¿Cómo se ha vivido el año 2020 en todo el mundo? De Europa a Japón
pasando por Brasil, un viaje a través de un confinamiento internacional
repentino. Documental de ARTE dirigido por Cristina Trebbi y Jobst Knigge para repensar este año de pandemia, crisis y estupores.
La segunda película de nuestra sesión doble es también una producción del Studio Ghibli. 'La tortuga roja', es una excelente película animada dirigida en 2016 por el director, guionista, animador e ilustrador holandés Michael Dudok de Wit, quien debutaba como director con este film. Esta película fue coproducida por Francia, Bélgica y Japón y ganó numerosos premios en distintos festivales como el de Cannes, San Sebastián y Gijón.
En ella podemos rastrear el discurso humanista y de conexión con la Naturaleza marca de la casa Ghibli en la vida de un náufrago en una isla desierta donde los únicos habitantes son los cangrejos, las aves y los seres marinos que habitan la playa y las aguas cercanas. Entre ellos una misteriosa tortuga roja que... mejor vean la peli y disfruten. Es una película emocionante, poética, preciosa.
'La tortuga roja' es la obra más bella de la animación reciente
El tiempo japonés es otra cosa. Frente al bullicio de lo urbano, de las carreras histéricas de los salary-man y los atestados metros tokiotas, está la calma de los campos de arroz, las lluvias de los entornos rurales, el té en un tatami o la contemplación de los cerezos en flor. Es esta temporalidad laxa, que se diluye, la que nos asombra por exótica y nos maravilla desde la mirada occidental.
Ante el frenetismo contemporáneo, donde la inmediatez está a la orden del día, se echan de menos aguas mansas. Por ello, cuando Michaël Dudok de Wit recibió en 2006 la propuesta por parte de Studio Ghibli de realizar su primer largometraje, su primera reacción fue la imperante en nuestro contexto: estrés por las exigencias temporales de realizar una película.
Menos mal, como decíamos, que el tiempo a la japonesa cambia. Isao Takahata, que ya conocía al realizador belga por otras piezas y que, además, le pedía permiso para exhibir en el Museo Ghibli ‘Padre e hija’ -ganadora en 2001 del Óscar al mejor cortometraje de animación-, le instó a tomarse todo el tiempo que necesitara, asesorándole como productor artístico durante todo el proceso.
El proyecto demoró todo lo que necesitó, y hasta 2013 no hubo un guión definitivo. Tres años más tarde, se estrenaría compitiendo en Cannes ‘La tortuga roja’ ('La tortue rouge'), donde la película se alzaría con la mención especial del jurado en la sección Un certain régard.
La coproducción franco-nipona obtuvo una merecida nominación al Óscar como mejor película de animación en esa edición, pero perdió ante la tiranía de la animación digital estadounidense; ganó 'Zootrópolis' ('Zootopia'). Desde que en 2001 se creara la categoría de mejor largometraje animado, 13 de los 16 premios han sido para películas norteamericanas. Sólo se impusieron ‘El viaje de Chihiro’ en 2002, ‘Wallace y Gromit: la maldición de las verduras’ en 2005 y ‘Happy feet’ en 2006. Las dos últimas, coproducciones de EE.UU. con Reino Unido y Australia, respectivamente, lo que convierte a la obra de Miyazaki en la única película de habla no inglesa ganadora de este galardón.
El espíritu de Ghibli
Más allá de la posible justicia de unos premios cada vez más viciados, al menos para el que escribe, ‘La tortuga roja’ es la confirmación de muchas cosas. En primer lugar, el triunfo de una filosofía que parecía destinada a desaparecer. Porque tras el anuncio de que Studio Ghibli cerraría sus puertas, quién sabía si la animación tradicional desaparecería del panorama.
La idiosincrasia de trabajo de Studio Ghibli es muy particular, y sin duda parece contraria a las formas de producción de casi cualquier estudio de animación internacional. El mimo y la dedicación que sus trabajadores imprimen a las obras, que nace de la oposición directa de los fundadores del estudio a la forma de producción de anime que impone Osamu Tezuka, permite que sus proyectos se dilaten en grandes espacios de tiempo.
Evidentemente, en la producción de un largometraje, tardar diez años es un sueño para casi cualquier realizador. Pero los tiempos, que decíamos al inicio, son frenéticos, y Dudok de Wit tuvo la suerte de que su tiempo no estaba sujeto a las condiciones habituales. El grado de implicación con un proyecto que debía ser reflexivo y necesitaba madurar hizo de ‘La tortuga roja’ una idea total, una fábula completa sólo a la altura de los genios honestos.
El proceso de crecimiento de la historia, que vino, volvió y se paseó, sirvió para otra de sus confirmaciones: menos es más. Porque ‘La tortuga roja’, a pesar de su profundidad, se basta de 70 minutos para hablar sobre el ser humano, la naturaleza, la familia o el ciclo de la vida. Y sin ninguna palabra. Muda.
A través de una naturaleza abrumadora que se vuelve protagonista por encima de los personajes que se asoman durante la película, Dudok de Wit se sirve de unos magníficos fondos que cubre toda la pantalla y ningunean, nunca en el mal sentido de la palabra, a los seres humanos que aparecen en ella.
El planteamiento, en evidente negación del antropocentrismo imperante y del individualismo más voraz, nos iguala al resto de elementos de la naturaleza para resaltar una relación con ese entorno que parecemos haber perdido. Quizá, de nuevo, por falta de calma y exceso de frenetismo.
‘La tortuga roja’ es también la epifanía de un náufrago que en realidad es el ser humano: nuestro instinto es el salvajismo frente al entorno natural, la dominación de lo ingobernable, y el fatal desenlace ante lo que no podemos controlar. Nuestro náufrago, llegado a una isla en la que nada no hay nada más allá de plantas y otros animales, termina habituándose a una nueva forma de existencia, donde no necesita oprimir lo que le rodea, sino que convive con ello.
'La tortuga roja', una maravillosa alegoría del tiempo y la vida
La tortuga se nos aparece como toda una alegoría del tiempo y de la vida, como la representación de la calma perdida, de la anhelada pausa que nos desconcierta al principio y nos procura otra existencia cuando la asumimos. Y la mujer que nace del caparazón muerto es el símbolo definitivo de la comunión entre el ser humano, que ya no es invasivo, y la naturaleza.
La formación de una familia que es capaz de convivir y criar a un hijo en armonía con el entorno es un nuevo triunfo en la representación de la coexistencia del ser humano como parte de un esquema natural del que es una pieza más. El propio hijo, que crece y busca tras la ternura inicial de su figura nuevos mundos por explorar, se convierte en signo de la asunción de la irrevocable pérdida.
Ante la marcha del joven, los padres envejecen. El náufrago, ahora un viejo feliz, va a morir al mar, a donde vuelve la mujer que fue tortuga y recupera su forma original. Así, se culmina un círculo fraguado durante todo el largometraje, que mantiene en la película la aspiración de mostrar la existencia y la convivencia con el medio natural como la metáfora de un naufragio.
