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12 de junio de 2020

In Memoriam, Rosa María Sardá

La última vez que vi a Rosa María Sardá fue en el último programa del siempre necesario Jordi Évole. Hacía mucho que no sabía de ella y de hecho no sabía que llevaba años padeciendo un cáncer. Por eso me pilló de sorpresa su tono ciertamente desesperanzado, con su salud, con el país que tenemos y con el mundo que vivimos. Tristemente tenía razón en todo.




Hablando del futuro tras la crisis sanitaria se mostraba pesimista. "Lo siento, Jordi, no saldremos mejores. Seguirán vendiendo armas, seguirá existiendo la explotación del hombre por el hombre, seguiremos recibiendo pateras de gente que no quiere nadie, seguirán existiendo los campos de refugiados... Seguiremos exactamente igual". 

Y siguiendo con su compromiso social hasta el final comentó, "alguien muy sabio dijo que lo contrario de la pobreza no es la riqueza sino la justicia. Mientras no haya justicia social, no habrá paz. Y no habrá paz nunca en el mundo".

La multipremiada carrera artística de la Sardá en cine, teatro y televisión estuvo siempre inseparablemente unida a su lucidez y ácido y crítico sentido del humor, que es lo que ha exhibido durante décadas en el medio que más la dio a conocer, la televisión. 

Entrevista de Mara Torres a Rosa María Sardá en 2017





Sin embargo, este 21 de marzo, la actriz, directora y escritora Rosa María Sardá quiso celebrar el día mundial de la poesía con otra de sus facetas, ésta menos conocida pero con un desempeño igual de excepcional. Y lo hizo rescatando un texto titulado 'Las golondrinas de la villa' que había escrito 20 años atrás, justo en la época en que conoció a Isabel Coixet, con quien desde entonces compartió una sólida amistad que duró hasta hoy, hasta siempre. 

La Sardá grabó el texto en un mensaje de voz y se lo envió a la más internacional de nuestras cineastas, quien bajó a la calle a finales de marzo para grabar un pequeño video de la Barcelona vaciada por el coronavirus. Este es el resultado y podría ser su epitafio, un pequeño brote de esperanza en que algo, algo tan pequeño y terriblemente hermoso como unas golondrinas posadas en un cable, acabe salvándonos.

"Heridos y errantes, no tuvimos oídos más que para nosotros mismos, agarrotados en nuestro ego, nos perdemos siempre algo esplendoroso. La belleza en cualquiera de sus manifestaciones me recuerda que hay que perseverar, no todo está perdido". Descansa en paz Rosa María Sardá.

Días de cine - Rosa María Sardá

       
                                             Rosa María Sardà (1941-202

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