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18 de abril de 2011

El Madrid cambia de cultura

Reproducimos el artículo de Diego Torres en El País sobre el desarrollo del primer partido de la que se promete apasionante serie de Duelos en OK Corral que enfrentan los dos grandes de la Liga española. El Barça ganó a los puntos claramente, se llevó un título de Liga, el Madrid una sensación agridulce de saber que se puede competir con el Barça sin mediar catástrofe pero haberle jugado como un equipo menor, fiado a los corners y las faltas, al menos hasta el arrebato tras la entrada de Ozil.

Y además de no dejar de provocar polémicas absurdas no parece que en la final de Copa Mourinho vaya a cambiar su apuesta futbolística, se la seguirá jugando con Pepe en el centro del campo, lo que salió bien pues distorsionó las líneas de pase blaugranas, el problema de Pepe es que suele rondar el límite del juego y de la enajenación y aunque en el centro del campo su influencia en el juego del equipo se multiplica, también lo hacen sus ocasiones de entrar en choques y balones divididos, y no medir bien. Pero incluso jugándosela con Pepe ahí, la cosa cambia si al portugués le acompañas en la medular con Xabi Alonso y el crack alemán en sustitución de Khedira (¿por qué no se lesiona más este pollo?), con Cristiano (si sale de sus tonterías), Benzema y Di Maria apoyando y todos presionando más arriba. Una vez parado el primer golpe, el Madrid tiene plantilla y orgullo para jugarle al Barça mirándole a la cara y sin renunciar al fútbol.

El Madrid cambia de cultura

Diego Torres - El País 18/04/2011

"¿Y qué otra cosa podíamos hacer?", se preguntaba ayer un experimentado jugador del Madrid, sin encontrar respuesta. "¡Si los dejas jugar te pintan la cara!".


El sábado, ante el Barça, el Madrid hizo algo que nunca había hecho antes en su historia: renunciar a la pelota en un clásico. Mourinho ordenó a sus jugadores que esperasen atrás para iniciar la presión y, una vez recuperada la pelota, lanzar contragolpes con más intención de verticalidad que de precisión. El equipo no tuvo el balón más del 27% del tiempo de juego. Fue una estadística insólita que revela un cambio de filosofía y de carácter. Ni siquiera en la ida, en el Camp Nou, el Madrid tuvo menos el balón: un 37%.

La mentalidad con que los jugadores españoles del Madrid afrontaron los dos clásicos fue distinta. En noviembre, les pareció que la táctica de Mourinho no era del todo acertada. Ayer, ante el mismo plan, se mostraron más convencidos, más resignados. El efecto del 5-0 de la primera vuelta caló tan hondo en el vestuario que durante la semana pasada los comentarios que hacían los jugadores sobre el Barça solían tener un tono lúgubre. "Hay pánico", decía un empleado del club. Mourinho no hizo nada por cambiar esta impresión. Al revés, el entrenador fomentó el complejo de inferioridad entre sus futbolistas. La idea de que el Madrid es un equipo limitado y de que la única manera que tiene de contrarrestar al Barça es asumir esta realidad.

Mourinho ha impulsado una transformación cultural en la plantilla y en la hinchada. Tras el 1-1, los aficionados abandonaron el Bernabéu satisfechos, aunque el marcador les despojara prácticamente del campeonato. El clima de complacencia también es nuevo en Chamartín, en donde ningún resultado que no fuera la victoria se había dado por bueno. Este mismo público que observó con suspicacia a Juande y a Capello por su conservadurismo, se enorgulleció el sábado de un planteamiento más defensivo todavía.

En octubre de 2006 el Madrid de Capello, un equipo en transformación cuyo fichaje más ilusionante había sido Van Nistelrooy, se enfrentó al Barça de Ronaldinho y Messi, que acababa de ganar la Champions. El resultado fue un tiempo de posesión del 40% y una victoria (2-0). En el medio campo jugaron Diarra, Emerson y Guti. Pero la intención de tener el balón fue más decidida que el sábado pasado. En el Camp Nou, esa misma temporada, el Madrid de Capello consiguió un 40% de posesión y ocho remates a portería (3-3). Dos años después, con Juande Ramos, el Madrid tuvo un 42% de posesión en el Camp Nou y en el Bernabéu. Con Pellegrini la intención de administrar el balón se acentuó un poco: 45% en Madrid y 42% en Barcelona. En las últimas cinco temporadas, el club ha invertido más de 500 millones en fichajes.


Desde hace meses Mourinho se queja de que al Madrid los árbitros le muestran más tarjetas que a sus rivales, sobre todo al Barça. "Si nos muestran menos tarjetas es porque tenemos más el balón", dijo ayer Piqué, después de que Mourinho protestara otra vez. La estadística tiene su ley: puesto que es raro amonestar a quien conduce el balón, a más posesión menos sanción. En el partido del sábado, sin embargo, Muñiz mostró cinco amarillas a los barcelonistas por hacer 14 faltas y dos a los madridistas por hacer 22. Un balance que no impidió a Mourinho quejarse otra vez: "Al Barça le dejaron hacer de todo".

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