"Una de las películas más brutalmente emotivas de la historia del cine (...) El relato bélico ahonda en las tripas de la sociedad y la cultura japonesas y desgarra los asideros emocionales del espectador."
“La tarde del veintidós de septiembre del año veinte de Shówa, Seita, que había muerto como un perro abandonado en la estación de Sannomiya, fue incinerado junto a los cadáveres de otros veinte o treinta niños vagabundos en un templo de Nunobiki y sus huesos fueron depositados en el columbario, los restos de un muerto desconocido”. Extraído de la novela “La Tumba de las Luciérnagas” (Akiyuki Nosaka, 1967)
Regresamos a nuestro ciclo de cine de animación con un programa doble. La primera de nuestras películas es 'La tumba de las luciérnagas', que adaptaba en imágenes la novela homónima('Hotaru no Haka') deAkiyuki Nosaka,escrita en 1967. Producida en la 'Factoría Ghibli', fue dirigida por Isao Takahata en lugar del mítico Hayao Miyazaki, aunque el resultado estuvo a la altura de los mejores trabajos de la prestigiosa compañía para convertirse de inmediato en todo un clásico de la animación. La película narra la historia de dos hermanos, Seita y Setsuko, una triste historia inspirada en una fotografía tomada después de la rendición japonesa.
En septiembre de 1945, el ejército estadounidense envió a un fotógrafo, el soldado Joe O'Donnell a documentar, durante siete meses, las consecuencias de las bombas atómicas lanzadas sobre Japón. O'Donnell recorrió los lugares más afectados fotografiando la muerte, destrucción y sufrimiento humanos que la USAF había provocado pero cuya causa primaria había sido el irredento e imperialista militarismo japonés. De toda aquella serie de fotografías hubo una, que le impactó especialmente. Así describió O'Donnell ese momento:
"Pasaba por allí y vi a un niño de unos diez años con un bebé atado a su espalda. En aquellos días en Japón era una imagen habitual de las calles los niños con sus hermanos pequeños atados a la espalda, pero en aquel niño había algo diferente. Estaba como esperando alguna orden o su turno. Estaba descalzo y la expresión de su rostro era muy dura. La cabeza de su hermanito estaba inclinada a un lado, como dormido. El niño permaneció así durante más de cinco minutos. […] Unos hombres vestidos de blanco y con máscaras se acercaron a él y desataron las correas que sostenían al bebé. En ese momento me di cuenta que estaba muerto. Lo cogieron y lo depositaron en una pira funeraria donde se quemaban los cuerpos. El niño se quedó allí, sin moverse, mirando las llamas. Se estaba mordiendo el labio inferior con tanta fuerza que se hizo sangre. El chico se dio la vuelta y se marchó silenciosamente".
De aquella visión estremecedora surgió la novela y de ahí la película que hoy nos ocupa, una película emotiva y demoledora, sin concesiones, sobre dos hermanos, Seita y Setsuko, que se ven separados de su madre al tiempo que su padre, oficial de la marina, se encuentra combatiendo. El panorama a su alrededor cuando sean recogidos por una pariente lejana cerca de la costa se verá cada vez más y más reducido a la miseria y la desesperanza solo aliviada por placeres minúsculos como el agua del mar, los caramelos de fruta o la luz efímera de las luciérnagas.
"Mi lucha no tiene que ver con mi país o mis vecinos. Nada que ver con filias ni fobias, con pactos ni alianzas interesadas en extender fronteras. Mi lucha no es por odio o por honor, no es por venganza. Mi lucha consiste en procurarle a mi hermana una vida normal, una infancia. Que coma algo, que sueñe y ría… Esas cosas. Que vea luciérnagas ahora que los hombres han destruido las estrellas. No se ha librado, que yo sepa, guerra más devastadora que la mía."
Una película extraordinaria que esperamos disfruten.
Versión original subtitulada (siempre recomendada por el Juez Roy Bean)
Sigo desde hace tiempo a Mithun H, un magnífico fotógrafo de fauna salvaje indio que muestra con magníficas imágenes las maravillas de la biodiversidad salvaje de su país. En una de ellas, The Flying Tiger, nos deslumbra con el vuelo del gatazo rayado que obsesionaba a Borges y Kipling. Desde luego, ellos le hubieran dado un like.
¿Cómo será el futuro en el año 2050? A solo tres décadas de distancia, la mayoría de nosotros esperamos seguir existiendo. Entonces, ¿en qué tipo de futuro nos estamos adentrando? Endgame 2050 nos da una idea de ese futuro, y la situación no se ve muy bien. La humanidad se ha acorralado con muchos problemas ecológicos a medida que nos acercamos a mediados de siglo. Con la participación de el músico Moby y de prominentes científicos, Endgame 2050 expone la realidad de que, a menos que actuemos con urgencia ahora, estamos acelerando nuestra propia destrucción.
Nací y crecí en Guadalajara, México. Asistí a la escuela de medicina allí y, como estudiante, mi sueño era ayudar a las personas como médico. Dediqué una década completa de mi vida a la formación médica con ese fin. Con el tiempo, sin embargo, mi perspectiva cambió en lo que creo que es más urgente. He llegado a comprender que los humanos, incluida yo mismo, estamos literalmente destruyendo el planeta en el que vivimos. La humanidad no solo está haciendo que el planeta sea inhabitable para la civilización humana, sino también para innumerables otras especies con las que compartimos este mundo. Creo que este es un crimen como ningún otro y siento un profundo sentido de preocupación, en particular, por todos los otros animales que están siendo diezmados por las actividades humanas.
Hice Endgame 2050 porque quiero que las personas se den cuenta de la gravedad de la situación antes de que sea demasiado tarde. Creo que muchas películas medioambientales no muestran la realidad claramente ni la magnitud de los cambios que son necesarios. A veces no quieren incomodar a la gente. Pero creo que eso perjudica gravemente al público y al planeta. Quería que esta película presentara claramente la grave situación en la que nos encontramos, y la responsabilidad de estos problemas globales que todos tenemos. Creo que le debemos al planeta, a otras especies y a nosotros mismos no enterrar nuestras cabezas en la arena.
Intervinientes: Moby, Boris Worm, Paul Ehrlich, Claire Kremen, Bill Ryerson, Malcolm Potts, Alicia Graves, David M. Romps, Daniel H. Miller, James Gerber, Philip Wollen, Kim A. Williams, Josh LaJaunie, T. Colin Campbell, Bandana Chawla, Munish Chawla, Michelle McMacken y Robert Ostfeld
Es la primera película de Polanski en inglés y, tal vez, su más aterradora e inquietante. El director polaco muestra una conciencia torturada como solo él sabe hacerlo. Luego de su ópera prima «El cuchillo bajo el agua» -premiada en Venecia y nominada al Oscar a Mejor película extranjera- Polanski se afirma como uno de los realizadores más talentosos e innovadores de la época con este segundo largometraje: un oscuro thriller psicosexual que brota de la mente perturbada de su protagonista, la bella y perspicaz Catherine Deneuve.
