It’s really a great honor to have my music used in this beautiful, poignant, heartbreaking animation created by Dustin Brown for @Last Chance for Animals. Working for animal rights is my life’s work, and I’m always happy to contribute in any way that I can (Moby)
Creado por Dustin Brown para la organización animalista Last Chance For Animals y con el tema 'Why does my heart feel so bad?' del siempre comprometido Moby como banda sonora, publicamos el conmovedor corto de animación 'Super Cow', una mirada emocionada a la siempre oculta muerte de los seres vivos sintientes conocidos comúnmente como 'ganado'.
Cada ser, cada vida, importa y millones de ellas son inmoladas cada día en aras de nuestro desmedido consumo por la proteína animal, que además es una de las causas principales de la deforestación, el consumo de agua y la emisión de gases de efecto invernadero.
Desde este blog queremos trasladar a nuestros seguidores, no muchos pero sí selectos, el consejo de virar a una alimentación vegana o vegetariana como mejor forma, no sólo de protegerlos a ellos sino también nuestro planeta.
El líder campesino de la Amazonia Erasmo Theofilo afirma que las elecciones presidenciales de 2022 son las más importantes de la historia de Brasil. Pero no pudo votar en la primera vuelta, el pasado 2 de octubre. Él, su mujer Natalha y sus cuatro hijos pequeños están, por quinta vez durante el Gobierno de Jair Bolsonaro, candidato a la reelección, escondidos para que los destructores de la Amazonia no los asesinen. A miles de kilómetros de su refugio, Ana Mirtes, desempleada, se despertó el día de las elecciones dispuesta a votar al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. Pero desistió. Vive en São Paulo, la ciudad más rica de Brasil, pero si se gastaba el dinero en el autobús hasta el colegio electoral, su hijo de 10 años no comería ese día. Su familia forma parte de los 33 millones de brasileños que pasan hambre y tienen que escoger entre votar o comer. Entre el protector de la selva que no puede votar en unas elecciones decisivas para su vida y la mujer desempleada que tuvo que elegir entre comer y votar se dibuja la tragedia que vive Brasil en este momento.
Un partidario del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, durante un evento religioso en Brasilia este lunes. ERALDO PERES (AP)
Una tragedia con final incierto. Lula obtuvo seis millones de votos más que Bolsonaro en la primera vuelta, pero no fueron suficientes para derrotar al actual presidente. Dada la situación de catástrofe social y ambiental de Brasil, los 51 millones de votos que recibió Bolsonaro son sorprendentes. En las últimas semanas antes de la segunda vuelta, el ultraderechista sigue utilizando la maquinaria del Estado para su campaña sin que las instituciones que quedan puedan impedirlo.
São Paulo, donde vive Ana, es el mayor colegio electoral del país, decisivo para el resultado de las elecciones que afectan a la vida de los defensores de la Amazonia y de la propia selva, que con el actual presidente ha sufrido la deforestación más intensa de los últimos 15 años. El 19 de agosto de 2019, Ana y toda la población del centro económico de Brasil vio cómo “el día se convertía en noche” en la gigantesca metrópolis debido a la ceniza de los incendios de la Amazonia. Era una señal de que lo que ocurre en la selva repercute muy lejos y sigue reverberando en cadena. Las elecciones brasileñas también deben entenderse así: el resultado de las urnas no afectará solo a Brasil, sino al planeta. Si tuviera consciencia climática, la población mundial pondría estas elecciones en el centro de sus preocupaciones.
El Congreso y gran parte de los gobernadores elegidos en la primera vuelta han aumentado todavía más el riesgo mundial. Si la actual Cámara de los Diputados ya alberga un gran número de enemigos de la naturaleza, la configuración que acaba de ser elegida reúne a un número todavía mayor de depredadores de la selva. En el Senado, el número de partidarios de Bolsonaro ha aumentado significativamente. Entre ellos está Tereza Cristina, ministra de Agricultura de Bolsonaro explícitamente favorable a la agroindustria predatoria. Al frente de la cartera hizo honor a su apodo, “musa del veneno”, al aprobar más de 1.600 pesticidas, algunos comprobadamente cancerígenos.
La guerra contra la naturaleza, que tiene en Brasil uno de sus principales campos de batalla, será más dura en los próximos años. En el campo democrático, unido en un frente amplio contra Bolsonaro, existe el consenso de que la Amazonia y Brasil solo tienen una posibilidad: que gane Lula. Y, aun así, será muy difícil.
