Impactante video que muestra el dolor extremo que siente una tortuga olivácea recogida por los biólogos Nathan Robinson y Christine Figgener localizada en aguas de Costa Rica, en el proceso la que se le ha incrustado un objeto plástico en uno de sus orificios nasales, complicando gravemente su respiración y su vida. Los dos científicos, con ayuda de miembros locales de su equipo de preservación marina, tratan de extraer el objeto con unos alicates, y sólo entonces se dan cuenta de lo largo que es y lo profundamente que está incrustado en el interior de su cabeza. El dolor que sufre el desdichado animal es bien visible y más allá de la sangre que obviamente acaba por brotar, podemos imaginar su terrible sufrimiento desde el funesto día que se encontró con este dañino fragmento de civilización humana.
Un objeto absurdo entre los miles de millones de toneladas de basuras y residuos de todo tipo que son vertidos diariamente en ríos y mares directamente desde nuestros pueblos y ciudades que son arrastrados por mareas y corrientes, que van agrupándose en crecientes islas de objetos artificiales semejantes a las formaciones de algas de los que se alimentan o encuentran cobijo muchas especies marinas, y pasan a formar parte de los colosales vórtices de basura y residuos que existen en los grandes océanos de la Tierra, minicontinentes con toda clase de contaminantes que se van fragmentando cada vez más y disolviéndose lentamente el agua, emitiendo sustancias químicas venenosas, afectando cada vez a más especies que los consumen por error según se van disgregando y convirtiendo en trillones de tóxicos fragmentitos artificiales de tamaño microscópico, del tamaño del plancton que sustenta la vida en los océanos, que comprometen a toda la cadena trófica de los distintos ecosistemas marinos de los océanos de todo el planeta.
Observar los ocho minutos que dura la extracción del objeto puede resultar angustioso también para nosotros al empatizar con ese ser desdichado, pero también nos hará ser conscientes del letal impacto que provocan nuestros irresponsables actos de consumo. Como dice el propio Nathan Robinson: "Hay una solución y está en nuestras propias decisiones. Por favor, decid no a todos los productos de plástico de un solo uso. Cada pajita de plástico, cada bolsa de plástico, o cada botella de plástico que termina en los océanos podría significar la diferencia entre la vida o la muerte para un alto número de animales marinos". Amén a ello. Desde este blog agradecemos sinceramente el loable gesto de los rescatadores y deseamos pronta recuperación, suerte y larga vida a este valiente quelónido cuyo sufrimiento silente nos ha resonado tan dentro.
Un objeto absurdo entre los miles de millones de toneladas de basuras y residuos de todo tipo que son vertidos diariamente en ríos y mares directamente desde nuestros pueblos y ciudades que son arrastrados por mareas y corrientes, que van agrupándose en crecientes islas de objetos artificiales semejantes a las formaciones de algas de los que se alimentan o encuentran cobijo muchas especies marinas, y pasan a formar parte de los colosales vórtices de basura y residuos que existen en los grandes océanos de la Tierra, minicontinentes con toda clase de contaminantes que se van fragmentando cada vez más y disolviéndose lentamente el agua, emitiendo sustancias químicas venenosas, afectando cada vez a más especies que los consumen por error según se van disgregando y convirtiendo en trillones de tóxicos fragmentitos artificiales de tamaño microscópico, del tamaño del plancton que sustenta la vida en los océanos, que comprometen a toda la cadena trófica de los distintos ecosistemas marinos de los océanos de todo el planeta.
Observar los ocho minutos que dura la extracción del objeto puede resultar angustioso también para nosotros al empatizar con ese ser desdichado, pero también nos hará ser conscientes del letal impacto que provocan nuestros irresponsables actos de consumo. Como dice el propio Nathan Robinson: "Hay una solución y está en nuestras propias decisiones. Por favor, decid no a todos los productos de plástico de un solo uso. Cada pajita de plástico, cada bolsa de plástico, o cada botella de plástico que termina en los océanos podría significar la diferencia entre la vida o la muerte para un alto número de animales marinos". Amén a ello. Desde este blog agradecemos sinceramente el loable gesto de los rescatadores y deseamos pronta recuperación, suerte y larga vida a este valiente quelónido cuyo sufrimiento silente nos ha resonado tan dentro.