El film en cuestión forma parte de una de trilogía de terror en departamentos, creada por Polanski, junto a las geniales «El bebé de Rosemary» y «El inquilino». Estrenada mundialmente en Cannes, la película recibió el Premio Especial del Jurado en festival de cine de Berlín.
«Repulsión» trata sobre Carole, una chica que se queda sola una semana en el departamento que comparte con su hermana, y en el cual deberá enfrentarse a sus propios demonios. Su rechazo hacia el sexo y los hombres la sumergen en un infierno surreal, donde lo real no se distinguirá de lo que no es. El papel que le toca interpretar a Deneuve es tormentoso. Afirman los que estuvieron en el set, que el rodaje fue terrorífico. Una sobre exigencia, común en esa época, que hizo que la relación entre actriz-director se rompa. Su actuación es magistral, podemos ver los cambios en su rostro y en sus acciones a medida que avanza el film, todo orquestado por un guión macizo y sin grietas.
Curiosamente, Polanski junto a Gerard Brach (el otro guionista) consideran a «Repulsión» como «un medio para alcanzar un propósito». Es decir, un éxito comercial para poder realizar su próxima obra «Callejón sin salida». La película cuenta con unos sustos bien medidos y proporcionados, que generan una progresiva sensación de miedo. Nos lleva de la mano hacia el aislamiento y la claustrofobia sale a flote. La increíble mezcla de sonido ayuda a incrementar el sentimiento de agobio generada. De hecho, una de las grandes virtudes del film es cómo nos hace vivir en nuestras propias carnes ese proceso de esquizofrenia.
No obstante, para Polanski, «Repulsión» “no es sólo el estudio de una patología sexual, sino también es sobre la manera en que a diario ignoramos los signos que nos indican que alguien cercano está sumido en una crisis”. Este mensaje más profundo de lo que se ve en la superficie de la película, es válido y rescatable (mas allá de los posteriores escándalos que tuvo el director polaco).
Polanski nos proporciona una grieta mental irreparable, mediante pesadillas, sueños y alucinaciones. Atmósfera densa y palpable. Gran terror psicológico de la mano de uno de los genios del género.
En 1958, el dictador chino Mao Tse Tung decretó la movilización popular para acabar con los gorriones, pues se suponía que se apropiaban de la cosecha trabajada por los seres humanos. Por todos los medios imaginables, la población china se lanzó en masa a exterminar a los gorriones y se calcula que fueron eliminados varios millones. El resultado, por supuesto, fue muy distinto del esperado, pues las plagas de insectos se dispararon a partir de ese momento y destruyeron buena parte de las cosechas chinas de los años siguientes.
Con esta poco conocida historiaque ilustra a la perfección los desastrosos efectos de la intervención humana en la Naturaleza, comienza el reportaje que el periodista Jalis de la Serna dedicó a la delicada situación de esta especie, tan querida por el Juez Roy Bean, en nuestro país.
Desde el pasado mes de septiembre el reportero presenta y dirige en La Sexta "Natural", una serie de ocho didácticosreportajes que se centran en el impacto de los humanos en el medioambiente que nos rodean y la necesidad de reconectar con la Naturaleza para cambiar el rumbo de nuestro relación con ella. El primero de ellos ha sido el dramático declive de gorriones que viene dándose en los últimos años: hasta 30 millones de ejemplares de esta ave han desaparecido en los últimos diez años de nuestras ciudades, víctimas de la contaminación, la falta de espacio para sus nidos y una deficiente alimentación, producto de nuestros malos hábitos alimenticios y la competencia con otras aves urbanitas. "El declive de los gorriones, un reflejo de la sociedad", es el elocuente título de este interesante reportaje, con el que les dejamos.
Jalis de la Serna habla con Quique Marcelo, un fotógrafo animales, que captura gorriones comunes y le explica cómo está siendo el declive de estas aves en Natural.
El fotógrafo asegura que en la última década, más de un 20% de gorriones han desaparecido, unos 30 millones en nuestro país. Es decir, uno de cada cinco ejemplares han desaparecido en 10 años. Además, Marcelo enseña a De la Serna su equipo de fotografía con el que sigue la evolución de los carboneros comunes. Incluso en una de las cámaras captura una garza real, un ejemplar que es la primera vez que ve en ese lugar.
El fotógrafo señala que cuando los gorriones crían acuden muchos más al comedero porque están alimentando a los pollos. Según Marcelo, los gorriones siempre están asociados al ser humano, a poblaciones a zonas urbanas. Es decir, donde hay personas, hay gorriones "pero el declive ha sido bestial", alerta.
Beatriz Sánchez, ambientóloga de la Sociedad Española de Ornitología, explica en Natural el porqué del declive de los gorriones en nuestro país. Nuestra dieta rica en grasas, en aditivos y pobres en vitaminas y ácidos grasos tiene mucho que ver. "Funcionan como indicador de que algo estamos haciendo mal", asegura. "Hay mucha comida pero no de calidad", asegura mientras un ejemplar come una miga de pan. "Son aves muy cercanas al ser humano y las ciudades se han especializado en comer nuestras sobras", señala la experta.
Beatriz Sánchez cuenta que los gorriones se alimentan sobre todo de restos, "de lo que desperdiciamos los seres humanos de patatas, de migas de pan, restos de hamburguesa, restos de magdalenas, de bollos...". En definitiva, de comida procesada. Comidas ricas en grasas, en aditivos y pobres en vitaminas y ácidos grasos que son tanto malas para nosotros como para los gorriones.
Para ayudar a que las cifras de gorriones en nuestro país no sigan cayendo, Sánchez explica que lo primero que hay que hacer es "integrar la conservación de la biodiversidad en la planificación y diseño de nuestras ciudades" con la plantación de arbustos y árboles en los que se puedan refugiar. Según señala, hay múltiples estudios que dicen que la biodiversidad nos beneficia a nuestra salud física y mental. "Incluso en barrios con más aves las personas son más felices", afirma.
Frente a este declive, se encuentra el caso de Vitoria, una ciudad que ha aumentando la población de gorriones en un 5% gracias a la calidad del aire. Tranvía eléctrico rodeado de zonas verdes, 150 kilómetros de carril bici, aceras amplias, huertos urbanos... estos son algunos de los elementos que han hecho que Vitoria sea un ejemplo de ciudad verde tal y como ha podido comprobar Jalis de la Serna en Natural.
A comienzos de septiembre ardía el campo de refugiados de Moria en la isla griega de Lesbos. Allí se hacinaban más de 13.000 personas en un espacio pensado para 3.000. Moria era un espacio insalubre, repleto de basura, donde se vivía con unas nefastas condiciones higiénicas y eran frecuentes los enfrentamientos entre los grupos de los propios migrantes, agrupados por nacionalidades. Aunque las causas del incendio no han sido aclaradas, lo cierto es que el fuego ha condenado a miles de familias a vagar por la isla sin techo, son comida y sin saber qué sería de ellos en el futuro.