Sin embargo, si Bolsonaro es reelegido, es mejor que el mundo se prepare para presenciar el fin de la Amazonia y, con ella, cualquier posibilidad de que los niños que ya han nacido tengan una vida de calidad.
"La debilidad de Bolsonaro es su gobierno, de malos resultados, pero también su violencia verbal, y el hecho de que no es capaz de mostrar empatía con los brasileños que están sufriendo a causa del Covid-19, que han perdido a sus seres queridos, que han perdido sus trabajos. Abunda el sentimiento de que ni siquiera le importa lo que le pasa a la gente". Flávia Biroli, profesora de ciencias políticas en la Universidad de Brasilia.
Estupor y temblores. Eso es lo que el Juez Roy Bean siente con la sola posibilidad de que mañana salga reelegido el falaz Jair Bolsonaro, un fulano de claras tendencias psicopáticas, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales brasileñas (las más reñidas y polarizadas que se recuerdan) y en las que no sólo los brasileños, también el resto del mundo se juega mucho. La reelección de Bolsonaro, no sólo sería la reedición de un mandato peor incluso de lo esperado (por ejemplo, ahí están los centenares de miles de muertos por su infame gestión de la pandemia de Covid) sino que podría ser la puntilla para el ecosistema amazónico brasileño que durante su mandato ha sido llevado al borde del cataclismo ecológico.
Y lo que ocurre en el Amazonas no se queda sólo en Brasil, donde el humo de las decenas de miles de incendios provocados por madereros, ganaderos y otros ladrones de terrenos públicos con la anuencia gubernamental, no solo ha cegado grandes ciudades como Sao Paulo o Río de Janeiro o declarado sequías bíblicas por todo el país sino que sobrealimenta la crisis climática que está zarandeando el mundo. Como escribía la gran Eliane Brum, enemiga declarada de Bolsonaro, en el artículo que abre este post, "si tuviera consciencia climática, la población mundial pondría estos comicios en el centro de sus preocupaciones".
Por si acaso, y al más puro estilo Trump, Bolsonaro ha vuelto a poner en duda la legitimidad de las elecciones presentando una denuncia en la Corte Suprema contra los magistrados del Tribunal Superior Electoral (TSE) por "intentar perjudicarle". Arenga a sus seguidores con retahílas de calamidades si gana Lula, apoyado en el poder de la triada "Bueyes, biblias y balas", o sea, el agronegocio de soja y ganado, los evangélicos y el Ejército, a los que hemos de sumar a grandes empresarios (que amenazan a sus plantilla si Lula gana), a los madereros, la minería legal y la ilegal (las dos igual de destructivas), los que matan a los indígenas, todos los que hacen negocio con la Amazonia. Todos estos poderes fácticos y sus millones de seguidores presionan para que Bolsonaro siga sometiendo al país a sus dictados personales y permitiendo la impunidad más absoluta para que ellos puedan seguir haciendo negocio.
Bolsonaro ganó las elecciones presidenciales de octubre de 2018 con el 55% de los votos prometiendo regeneración política y mano dura y viéndose beneficiado del descrédito que sufrían los partidos tradicionales, del apoyo recibido por los evangélicos y del rechazo al Partido de los Trabajadores, embarrado entonces por los escándalos de corrupción.
El exmilitar ultraderechista y nostálgico de la dictadura brasileña ha asegurado que "solo Dios le sacará del poder", se mostraba entonces como un ferviente católico que defendía hasta la saciedad los valores tradicionales y la familia y acabó cosechando un 78% del voto evangélico. En mitad de una caótica situación política tras la destitución de Dilma Rouseff y el encarcelamiento de Lula da Silva, la victoria del ultraderechista fue transversal, conquistando incluso el voto de las mujeres, sector en el que ahora apenas cosecha apoyos.
En su contra estará el sindicalista Luiz Inácio Lula da Silva, que estuvo encarcelado 20 meses por acusaciones de corrupción que nunca reconoció, incluso cuando aceptarlas podría haberle librado de la prisión. Pero tras ese tiempo fue liberado y vio recuperados sus derechos políticos tras ser absuelto por el Tribunal Supremo, que revocó su condena alegando que el juez que analizó el caso, Sergio Moro, el después ministro de justicia de Bolsonaro, no contaba con la "competencia jurídica" requerida.
