto en escenarios ecológicos, manifiesta su enfado de esta manera:
"Mi principal emoción es de ira, no alimentada por la ignorancia sino por la avaricia y la especulación a expensas de las futuras generaciones. No hablo desde una vaga conexión existencial con el futuro de la raza humana. Hablo como un padre de una niña de siete años que ama a los animales y la naturaleza en general. En mi trabajo como biólogo todos los días veo evidencias irrefutables de que cambio climático causado por la acción humana acabará siendo uno de los motores principales de la actual extinción masiva de la Era del Antropoceno. Dejando a lado la indiferencia de la opinión pública y la miopía individual, estoy furioso que políticos como Abbot (primer ministro australiano) y sus secuaces anti-ambientalistas están robando el futuro de mi hija y en encima se ríen de ello mientras se enriquecen con el oro figurativo de la industria de los combustibles fósiles. Da igual que sea debida a la estupidez, a la avaricia o a la deshonestidad deliberada, el resultado es lo mismo- la destrucción del sistema de soporte ecológico que nos mantiene vivos y prósperos. El cambio climático, la rapidez de que estamos desordenando el clima junto a una salud planetaria ya muy comprometida crea una situación muy grave.
Mi frustración con estos cabrones avariciosos y mentirosos es muy personal. El caos climático causado por la acción humana no es una creencia. Es uno de los fenómenos más estudiados de la Tierra. Hasta un deficiente mental lo puede entender. Como cualquier padre si alguien amenaza a mi familia yo reacciono con enfado y venganza. Esta ira es la expresión de mi amor hacia mi hija y la tristeza que me siento en mi corazón por como otros están tratando su futuro. Atiendan mis palabras, plutócratas, negacionistas, mercenarios de los combustibles fósiles y charlatanes de la ciencia: llegará el día que las billones de personas que han sufrido las consecuencias de vuestra estupidez y avaricia irán a por vosotros. Yo estaré allí también."
La práctica de científicos que comparten sus sentimientos contradice la cultura científica heredada y basada como está en los relatos heroicos y tecno-optimistas de la propia ciencia. Esta exitosa mitología idealizadora de la ciencia defiende la existencia de un inmaculado y exclusivo interés por el conocimiento, de una supuesta objetividad anclada en la neutralidad de la herramienta formal del método científico. Se concibe que las prácticas científicas, sus presupuestos de partida y las teorías y verdades producidas refieren exclusivamente a valores cognitivos racionales y desencarnados de otros tipos de valores, como son los sociales, los ecológicos, los morales y los emocionales.

El que los científicos se resistan a la anestesia emocional y moral al hablarnos de sus sentimientos ante el temible caos climático provocado por la acción humana y sus tecnologías faústicas, choca también con los valores y prioridades de nuestras sociedades modernas obsesionadas como están por la riqueza material, el crecimiento de la escala física de la economía y el consumismo.

Las élites económicas y políticas rechazan sistemáticamente la idea de que las personas pudieran expresar los sentimientos provocados por ser testigos impotentes de la destrucción masiva de la vida y los metabolismos del planeta. Para poder continuar tirando carbón al tren descarrilado del desarrollo los poderes económicos y los gobiernos no pueden permitir la visibilidad de la angustia profunda y el sentimiento de compasión que sienten millones de personas ante la acelerada muerte de la naturaleza y de sus criaturas ni ante el inevitable robo de oportunidades de vida, bienestar y futuro.