El periodista Agus Morales, director de la revista 5W, publicó el 20 de septiembre el artículo "El derribo psicológico a los refugiados de Moria", en el explica cómo, lamentablemente, el incendio no sirvió para lograr un mayor compromiso de las autoridades con el bienestar de los refugiados. De hecho, sucedió más bien todo lo contrario:
"Quedará para la historia —la historia de la isla griega de Lesbos, la historia de la mal llamada crisis de los refugiados, la historia del fracaso de las políticas migratorias europeas— el incendio del campo de refugiados de Moria, el mayor de Europa, en el que malvivían unas 13.000 personas. Se dirá que la mayoría —9.000, según la última cifra ofrecida por las autoridades griegas— fueron realojadas en algo más de una semana en una nueva prisión al aire libre: un antiguo campo de tiro del Ejército pegado al mar, casi golpeado por las olas, donde se montaron tiendas de campaña a toda velocidad desde el primer día. Se dirá que la Policía no usó la violencia, salvo en las manifestaciones del 12 de septiembre, durante las cuales lanzaron gases lacrimógenos.
Se dirá que los refugiados se negaban a ir un Moria 2, que exigían ser reubicados en otros países europeos —y que no lo consiguieron, al menos a corto plazo. Pero quedarán en segundo plano, como tantas veces, las otras violencias que explican cómo se venció la voluntad de miles de personas envalentonadas e ilusionadas por un nuevo horizonte, por una vida sin Moria y todo lo que simbolizaba. La violencia del abandono humanitario, la violencia psicológica, la violencia que se sufre cuando te sientes tan pequeño y sabes que el otro es tan grande"
Este documental de ARTE.tv nos muestra lo que sucedió en la isla aquella terrible noche de septiembre y los días posteriores. Pero ahora, tres meses después, la situación sigue siendo insostenible, con miles de refugiados ubicados en un campamento provisional. Tal y como ha denunciado la organización humanitaria Refugee Support Aegean, los refugiados están alojados en carpas sin ningún tipo de protección contra el frío, en malas condiciones higiénicas y sufriendo cortes de electricidad e inundaciones frecuentes. ¿Hasta cuándo se seguirá permitiendo esta falta de humanidad, esta insolidaridad flagrante, hasta cuando seguirán Europa y los europeos mostrando sus vergüenzas?
(Contraseña para ver el vídeo Dailymotion: Roybean)
Una vez más volvemos a compartir por aquí un documental de la fabulosa ARTE TV, una de nuestras fuentes de referencia en este blog. En esta ocasión es para traeros un documental en dos partes sobre el siniestro Ku Klux Klan, el grupo racista estadounidense de los capuchones blancos. En los últimos meses, a raíz de las protestas del movimiento Black Lives Matter y la reacción a las mismas instigada por el ya expresidente Donald Trump, las ideas y las acciones violentas de este grupo han vuelto a estar tristemente de actualidad.
Este documental en dos partes recorre la historia del "grupo terrorista
más antiguo de los Estados Unidos": el Ku Klux Klan. Desde 1865 hasta
hoy, retrata la violencia impune con la que el KKK ha llevado a cabo sus
objetivos racistas en nombre de la “supremacía de la raza blanca”.
1. El nacimiento del 'Imperio Invisible'
El primer capítulo del documental narra los inicios del Ku Klux Klan, a mediados del siglo XIX, hasta justo después de la Segunda Guerra Mundial.
2. Resurrecciones
En este segundo episodio se cuenta la evolución del KKK de los años 50 hasta la actualidad.
Escuchad el sonido del naufragio que vivimos ayer.
El grito desesperado de una madre en busca de su bebé de 6 meses de vida, en medio del caos.
Le recuperamos del mar en parada respiratoria, remontó, pero horas más tarde su pequeño cuerpo no resistió.
Ella es la madre de Jusuf.
En este blog somos muy de Open Arms y por eso no podíamos dejar pasar sin publicar este video terrible que nos muestra una vez más las tragedias de la migración. Sólo en este 2020 cerca de 900 migrantes han muerto en el Mediterráneo tratando de llegar a Europa. Hace unos días nos estremecimos con el video del rescate del naufragio de una patera a la deriva y los gritos desesperados de una mujer que sólo podía repetir "I lost my baby" (perdí a mi bebé), tras desaparecer su hijo en el mar.
De hecho, los rescatistas de Open Arms lograron encontrarlo y subirlo a bordo de su barco pero no pudieron reanimarlo y terminó falleciendo. La foto que encabeza este post es del momento en que se lo dicen y ella simplemente queda por los suelos, destruida, como una Pietá moderna desposeída de lo que más quiere. Nada en su vida volverá a ser igual después de ese momento. Ella es Aya, la madre de Yusuf, y ya está en nuestro país. Desde aquí esperamos que pueda continuar con una vida digna aunque nunca olvidará el momento en que el mar le arrebató una parte, quizás la más importante, de sí misma.
"¡He perdido a mi bebé! ¡He perdido a mi bebé!". Ese es el grito desgarrador de una madre que acaba de perder a su hijo en el naufragio de una patera en el Mediterráneo central. El vídeo lo ha compartido en Twitter la ONG Open Arms, que ayer rescató a la embarcación, aunque no pudo evitar la muerte del bebé y de otras cinco personas.
"No me voy sin mi hijo", exclama en el vídeo la mujer. El niño, un bebé de seis meses llamado Joseph, fue rescatado en estado crítico y llevado a bordo del Open Arms, pero, tal y como han publicado desde la ONG, apenas unas horas más tarde falleció.
La ONG rescató a 111 personas de una patera que llevaba desde el martes a la deriva y que fue encontrada al poco tiempo de que cediera el suelo de la patera, según ha explicado su fundador, Óscar Camps.
"Somos un grupo de voluntarios con un viejo barco y aunque la entrega es grande, solos en el mar no podemos contener la tragedia del Mediterráneo", ha recordado en redes sociales el fundador de la organización, solicitando "corredores humanitarios ya".
Presentamos aquí dos nuevos documentales de ARTE TV, una de nuestros proveedores de confianza. En este caso, se trata de dos reportajes muy pertinentes para comprender la brecha política e ideológica que divide a la sociedad polaca. Estamos hablando de un país que superando a Irlanda, es el más devotamente católico de toda Europa.
Desde el año 2015 el presidente del país es Andrzej Duda, del partido nacionalista y ultraconservador Ley y Justicia. Como tal, el gobierno de Duda ha emprendido una ofensiva contra los derechos y libertades de las mujeres y de la comunidad LGTB. Desde hace unos meses, decenas de municipios se han declarado "zonas libres de ideología LGTB", lo que supone de facto la expulsión de los homosexuales de dichas localidades.
El Tribunal Constitucional de Polonia, cuya independencia ha sido seriamente menoscabada por el gobierno derechista de Duda, emitió a finales de octubre una sentencia que inundó las calles polacas de indignación. La sentencia responde a una demanda interpuesta por el partido en el gobierno. El Tribunal Constitucional de Polonia falló que la interrupción del embarazo por malformación del feto es inconstitucional, reduciendo los supuestos legales a violación, incesto y grave riesgo para la salud de la madre o daño irreversible del feto.