Lula ha insistido en sus mensajes hacia las clases trabajadoras prometiendo repetir las políticas sociales que sacaron de la pobreza a millones de brasileños y prometiendo que disminuirá la terrible desigualdad que vive la sociedad brasileña.
Ahora, pese a los intentos del mandatario por recordar la estancia entre rejas de su adversario, las encuestas, aunque reñidas, apuntan a una victoria del líder del PT ante un Bolsonaro que ha perdido muchos apoyos y ha generado rabia e indignación entre distintos colectivos. Su gestión de la pandemia, marcada por su negacionismo y su insensibilidad ante las víctimas, así como su ferviente apoyo a la tenencia de armas o sus actitudes machistas, han sido algunos de los motivos.
El Brasil de Bolsonaro lleva pistola
"Un pueblo armado jamás será esclavizado". Esta frase, pronunciada por el líder brasileño sirve para entender sus esfuerzos en facilitar e incentivar el uso de armas en Brasil donde, desde que Bolsonaro llegó al poder, las licencias de armas como cazadores, tiradores o coleccionistas ha crecido un 500%.
Desde el comienzo de su mandato, Bolsonaro ha facilitado la compra de armas en Brasil, pero defiende que su discurso no incentiva a la violencia en mitad de una campaña en la que dos de sus seguidores han matado a simpatizantes de su principal adversario, Lula da Silva.
Comparte su apoyo al uso de armas de fuego con Donald Trump, que se refirió a él como el 'Trump tropical' mientras alababa el "gran trabajo" realizado por el líder brasileño, pero también ha llevado a cabo una estrategia que recuerda a la seguida por el expresidente de los EE.UU. en la carrera electoral librada (y perdida) contra Biden, que desembocó en el Asalto al Capitolio.
Mientras las encuestas seguían colocando como ganador a Lula, Bolsonaro se ha ido esforzando en desacreditar esas predicciones, así como en poner en cuestión el sistema electoral brasileño. Llegó a decir, incluso, que aceptaría los resultados de las urnas "siempre y cuando" las elecciones fueran "limpias y transparentes". Por ello, el temor a su reacción tras una posible derrota, ha ido creciendo.
En fin, publicamos varios análisis de estas elecciones, este primero de 9 minutos de la periodista brasileña Carol Pires en El País y los otros dos de RTVE, uno en En Portada y otro en Informe Semanal sobre estas elecciones y sobre en qué punto de su presente vive y qué futuro tiene el gigante sudamericano. Y contenemos el aliento ante lo que voten mañana los brasileños.
Informe Semanal - Brasil, el país del eterno futuro
Un equipo de ‘Informe Semanal’ se ha desplazado a Sao Paulo para testar el ambiente a las puertas de una cita en las urnas, en las que Jair Bolsonaro busca la reelección y el expresidente Lula da Silva, su regreso por la puerta grande tras haber pasado por la cárcel.
Los simpatizantes de los dos principales aspirantes a la presidencia hacen un balance muy diferente de lo que ha sido la era Bolsonaro. María Eliza cree fervientemente que, con él “el país está cambiando y la corrupción se está terminando”. Para Lira, situada en el bando contrario, “el proyecto de Bolsonaro es genocida y fascista”.
Los retos son enormes. La Amazonía se destruye, el cambio climático no ha sido una prioridad estos últimos años. Sobra la comida, pero la gente pasa hambre. Es el complicado equilibrio de la supervivencia que también se traslada, con otro baremo, a otros escenarios. El agronegocio ha sido la gran apuesta, pero la riqueza se acumula en pocas manos. Mientras tanto, en las grandes ciudades, los centros industriales carecen de la fortaleza necesaria. Y así es cómo se ha llegado a este Brasil del siglo XXI que se aleja de la idea de aquellos que siempre han hablado de su eterno potencial.
En Portada - Brasil, buscando el rumbo
'En Portada' ha estado en Brasil para mostrar de primera mano cómo están las cosas en el país y cuál podría ser el rumbo que tome en los próximos cuatro años. El duelo está entre la continuidad de Bolsonaro y la apuesta por un expresidente, Lula da Silva, al que las encuestas sitúan como favorito.
Después de cuatro años de mandato del ultraderechista Jair Bolsonaro, los brasileños votan para elegir a su próximo presidente. ¿Qué cambios ha sufrido el país en este tiempo? ¿Hacia dónde se mueve el gigante de América Latina? Brasileños que han visto cómo les ha cambiado la vida se lo cuentan a 'En Portada'.
