Comienza la Liga este fin de semana y acaba la pretemporada del Real Madrid con la disputa anoche de un insípido Trofeo Santiago Bernabéu en el que, sin embargo, se escenificó el acto de entrega incondicional de algunos sectores de la afición madridista (a quienes les faltó ofrendarle el sacrificio de sus primogénitos) los más rancos y testorenónicos, que jalea las acciones del entrenador portugués como a las de un mesías. Y entre los que desde luego no nos encontramos.
En la redacción de Vida y Tiempos esperábamos que este verano Florentino, Zidane, Butragueño y demás directivos le hubieran convocado a una reunión para exigirle (más aún trás autoproclamarse director deportivo del club) no sólo su buen desempeño como entrenador de una de las mejores plantillas del mundo (una que en el Inter no hubiera podido ni soñar), sino que cambiara su actitud, tan macarra como contraproducente para el club que le paga. Pero eso no ha ocurrido y el ínclito Mou no sólo no ha corregido su apuesta por la bronca y el despropósito. Como dice John Carlin en el artículo de El País que a continuación les presentamos, "Mou sabrá mucho de táctica, pero no es un estratega. Tendrá experiencia y títulos, pero es un niñato. Será listo, pero no es inteligente"
Porque, otra prueba de ello, no contento con haberla cagado (a pesar de algunas provocaciones blaugranas) otra vez contra el Barça y de arrastrar una vez más el prestigio del club blanco, encima se permite a tildar de pseudomadridistas a una parte importante de la masa social blanca (entre los que nos damos por aludidos), la que no está de acuerdo con sus insensateces y bravuconadas y que lo único que quiere es que se dedique a entrenar para ganar los títulos que siempre ha prometido (porque a pesar de la superplantilla blanca lo tiene difícil con el actual Barça), que disimule su enfermiza obsesión con el Barça y que se calle la puta boca.
Esperemos que quienes a los que él han insultado seamos una legión silenciosa de madridistas a los que simplemente no nos que de otra que asistir, entre ojipláticos y avergonzados, al lamentable espectáculo y la poca cabeza que muestra reiteradamente este pavo, con la desesperanza y el temor la paradoja que, como encima gane títulos -cosa que evidentemente deseamos-, su golpe de estado se consolide dentro del club blanco y eso conduzca a éste, en un momento u otro, a un callejón sin salida.
El dedo al ojo del Real Madrid
John Carlin El País 23/08/2011
Javier Marías, probablemente el mejor escritor madridista del mundo, opinó en El País Semanal hace unos meses que José Mourinho era "un individuo dictatorial, ensuciador y enredador, nada inteligente, mal ganador y mal perdedor". Me atreví a pensar en su momento que Marías había ido demasiado lejos. Eso de que el entrenador del Real Madrid era "nada inteligente" me pareció un pelín exagerado. Ya no.
Un comunicado de Mourinho publicado en los medios ayer nos informó de que no se arrepentía de sus agresiones cobardes y declaraciones infantiles al final del partido de Supercopa que su equipo perdió contra el Barcelona el miércoles pasado; y mantuvo que hizo todo lo que hizo con el noble motivo de defender al Madrid. Imbecilidad se suma a imbecilidad y las pruebas se vuelven irrefutables: no solo es un ensuciador, enredador, mal perdedor y todas las demás cosas que ya sabíamos, sino que el tipo es algo peor.
Yo me imaginé que durante el parón veraniego Mourinho reflexionaría sobre su papel público. O que alguien en el Madrid hubiera tenido las agallas para aconsejarle que bajara un poco el tono. No por cuestiones morales. No para dar un mejor ejemplo a la juventud, o para intentar recuperar el famoso "señorío" del club, cuya imagen mundial se ahoga en las cloacas sin que nadie pareciera darle mayor importancia. No, no. Por motivos puramente pragmáticos. ¿Cuál es el reto más grande al que se enfrenta el Madrid de Mourinho? Bajar al Barça de su pedestal. ¿Cuál es el principal reto del Barcelona de Pep Guardiola esta temporada? No perder el hambre competitiva de un equipo saciado de gloria. ¿Y qué hace Mourinho? Pues le da un regalo a Guardiola. El regalo más deseado. La motivación que necesitaban Messi, Iniesta, Xavi y compañía para que siguieran con las ganas, hasta mayo o más allá, de meterle el dedo en el ojo al Madrid.
Mourinho debería de saber mejor que nadie que no hay motivador más poderoso que el rencor, el combustible que lleva a naciones a declarar guerras y a individuos, incluso los mediocres, a triunfar. Sin embargo, fue el propio Mourinho el que le ha inyectado el rencor en las venas a los jugadores del equipo menos mediocre del planeta, alimentando sus ánimos de venganza. Mourinho sabrá mucho de táctica, pero no es un estratega. Tendrá experiencia y títulos, pero es un niñato. Será listo, pero no es inteligente. Javier Marías lo pilló antes que nadie.