Tras una semana de protestas, el gobierno se vio obligado a dar marcha atrás y legalizará de nuevo el aborto por malformaciones fetales. Ambos documentales son un fiel acercamiento a la lucha de las mujeres polacas contras las políticas del gobierno ultraconservador de Duda. ¡¡Chicas, estamos con vosotras!!
Polonia: Artistas por la igualdad
En Polonia, el aborto es casi ilegal, a pesar de la oposición de cientos de miles de personas que han salido a las calles desde 2016. Viajamos a Varsovia para entrevistar a mujeres que trabajan en la encrucijada del arte y el activismo.
Presentación : Bianca Hauda y Romy Straßenburg. (Contraseña para ver el vídeo Dailymotion: Roybean)
Educación sexual en Polonia
Clases de educación sexual suspendidas, una moral sexual profundamente arraigada en el catolicismo y un gobierno que denigra abiertamente a las minorías sexuales: la cuestión de la sexualidad divide profundamente a la sociedad polaca. (Contraseña para ver el vídeo Dailymotion: Roybean)
"De Nairobi a Saigón, del Ganges al Congo, la semilla de la revuelta siempre estuvo ahí. La descolonización empezó el primer día de la colonización."
Este año 2020 se celebra los 60 años de las independencias africanas en varios países que fueron colonizados por Francia. Camerún, Togo, Madagascar y la Federación de Malí que meses después se dividiría en Senegal y Malí. También ese año Bélgica y Reino Unido aceptaron las independencias de la República Democrática del Congo y Somalia a final de junio. Dos meses más tarde, agosto protagonizaría el mayor número de independencias, las de los territorios del África Occidental y África Ecuatorial francesas: Dahomey (el actual Benín), Níger, Alto Volta (el actual Burkina Faso) y Costa de Marfil por una parte, y Chad, República Centroafricana, República del Congo y Gabón por otra.
Para celebrar estas seis décadas de libertad la productora franco-alemana ARTE (una de nuestras proveedoras de confianza) ha publicado una serie documental en tres capítulos dirigidos por los realizadores Karim Miské y Marc Ball y el historiador Pierre Singaravélou.
El nivel de los trabajos de ARTE siempre es alto pero estos tres ensayos históricos son realmente extraordinarios y su innovador enfoque, desde la mirada de los propios colonizados, permite recontar 150 años de procesos revolucionarios de lucha contra el dominio europeo en Asia, el Magreb y África subsahariana. Y lo hace a través de sus líderes pero también de los anónimos individuos que sufrieron las penalidades y represiones de los colonizadores.
Con un guión eficaz, incisivo y poético locutado poderosamente por el actor Reda Kateb y a través imágenes de archivos, reconstrucciones y animaciones, 'Descolonizaciones' compone un humanista frescohistórico que recompone la narrativa de los movimientos revolucionarios que acabaron con décadas de ocupación política, militar y social, de genocidios, represión y racismo institucionalizado, aunque fuera para, en demasiados casos, caer en manos de otros explotadores, esta vez propios. Tres magníficos documentales para revivir aquel grito de libertad que aún resuena sesenta años después.
Descolonizaciones (1-3) Aprendizaje
En el primero asistimos a la precoz lucha por la libertad de la princesa india Manikarnika Tambe en la India dominada por la Compañía Británica de las Indias Orientales (la mayor empresa del mundo de la época), que instigaría la rebelión de los cipayos en 1857. También al engaño instigado por Pierre Savorgnan de Brazza que lleva a la firma del tratado que el "makoko" (rey) del pueblo batekeIloo I rubrica y con el que cede a Francia los derechos de su territorio en la actual República del Congo. El reparto de África en la Conferencia de Berlín de 1885 despieza Africa entre las potencias europeas y llevaría a la creación del Estado Independiente del Congo, la mayor propiedad privada del mundo, la personal infamia del rey belga Leopoldo II.
Parece que el mito de la superioridad de la raza blanca sobre el resto se ve confirmado sobre el terreno. Pero el antropólogo haitiano Anténor Fireminusaría la ciencia para rebelarse contra el racismo científico que parecía sustentar esa idea. Además, otros activistas como Alice Seely Harris y Edmundo Morel utilizan las modernas técnicas fotográficas para denunciar el genocidio de Leopoldo. Pero también Alemania lleva a cabo otro genocidio en África del Sudoeste (la actual Namibia) sobre el pueblo herero a principios del siglo XX. El colonialismo impera en el mundo, pero la rebelión ya comienza a gestarse en la mente de los oprimidos.
Descolonizaciones (2-3) Liberación
Este segundo episodio, que va de
1927 a 1954, es el del enfrentamiento, de Argelia a la India. En los primeros años del siglo XX tuvo lugar una primera ola de levantamientos antiimperialistas (China, Irán, México), pero estos eventos no evocaron expresiones significativas de solidaridad en Europa.
A través
de las figuras del senegalés Lamine Senghor, el hindú Jawaharlal Nehru, el vietnamita Ho Chi Minh, futuro vencedor del Dien Bien Phu, el argelino Messali Hadj, o el keniano
Wambui Waiyaki, intrépido joven recluta del Mau Mau. La Internacional Comunista (o Kommintern) se relaciona con la élite del anticolonialismo con la esperanza de acabar primero con el imperialismo europeo y después, el capitalismo.
La Liga Antiimperialista en 1927 (fundada en Bruselas) les invita al Primer Congreso Antiimperialista, en Moscú. Era el primer intento de estructurar la unidad anticolonial.
El viaje de la hindú Sarojini Naidu (que sería la primera gobernadora en la India) por Estados Unidos entre 1928 y 1929 en el que comprueba como en el gran país norteamericano también existen parias, los negros. En la India, la lucha radicalmente pacifista de un hombrecillo descalzo el Mahatma Gandhi hace tambalearse al Imperio Británico y propicia la independencia de su país y la traumática separación de Pakistán. Tras su asesinato, será su sobrina Indira la que gobierne a los indios.
Descolonizaciones (3-3) El mundo es nuestro (ARTE - Karim Miské, 2019)
Desde la independencia hasta la era
poscolonial, este tercer y último episodio, que va de 1956 a 2013,
comienza con las palabras del psiquiatra antillano Frantz Fanon, que se
une a los maquis del FLN en Argelia.
Como otra guerra más en un país lejano y desconocido
difícil de ubicar en el mapa, la cobertura mediática de la
guerra entre Armenia y Azerbaiyán que estalló el pasado 27 de septiembre tras
meses de tensiones, ha sido a todas luces insuficiente y poco precisa.
Desde el comienzo, el marco en el que se encuadró el conflicto fue el de dos países
enfrentados por dominar un territorio, la región fronteriza de Nagorno Karabaj,
república independiente desde 1991 en la que tres cuartas partes de la población es armenia.
No es ese ni mucho menos un relato acertado de la guerra, que ya apenas empezar se convirtió en un problema internacional en el que han
intervenido de forma directa o indirecta Turquía, Rusia, Estados Unidos e
Israel. También su cierre en falso y su tratado de paz han implicado activamente tanto a Rusia como a Turquía.
