Parece normal que en todo el mundo una poderosa entidad, ya sea una gran empresa o un gobierno con el apoyo de su ejército, decida explotar recursos y tierras habitadas por tribus indígenas para explotarlas para sus propios beneficios y ganancias trayendo, en la mayor parte de las veces, malas consecuencias para los nativos y las tierras que habitan. Esto acaba generando resistencia por parte de éstos a las actividades extractivas lo que a su vez desata la represión y la muerte para los resistentes. Pero lo que no es tan frecuente es que las resistencias locales a esas actividades que deterioran sus sociedades y destruyen su medioambiente logren rechazar con efectividad las actividades corporativas e incluso las posteriores intervenciones militares de las fuerzas armadas de los gobiernos que dan cobertura a esas empresas.
A veces la verdad y la razón se las arregla para batallar y vencer, como en el caso de los pueblos indígenas de la isla de Bougainville, situada en el Pacífico, unos 100 kms al noreste de Australia y que ya había sufrido, tiempo atrás, las arbitrariedades en el reparto realizado por las potencias coloniales de la zona. Su historia es la de un pueblo que desafió a Papúa Nueva Guinea, a Australia y a la mayor corporación minera del mundo y la cuenta el premiado documental 'The Coconut Revolution' dirigido por Dom Rotheroe en 2001 y que seguidamente publicamos.
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La película cubre los acontecimientos de la revolución en profundidad, un ejemplo perfecto de cómo algunas veces las ventajas económicas, tecnológicas o militares no son suficientes para imponerse en los conflictos humanos. A veces, aunque sean las menos, la razón y la pura determinación humana logran sobrevivir a los perversos resortes de poder de la civilización.