
Uno, controvertido y displicente pero genial, desaprovechando en sus ciclotimias muchas oportunidades de convertirse en un grande del fútbol mundial, otro corajudo y perseverante, aprovechando al límite sus condiciones para convertirse en el máximo goleador de la historia del Madrid y uno de los jugadores más importantes de su historia. Se marchan dos jugadores irrepetibles, dos grandes madridistas y dos buenos tipos que, cada uno a su manera, nos han dado muchas tardes de gloria y que siempre ocuparán un trocito de nuestro corazón y nuestra memoria. Hasta siempre, hasta pronto, Raúl y Guti.