Lo que ha pasado en Nagorno Karabaj no tiene nada que ver con una guerra propiciada por las ambiciones expansionistas y las rivalidades históricas entre naciones vecinas. Entre 1988 y 1994 tuvo lugar la conocida como Guerra del Alto Karabaj, con los mismos contendientes y por el mismo motivo. En 1917 la Unión Soviética le cedió la región a la República Democrática de Azerbaiyán y, tras la disolución del estado comunista, un referéndum por la indepedencia de Nagorno Karabaj obtuvo el 99,98% de los votos a favor. Azerbaiyán trató de impedir el referéndum y de hecho mantuvo la guerra tres años más. En 1994, por mediación de Rusia, ambas partes firman un alto al fuego -que no la paz- que duró hasta hace unas semanas. Y fue Azerbaiyán quien rompió la tregua.
Juan Pablo Artimian, doctor en historia por la State
University of New York at Stony Broo, escribió un artículo para la Revista
Bordes de gran interés para comprender la gestación y naturaleza del conflicto.
Sobre las consecuencias de aquella primera guerra y del referéndum
de independencia:
“Artasj [así se llama la república establecida en la
región] quedó bajo el control de facto de sus pobladores armenios, pero sin
formar parte de la República de Armenia. Desde el fin de la guerra se ha
tratado de forma infructuosa de llegar a algún tipo de solución diplomática
entre Armenia y Azerbaiyán bajo los auspicios de Francia, Estados Unidos y
Rusia. Sin embargo, en 2016 hubo, una vez más, enfrentamientos militares, así como
en julio de este año cuando Azerbaiyán no sólo atacó Artsaj sino también a la
república de Armenia”
En la mañana del 27 de septiembre Azerbaiyán lanzó una
ofensiva terrestre con formaciones blindadas, apoyadas por artillería y drones. Del relato que han transmitido los grandes medios se extrae fácilmente la conclusión de que "los dos bandos son igual de culpables", "ambos son responsables", y nada más lejos de la realidad. No se trata simplemente de que fuese Azerbaiyán quien tirase la primera piedra, que es algo casi anecdótico. Lo relevante es tener presente el trasfondo geopolítico y entender la situación en que se encuentran ambos países. Una vez más, el profesor Juan Pablo Artimian explica:
“Es importante destacar algunas diferencias claves. En
primer lugar, la narrativa de los medios que busca equiparar dos ex republicas
soviéticas, perdidas y alejadas de nuestra realidad, como
aparentemente equilibradas se derrumba ante una simple comparación. La
población de Azerbaiyán es de más de 10 millones de personas. A ello debemos
sumar el apoyo de Turquía cuya población es de más de 80 millones de personas y
cuya frontera también limita con Armenia. La república de Armenia, que limita
también con Azerbaiyán apenas cuenta con menos de tres millones de habitantes.
En términos armamentísticos el presupuesto de Azerbaiyán, cuyos recursos
económicos son superiores, producto de sus pozos de petróleo, supera
ampliamente al de Armenia. Además, los azeríes cuentan con el apoyo activo de
Turquía cuyo ejército es uno de los más importantes de la OTAN“
El siguiente vídeo de VisualPolitik es de gran utilidad para comprender cuáles son los intereses y los motivos ocultos que están detrás de esta guerra:
Un genocidio en la memoria
Más allá de las causas políticas inmediatas y los intereses estratégicos en juego, echar la vista atrás y conocer la historia de la región nos da una perspectiva más amplia de lo que está sucediendo. Entre 1915 y 1916, otros historiadores lo alargan hasta 1923, tuvo lugar el genocidio armenio promovido y ejecutado por el grupo nacionalista Jóvenes Turcos. Aproximadamente un millón y medio de armenios, ciudadanos del Imperio Otomano, fueron asesinados en el empeño de crear una Turquía étnica y religiosamente homogénea.
La propaganda del nacionalismo turco mostraba a los armenios como saboteadores al servicio de Rusia, país que en ese momento se enfrentaba a los otomanos en la I Guerra Mundial. Su objetivo era "limpiar" la patria de poblaciones minoritarias que eran utilizadas como chivos expiatorios de todos los males del país.
Los armenios no fueron los únicos perseguidos por esta causa -también los griegos y los sirios sufrieron lo suyo- pero sí los principales damnificados. En el año 2016 salió a la luz un estremecedor documento interno de los Jóvenes Turcos, partido en el poder desde 1908, que detalla las instrucciones a seguir por el ejército para exterminar a los armenios. El punto número cinco insta a "aplicar medidas para exterminar a todos los hombres de menos de 50 años, a sacerdotes y maestros, dejando a muchachas y a niños para ser islamizados". Este documental emitido en la televisión francesa explica lo que pasó aquellos años:
Las repercusiones de aquella brutal matanza siguen pesando hoy en día, y tienen mucho que ver con esta guerra. En primer lugar, y aunque la inmigración masiva ya había empezado unos años antes, el genocidio impulsó una diáspora armenia cuyas consecuencias siguen siendo bien visibles hoy en día. Mientras que en Armenia viven unos tres millones de armenios, hay otros ocho millones repartidos por todo el mundo. Las comunidades armenias en Rusia, Estados y Francia superan el millón de miembros. La mayoría de ellos, descendientes de quienes tuvieron que huir de la despiadada persecución otomana.
Pese a todo, Turquía sigue sin reconocer oficialmente el genocidio de los armenios. No solo eso, sino que con frecuencia eleva enérgicas quejas cuando algún gobierno o institución califica de ese modo lo acontecido hace algo más de un siglo en los desiertos de Anatolia. En 2016, el presidente Recep Tayyip Erdogan retiró a su embajador en el Vaticano después de que el Papa Francisco dijese que el de los armenios había sido "el primer genocidio del siglo XX". Erdogan, nacionalista como los Jóvenes Turcos pero sustituyendo el kemalismo laico por un islamismo cada vez más descarado, no tolera el más mínimo cuestionamiento de la historia oficial de su país.
Un hombre entre las ruinas de su casa en Stepanakert
Y es precisamente Erdogan quien está ahora detrás de la agresión azerbayaní contra Armenia. Ante esa perspectiva, no es de extrañar que los armenios teman que puedan repetirse episodios similares a los de 1915-1918. No es descabellado sospechar que los azeríes, de etnia turca y musulmanes, tengan la intención de aniquilar o forzar a la huida a los armenios de Nagorno Karabaj para islamizar la zona. Y todo ello con la venia de Turquía y el armamento cedido por Erdogan. El tratado de paz que se ha firmado, siguiendo la política de los hechos consumados, ya ha forzado la huida de miles de armenios de sus casas ante el temor a las represalias azeríes.
Situación política en Azerbaiyán
En la anterior cita del artículo del profesor Artimian se exponía la asimetría de fuerzas militares y recursos, tanto humanos como económicos, de Armenia y Azerbaiyán. Este último dispone de grandes reservas petrolíferas, una pujante agricultura y es atravesado por varios gasoductos que parten del mar Caspio y terminan en el Mediterráneo, surtiendo de gas natural a los países europeos. Su Producto Interior Bruto es más de tres veces superior al de Armenia.