En la redacción de Vida y Tiempos esperábamos que este verano Florentino, Zidane, Butragueño y demás directivos le hubieran convocado a una reunión para exigirle (más aún trás autoproclamarse director deportivo del club) no sólo su buen desempeño como entrenador de una de las mejores plantillas del mundo (una que en el Inter no hubiera podido ni soñar), sino que cambiara su actitud, tan macarra como contraproducente para el club que le paga. Pero eso no ha ocurrido y el ínclito Mou no sólo no ha corregido su apuesta por la bronca y el despropósito. Como dice John Carlin en el artículo de El País que a continuación les presentamos, "Mou sabrá mucho de táctica, pero no es un estratega. Tendrá experiencia y títulos, pero es un niñato. Será listo, pero no es inteligente"
Porque, otra prueba de ello, no contento con haberla cagado (a pesar de algunas provocaciones blaugranas) otra vez contra el Barça y de arrastrar una vez más el prestigio del club blanco, encima se permite a tildar de pseudomadridistas a una parte importante de la masa social blanca (entre los que nos damos por aludidos), la que no está de acuerdo con sus insensateces y bravuconadas y que lo único que quiere es que se dedique a entrenar para ganar los títulos que siempre ha prometido (porque a pesar de la superplantilla blanca lo tiene difícil con el actual Barça), que disimule su enfermiza obsesión con el Barça y que se calle la puta boca.
Esperemos que quienes a los que él han insultado seamos una legión silenciosa de madridistas a los que simplemente no nos que de otra que asistir, entre ojipláticos y avergonzados, al lamentable espectáculo y la poca cabeza que muestra reiteradamente este pavo, con la desesperanza y el temor la paradoja que, como encima gane títulos -cosa que evidentemente deseamos-, su golpe de estado se consolide dentro del club blanco y eso conduzca a éste, en un momento u otro, a un callejón sin salida.
El dedo al ojo del Real Madrid
John Carlin El País 23/08/2011
Javier Marías, probablemente el mejor escritor madridista del mundo, opinó en El País Semanal hace unos meses que José Mourinho era "un individuo dictatorial, ensuciador y enredador, nada inteligente, mal ganador y mal perdedor". Me atreví a pensar en su momento que Marías había ido demasiado lejos. Eso de que el entrenador del Real Madrid era "nada inteligente" me pareció un pelín exagerado. Ya no.
Un comunicado de Mourinho publicado en los medios ayer nos informó de que no se arrepentía de sus agresiones cobardes y declaraciones infantiles al final del partido de Supercopa que su equipo perdió contra el Barcelona el miércoles pasado; y mantuvo que hizo todo lo que hizo con el noble motivo de defender al Madrid. Imbecilidad se suma a imbecilidad y las pruebas se vuelven irrefutables: no solo es un ensuciador, enredador, mal perdedor y todas las demás cosas que ya sabíamos, sino que el tipo es algo peor.
Yo me imaginé que durante el parón veraniego Mourinho reflexionaría sobre su papel público. O que alguien en el Madrid hubiera tenido las agallas para aconsejarle que bajara un poco el tono. No por cuestiones morales. No para dar un mejor ejemplo a la juventud, o para intentar recuperar el famoso "señorío" del club, cuya imagen mundial se ahoga en las cloacas sin que nadie pareciera darle mayor importancia. No, no. Por motivos puramente pragmáticos. ¿Cuál es el reto más grande al que se enfrenta el Madrid de Mourinho? Bajar al Barça de su pedestal. ¿Cuál es el principal reto del Barcelona de Pep Guardiola esta temporada? No perder el hambre competitiva de un equipo saciado de gloria. ¿Y qué hace Mourinho? Pues le da un regalo a Guardiola. El regalo más deseado. La motivación que necesitaban Messi, Iniesta, Xavi y compañía para que siguieran con las ganas, hasta mayo o más allá, de meterle el dedo en el ojo al Madrid.
Mourinho debería de saber mejor que nadie que no hay motivador más poderoso que el rencor, el combustible que lleva a naciones a declarar guerras y a individuos, incluso los mediocres, a triunfar. Sin embargo, fue el propio Mourinho el que le ha inyectado el rencor en las venas a los jugadores del equipo menos mediocre del planeta, alimentando sus ánimos de venganza. Mourinho sabrá mucho de táctica, pero no es un estratega. Tendrá experiencia y títulos, pero es un niñato. Será listo, pero no es inteligente. Javier Marías lo pilló antes que nadie.
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