La gestión de la pandemia de la Covid, con más de 680.000 muertos, el segundo país con más fallecidos del mundo sólo por detrás de EEUU, también ha provocado críticas a un presidente negacionista. Incluso el Senado pidió que Bolsonaro fuera imputado por crímenes contra la humanidad. Una crisis sanitaria que ha provocado otra crisis, la económica, que ha llevado al país a tasas de hambre que no se veían desde hacía 30 años.
Un film visionario de Viktor Kossakovsky que ganó el Premio a Mejor Película en DocsBarcelona en 2020. Gunda es la protagonista de este tríptico documental en blanco y negro. Cuida de sus hijos, los acompaña en sus descubrimientos y luego se toma un pequeño respiro para recargar energías. Se acerca curiosa a la cámara. ¿Sabe cuál será su destino? ¿Qué es lo que estará pensando? ¿Qué pensará de nosotros? Gunda es uno de los varios cientos de millones de cerdos que habitan en el planeta, junto con mil millones de reses (representadas en este documental a través de dos vacas), y más de veinte mil millones de pollos. Estén jugando en el barro, sacudiéndose las moscas o buscando gusanos, todos ellos son héroes. Y en esta obra, el ensayista Víctor Kossakovsky se muestra inflexible: después de verla, consumir carne simplemente no es posible. Filmaffinity
"Un vívido retrato de la vida de Gunda y sus cochinillos que nos devuelve a la pureza del cine de los orígenes. Una experiencia sensorial sin filtros que nos traslada a una granja para seguir las vidas de los animales que la habitan. El cineasta Victor Kossakovsky nos invita a bajar el ritmo y a sumergirnos en un entorno idílico, en un potente blanco y negro, sin diálogos ni interferencias. Desde una nueva perspectiva, nos hace meditar sobre la misteriosa conciencia animal, hecho que como sociedad hemos decidido ignorar para evitarnos dilemas difíciles de digerir.”- (Docsbarcelona.com/es/peliculas/gunda)
Premios: 2020: Premios del Cine Europeo: Nominado a Mejor documental 2020: Satellite Awards: Nominado a Mejor documental
Han dicho de ella los directores Paul Thomas Anderson: "Es puro cine. [...] todo a lo que deberíamos aspirar los cineastas y los espectadores". Alfonso Cuarón: "Nos invita a vivir, mediante un retrato de sublime intimidad, el misterio y el poder de la existencia". Pawel Pawlikowski: "Una película donde la vida y el arte se unen de la forma más extraordinaria".
‘Gunda’, el amor de una cerda
Producido por Joaquin Phoenix, dirigido por Viktor Kossakovsky y coescrito y montado por Ainara Vera, este documental se sumerge en la naturaleza para defender los derechos de los animales
Producido por el actor Joaquin Phoenix, dirigido por el ruso Viktor Kossakovsky y coescrito y montado por la navarra Ainara Vera, Gunda es un documental mudo y en blanco y negro sobre los primeros meses de vida de una cerda y sus lechones. La película, que también se detiene en las horas de unas gallinas y de unas vacas, arranca con el parto de la cerda protagonista. Un plano fijo y frontal donde vemos a Gunda, nombre de la marrana, respirar con fuerza mientras unos minúsculos cerditos trepan como pueden por su enorme cuerpo. Lo que sigue carece de narración, de voz en off o de un orden que no sea el de la propia naturaleza. Con la cámara pegada al suelo, paciente y sigilosa, el espectador observa muy de cerca el comportamiento de Gunda con sus pequeños y el de los recién nacidos con su madre.
Por supuesto que Gunda es una película animalista, pero la estrategia de Kossakovsky no se encamina a hacer visibles ni subrayar los horrores a los que se somete a los animales de consumo masivo en las granjas. Al menos de entrada, no hay intención de aleccionar al espectador sobre la crueldad del hombre contra los animales, aunque el puñetazo final de la película no deje dudas al respecto y la única representación humana sea una demoledora abstracción. Lo que el cineasta propone es un acto de observación atenta que en sus increíbles detalles permita una comprensión profunda sobre un mundo animal que no nos debería resultar tan ajeno. Conocer la sabiduría animal, el amor de la madre y su manera de educar a su patulea es una puerta de entrada a una serie de preguntas sobre el maltrato a otras especies que incumbe a todos, veganos o no.