No son esas las únicas diferencias que separan a ambos países. Sus sistemas políticos y forma de gobierno también difieren de forma notable. Ilham Aliyev es el presidente de Azerbaiyán e hijo del anterior presidente del país y nunca ha ocultado el desprecio que siente por los armenios, declarando en público que "los armenios son sus mayores enemigos" o que "Armenia como país no tiene ningún valor".
Aliyev lleva en el cargo desde 2003 y ha ganado cuatro elecciones consecutivas con más del 80% de los votos, lo cual suena como poco sospechoso. De hecho, todos los índices internacionales sobre libertad política y derechos civiles suspenden al país caucásico. La revista The Economist sitúa a Azerbaiyán en el puesto 129 de 167 en su "Democracy Index". La organización no gubernamentel Freedom House, dedicada a promocionar la democracia y la libertad política, ha calificado al país como "no libre". Según dicha institución, Azerbaiyán obtiene una puntuación de 6 en el índice de derechos políticos y de 5 en el de libertades civiles, siendo 7 el más autoritario y 1 el más democrático.
Y un último dato, este extraído de la clasificación mundial de libertad de prensa que elabora todos los años Reporteros sin Fronteras. De los 180 países incluidos en la lista, Azerbaiyán ocupa el puesto 168. Yemen, Guinea Ecuatorial o Somalia registran mayores índices de libertad de expresión que esta nación caucásica. De hecho, durante todo el conflicto se impidió el acceso de la prensa extranjera a Azerbaiyán y se han limitado varias redes sociales en el país. El bloqueo informativo como estrategia de guerra.
Situación política en Armenia
La situación política y el respeto a las libertades es muy distinto en Armenia. En el año 2018 tuvo lugar la que se conoció como "Revolución de Terciopelo en Armenia". Tras semanas de protestas, y sin disparar ni un solo tiro, los armenios lograron derrocar al presidente Serzh Sargsyan. En poder desde 2008, Sargsyan había pergeñado varias reformas constitucionales, recurriendo a diversas irregularidades, orientadas a perpetuarse en el poder.
A la vista del fraude que se estaba tramando, el periodista Nikol Pashinyan echó a andar desde Gyumri, la segunda ciudad del país, junto a su perro y un grupo de seguidores. Al cabo de quince días llegó a Erevan, la capital del país, donde le esperaban miles de manifestantes, sobre todo estudiantes. Las protestas continuaron durante días hasta que Sargsyan dimitió y Pashinyan le sustituyó como presidente. Desde entonces, Pashinyan inició una serie de reformas orientadas a acabar con la corrupción endémica en el país, democratizar el Estado y desarrollar la economía.
El periodista Andrés Mourenza, corresponsal de El País en Turquía, viajó al país unos meses después de la revuelta. En la revista 5W publicó la crónica "Revolución milenial en Armenia", de la que entresacamos algunos párrafos:
"Pashinyán ha sido siempre un verdadero dolor de muelas para la autoridad. Nunca terminó su carrera porque fue expulsado de la facultad de Periodismo, oficialmente por saltarse clases, pero según sus compañeros a causa de un artículo en el que denunciaba la corrupción de la universidad. A finales de la década de 1990 fundó un diario, que le cerraron un año después. Creó otro y continuó su cruzada contra el creciente autoritarismo. Después dio el salto a la política y en 2012 fue elegido diputado por el partido de Ter-Petrosyán, y al año siguiente fundó su propia formación, Contrato Civil.
Quienes lo conocen lo definen como un político liberal, populista y pragmático, y como un batallador incansable y carismático. “Defiende los derechos humanos, la meritocracia y la igualdad”, dice Arsen Jaratyán, compañero de partido"
"Definir el carácter de la revolución de Armenia es harto complicado. No está claro si es una revolución progresista, liberal, populista, derechista o todo a la vez. O nada de eso. El poeta Arto Vaun la ha definido como una “clase magistral de socialismo”, algo que se antoja audaz teniendo en cuenta quiénes son los partidos que apoyan al Gobierno de Pashinyán: la conservadora Próspera Armenia, la coalición liberal Yelq y la Federación Revolucionaria Armenia, que, aunque se declare socialdemócrata, se define más bien por su nacionalismo. El propio primer ministro ha dicho, con ese tono tan en boga en estos tiempos, que “la división entre derecha e izquierda ya no funciona”.
"Dentro del movimiento revolucionario hay quienes presionan para lograr mayores avances democráticos con propuestas clásicas de la izquierda. “Una de las partes clave de nuestro programa es la democracia directa. Durante veintipico años, no se ha escuchado la voz del pueblo, se le ha dicho al pueblo que era estúpido, que no sabía lo que le convenía, que no entendía de estas cosas... y eso es inaceptable. El artículo segundo de nuestra Constitución dice que el poder recae en el pueblo”, afirma Sona Ghazaryán, elegida concejala de la capital tras la revolución: “Uno de los valores de la revolución es involucrar a los ciudadanos en el proceso político, hacerles ver que tienen el poder de decidir. Y por eso nuestro compromiso es que para todas las decisiones importantes, también a nivel municipal, se consulte al pueblo mediante referéndum”.
Todos los avances e ilusiones de las jóvenes generaciones se ven ahora amenazadas por la guerra con el vecino azerí. El malestar generado por la firma del tratado de paz y la entrega de territorio armenio a Azerbaiyán está haciendo tambalearse la presidencia de Pashinyán. A las pocas horas de la firma del acuerdo, la ira de los armenios llevó a la multitud a asaltar diversos edificios estatales, incluyendo el parlamento nacional, pidiendo la dimisión del gobierno por "traicionar el país". El futuro político de Armenia es ahora mismo incierto.
Una guerra desigual
Azerbaiyán, con su superioridad militar y el apoyo armamentístico de Turquía, tuvo desde el principio la partida de su lado. En las pocas semanas que duró el conflicto no tuvo reparos a la hora de desplegar su tecnología militar, recurriendo incluso a armamento químico ilegal y bombas de racimo. Ya desde los primeros días de guerra fue una constante el uso de drones por ambos bandos, pero muy especialmente por parte de los azeríes.
El periodista Pablo González, que pasó varias semanas sobre el terreno cubriendo el conflicto para la Agencia EFE, da cuenta de la aplastante superioridad de los azeríes en esta cuestión. El aliado de Erdogan dispone de los drones suicidas israelíes Harop y otros modelos de la misma nacionalidad como el Orbiter y el Hermes, así como los propios turcos Bayraktrar TB12. El ejército armenio sólo dispone del Krunk, un dron de fabricación propia. Según fuentes consultadas por el periodista español, ese es un signo indudable de que Azerbaiyán se había preparado a conciencia para la guerra, comprando distintos tipos de drones tanto a Turquía como a Israel para distintas misiones tácticas.
El propio presidente de Azerbaiyán se congratuló de la eficacia de sus adquisiciones: "Gracias a los avanzados drones turcos propiedad del ejército de Azerbaiyán, nuestras bajas en el frente se redujeron".
