La Sección Femenina del PP sigue mostrando sus ineptitudes e intransigencias marca de la casa. Esta vez ha sido Esperanza Aguirre, tan bocazas y engreída como siempre, la que con motivo de la la final de la Copa del Rey entre el Athletic de Bilbao y el Barcelona y ante la más que previsible monumental pitada del público asistente al himno y al príncipe Felipe, ha enmerdado el ambiente haciendo gala de su pulsión dictatorial y hooligan llamando delincuentes a quien lo haga, además de pedir la suspensión del partido si la pitada se produce y celebrarlo a puerta cerrada. Cabe también pensar que haya hecho estas estúpidas y pirómanas declaraciones para echar una cortina de humo sobre la desviación económica oculta de la Comunidad que ha dejado a Rajoy en evidencia en Bruselas o la brutal subida de tasas de todo pelo en la Comunidad de Madrid. Si tuviera un poquito de dignidad y vergüenza, la impresentable lideresa habría rectificado y pedido perdón pero parece que hoy se ha ratificado en ellas, erre que erre, reclamando para sí misma la libertad de expresión que a otros niega.
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