La heroica vida del ganado
El nuevo documental del ruso Viktor Kossakovski es una película única
'Gunda' se acerca a sus personajes -una cerda llamada Gunda y sus crías, una bandada de pollos, varias vacas- sin echar mano de narraciones o bustos parlantes, situándose a la altura de su punto de vista y no del nuestro y dejando que los detalles de su existencia hablen por sí solos; y en el proceso, mientras nos recuerda que esos animales de granja tienen vidas y personalidades propias, resulta increíblemente conmovedora.
La película, es cierto, no ignora el papel que el ser humano desempeña en el destino de Gunda y compañía y por eso, aunque no polemiza ni da lecciones, tal vez atraiga a algunos de sus espectadores hacia el veganismo. Pero lo que propone no es solo una llamada de atención, es mucho más: una poética reivindicación de todas las formas de vida, y una reconsideración de nuestra actitud frente al mundo natural. 'Gunda' nos despierta la empatía hacia sus protagonistas no porque demuestre que son como nosotros, sino por su sensibilidad a la hora de dejar claro que nosotros somos como ellos.
'Documentos TV' aborda cómo la transición de las energías fósiles a las verdes permitirá luchar contra el cambio climático y alejará de la dependencia energética. En los próximos ocho años, la Unión Europea se ha comprometido a reducir drásticamente las emisiones de CO2 para no aumentar la temperatura media en más de 2º grados centígrados.
‘Europa, la cuenta atrás energética’
La guerra en Ucrania ha evidenciado la gran dependencia energética que tiene Europa. La energía es el motor de nuestro estilo de vida moderno, y hemos construido nuestra prosperidad sobre la energía fósil que ha desencadenado el preocupante cambio climático. Por este motivo, la Unión se ha comprometido a alcanzar la neutralidad de carbono de aquí a 2050. Esto significa emitir la misma cantidad de dióxido de carbono a la atmósfera que la que se retire por diversos métodos, lo que se denomina huella cero de carbono. Para conseguirlo, el continente necesita cambiar radicalmente su manera de producir y consumir energía.
Es lo que se determinó en el acuerdo de París: que la temperatura media no aumente más de 2ºC de aquí a 2030. Y para conseguirlo se ha acometido una transición energética que pasa por ir abandonando los combustibles fósiles y sustituirlos por las energías renovables como la eólica, la solar y el hidrógeno. “Si hubiéramos desarrollado las renovables más rápido en Europa, hoy seríamos mucho menos dependientes del carbón, del gas y del petróleo, en particular, ruso”, confiesa Laurence Tubiana, directora ejecutiva de la Fundación European Climate.
Pero la transición ecológica, además de ser compleja, tiene velocidades y sensibilidades distintas. Mientras Polonia es autónoma en energía gracias a sus minas de carbón, que proporcionan el 80% de su energía y 80.000 puestos de trabajo, los daneses han alcanzado ya la neutralidad de carbono y producen el 50% de su electricidad en sus parques eólicos. “Dinamarca le demuestra a Europa que se puede invertir en tecnologías verdes y que resulta rentable”, declara Napier orgullosa de pertenecer al primer país europeo que ha conseguido cumplir con varios de los objetivos del Pacto Verde Europeo, como emisiones de carbono cero y acciones para lograr un continente sostenible y más parco en recursos.
‘Europa, la cuenta atrás energética’ aborda el actual panorama energético europeo y se pregunta, si seremos capaces de hacer la transición energética integral antes de que llegue la catástrofe climática.
"Una pieza brutal que pone el foco en miedos muy reales, que es capaz de dejar poso en el espectador y que implica una intencionalidad que va más allá de su mero visionado." Noemí Escribano - Cinemagavia
Sara es una adolescente con problemas de obesidad que vive atemorizada por las burlas de unas niñatas, de vacaciones en su pueblo. Ni siquiera Claudia, amiga de la infancia, sale en su defensa cuando le acosan ante un Desconocido y le roban la ropa en la piscina. El largo camino de vuelta marcará lo que le quede de vida.
'Cerdita' es un cortometraje galardonado en 2019 con el Goya al Mejor Cortometraje de Ficción y que sirvió de base al largometraje homónimo recientemente estrenado.