También se han registrado estas semanas ataques azeríes con fósforo blanco sobre el Nagorno Karabaj. El fósforo blanco es un agente incendiario que puede causar quemaduras graves que producen una alta mortalidad debido a la absorción del fósforo en el cuerpo y el daño que producen en órganos internos. Este compuesto químico se utiliza para quemar los bosques en los cuales se esconden los civiles durante los ataques del ejército azerí.
El uso de municiones de fósforo está explícitamente prohibido por numerosos tratados internacionales. Su utilización constituye una violación del Derecho Internacional Humanitario, el derecho consuetudinario, las Convenciones de Ginebra y las convenciones pertinentes de las Naciones Unidas. “Estas municiones tienen claros efectos de destrucción masiva para el medio ambiente: ahora también se utilizan contra civiles por las fuerzas militares azerbaiyanas y en este contexto están prohibidas por el derecho internacional”, declararon los Defensores de los Derechos Humanos de Armenia y Artsaj.
Además de estas armas incendiarias, Amnistía Internacional y Human Rights Watch han denunciado el uso de municiones de racimo por parte del ejército azerí contra áreas residenciales. Estas municiones están prohibidas por un tratado internacional de la Convención sobre Municiones en Racimo, suscrito en 2008 por más de 100 naciones. Estas bombas de racimo suponen una grave amenaza para la población civil, ya que en su funcionamiento encadenan varias explosiones que pueden cubrir un amplio territorio.
“Los niños empezaron a gritar y todo el mundo entró en pánico cuando las bombas empezaron a caer. Abrimos las ventanillas y vimos que los coches se estaban quemando. Vimos que tenían cositas rosadas que las hacían arder, así que corrimos al sótano”, contó una mujer de 69 años, habitante de Stepanakert, a la ONG Human Rights Watch a propósito de los ataques con bombas de racimo.
Según Amnistía Internacional, también el ejército armenio habría recurrido a este armamento contra civiles azerbayanos. Fue el pasado 28 de octubre en un ataque contra la ciudad de Barca que habría causado 21 muertos y casi 80 heridos.
Based on preliminary data, #Azerbaijan used banned white phosphorus munitions over #Artsakh/#Karabakh causing fires to forests next to civilian communities. In addition to #ecological disaster they aim at burning the people hidden in the forests. pic.twitter.com/dp4xYy0Mx5 — Artak Beglaryan (@Artak_Beglaryan) October 30, 2020
Darle alas a Turquía
Como era de suponer, la comunidad internacional ha afrontado esta guerra con absoluta indiferencia y pasividad, esta vez con la excusa de las elecciones USA. Como si no se diese cuenta de las gravísimas implicaciones políticas y estratégicas de este conflicto. Erdogan lleva ya unos meses con una actitud abiertamente desafiante hacia Occidente: la conversión de Santa Sofía en una mezquita, las descalificaciones contra Macron o las acusaciones de islamofobia contra la Unión Europea: "La situación de los musulmanes en Europa es parecida a la de los judíos antes del Holocausto", dijo hace unas semanas.
Y esta guerra en Nagorno Karabaj se enmarca dentro de esa misma estrategia turca de tensar la cuerda para ver hasta donde puede llegar. Parece mentira que los analistas y diplomáticos no sean capaces de verlo, y sí los ciudadanos armenios de a pie. Bernardo Álvarez-Villar entrevistó para Nortes a Karen Kachatryan, un empresario armenio que lleva una década viviendo en España y ve la situación de la siguiente manera:
Karen Kachatryan con la bandera de Armenia FOTO: Iván G. Fernández
"Si todo el mundo se queda callado y no hace nada, al final Turquía se va a meter más. Les abren una puerta que luego van a pasar. No es una guerra solo de los armenios. Azerbaiyán por sí misma no empezaría, empezó porque Turquía le dio alas. A Turquía le interesa porque quiere dominar más territorio y enseñar a todo el mundo que es un país potente. Turquía está jugando a un juego y metió a Azerbaiyan, pero Azerbaiyán es un soldado para Turquía".
El profesor Juan Pablo Artimian, a quien citamos al comienzo de esta entrada, resume de forma magistral el alcance de esta guerra en el Cáucaso:
"El peligro de esta nueva agresión militar, en un mundo
atravesado por la pandemia y la crisis económica global, abre las puertas para
que regímenes autoritarios y ultranacionalistas involucrados en esta guerra,
como la Turquía de Erdogan, arrastren a los países a una conflagración de
mayores dimensiones. Para los armenios la guerra se vive en una marco mental y
emocional de supervivencia (...) El suministro de armamento, drones
y terroristas enviados desde Siria vía Turquía para su involucramiento en el
ataque contra los armenios muestra el interés de Ankara en el Cáucaso".
En un contexto global tan agitado como el de estos últimos meses, lo que estaba en juego en el Nagorno Karabaj era mucho más que el control de un territorio montañoso de escasa importancia estratégica. Se trataba, en definitiva, de que la comunidad internacional demuestrase su compromiso con la democracia y los derechos humanos y fuese capaz de pararle los pies al islamismo radical que Erdogan promueve desde Ankara. Al final no ha sido así.
Acuerdo de paz a la fuerza
Tras seis semanas de enfrentamientos desiguales, ambos contendientes llegaron a un acuerdo para poner fin a las hostilidades. Un acuerdo que entró en vigor el pasado martes 10 de octubre y que le concede a Azerbaiyán el dominio de los territorios que tomó en el transcurso de la contienda. Armenia se ha visto obligada a retirarse de varias zonas que controlaba, y se acordó que se desplegasen en la zona tropas rusas para garantizar el cumplimiento de los acuerdos.
"Esta no es una victoria, pero no hay derrota hasta que te consideras derrotado", reconoció el presidente armenio. También Arayik Harutyunyan, líder armenio de Nagorno Karabaj, tuvo que admitir que no les quedó más remedio que firmar la paz ante la aplastante superioridad del ejército azerí. Pocos días antes de la firma del tratado de paz los azeríes conquistaron Shusha, la segunda ciudad de la región, y los armenios no tenían posibilidades de seguir resistiendo.
Entre las condiciones del trato, Armenia pierde el control sobre los siete distritos azerbaiyanos adyacentes a Nagorno Karabaj y también la segunda ciudad del enclave, Shushá -o Shushi para los armenios-, que se encuentra a solo 11 kilómetros de la capital, Stepanakert.
Pese a que el conflicto ha sido breve, los muertos se cuentan por miles. La portavoz del ministerio armenio de Salud, Alina Nikoghosian, informó el 14 de noviembre de que "nuestro servicio forense ha examinado los cuerpos de 2.317 militares muertos, incluyendo cuerpos no identificados”. Azerbaiyán no ha aportado datos sobre el número de bajas militares en sus filas.
No hay cifras exactas sobre las víctimas civiles de la guerra. Se estima que estas seis semanas de guerra han perdido la vida unos 60 civiles azeríes y 45 armenios. Las vidas inocentes que siempre se cobran las guerras.