"Este film es la resurrección de mi pasado. El realizador es alguien que muere en su película porque se ha dado enteramente. Los niños son como los adultos: ellos quieren la felicidad. Pero en las condiciones donde vive mi héroe, es decir, yo, la felicidad es imposible. El sistema, el modo de vida de la gente imponen una sola forma de vivr que es el camino de la mentira, del robo, de la violación, de la locura, y de lo monstruoso."Vitali Kanievski
'Quieto, muere, resucita' (Zamri, umri, voskresni!) dirigida por el ruso Vitali Kanevsky en 1989 (y ganadora de la Palma de Oro en Cannes 1990) cuenta la historia de dos niños que sobreviven a la pobreza y las dificultades de un ambiente hostil en Suchan, una remota población minera de Siberia que en 1947 formaba parte del gulag soviético, al lado de un campo de prisioneros japoneses y disidentes soviéticos. Ambos, en su deambular por el pueblo, realizan un involuntario recorrido por el horror, la miseria y la violencia circundantes.
Bajo esta premisa se nos presenta una película que avanza lentamente, en la que hay que ir metiéndose poco a poco, deleitándose con la sencillez y lirismo de unos personajes que rezuman verdad, ternura y poesía por los cuatro costados. Y es que esta historia sobre dos niños que se hacen mayores sin poder disfrutar su infancia es la propia historia del director ruso, que infligió su mirada desolada a su propia infancia en esta pequeña gran película, en un bello e imperecedero reproche por aquella edad perdida.
Los niños del frío
"Quieto, muere, resucita", cuyo extraño título hace referencia a un juego y/o canción infantil rusa, es una película muy dura sobre la infancia y, al mismo tiempo, un testimonio sobrecogedor de lo que supuso el estalinismo. Una película tan abiertamente crítica con el régimen de Stalin solo pudo rodarse en la Unión Soviética en los años de Gorbachov y la perestroika, que supusieron un auténtico renacimiento para la cultura rusa.
Kanevsky rodaría después, ya en la Rusia de Yeltsin, una secuela de esta película, titulada "Una vida independiente" (1992), en la que presenta de nuevo al niño protagonista del filme anterior, ya adolescente, tratando de encontrar su lugar en el mundo. No la he visto, pero a juzgar por "Quieto, muere, resucita", no me cabe duda de que será una película que valga la pena.
Siberia, poco años después de la Segunda Guerra Mundial. Los protagonistas, Valerka y Galya, dos preadolescentes, viven en Suchan, una ciudad minera del llamado Lejano Oriente ruso, en la costa del Pacífico. Suchan (hoy Partizansk) es también una de las islas del Archipiélago Gulag, cuyo mapa trazó Aleksandr Solzhenitsyn.
En realidad, el pueblo en el que viven los chicos es una gigantesca prisión: no hay separación física entre el campo de prisioneros y el lugar de residencia de las gentes del lugar. Y la forma de vida de unos y de otros no difiere en lo esencial. Por eso, las vidas de los chicos se cruzan con las de prisioneros de guerra japoneses y deportados políticos. Las terribles condiciones de vida en esta ciudad siberiana hacen referencia a toda Rusia en la época de Stalin, que era también una gigantesca prisión de la que resultaba imposible escapar. ¿Qué efecto tiene sobre un niño vivir en condiciones tan adversas? La película responde a esta pregunta, sirviéndose para ello de la experiencia personal de su director y guionista, Vitali Kanevsky. Kanevsky recrea episodios de su infancia en Siberia sin pretender ser objetivo: más aún, privilegiando la perspectiva de su protagonista y alter ego, Valerka, y de su compañera Galya. La película es intensamente subjetiva. Por eso los adultos que aparecen en la película son, casi sin excepción, duros y despiadados, y se sacuden a los niños en cuanto pueden, como un molesto problema. Peor es todavía la actitud de los representantes del omnímodo poder estalinista, desde el intransigente director de la escuela hasta los policías y los guardianes del presidio. La fotografía, en blanco y negro, marcadamente expresionista, contribuye a subrayar la dureza de la vida de los protagonistas. Se han señalado las semejanzas de este filme con "Los 400 golpes" de Truffaut: tales semejanzas existen, sin duda, pero aquí la experiencia del desarraigo infantil se produce en un ambiente infinitamente más duro y hostil. Un mundo terrible en el que las travesuras arrojan a los niños a la exclusión social, a la marginación, al delito. Excelente película, que vale la pena ver.