La Noche Temática de este fin de semana nos sumergió con dos interesantes documentales en la guerra sucia que la Administración Bush creó en las guerras de Irak y Afganistán para según sus propias palabras "combatir el terror con el terror".
El primero, 'En busca de Steele" es una producción de la BBC del año 2013 que muestra cómo el gobierno estadounidense financió, a través de un oscuro hombre, el coronel James Steele, batallones de muerte paramilitares chiíes para combatir la insurgencia suní, lo que exacerbaría la guerra civil que siguió a la invasión estadounidense. Steele reprodujo el mismo modelo de guerra sucia que anteriormente había desarrollado en El Salvador y otros escenarios bélicos estadounidenses, incluyendo asesinatos injustificados, detenciones arbitrarias, brutales interrogatorios, torturas y otras violaciones de los derechos humanos.
El segundo, 'Médicos del lado oscuro', es del año 2008 y nos lleva a conocer más sobre los misteriosos médicos militares que traicionaron su juramento hipocrático para supervisar la salud de los prisioneros torturados en las prisiones de Irak, Afganistán o Guantánamo, convirtiéndose en elementos fundamentales de esos abusos.
La Noche Temática - Guerra sucia en Irak
Han pasado más de diez años desde que Estados Unidos invadió el territorio iraquí. Ante el levantamiento de los insurgentes, los norteamericanos crearon comandos policiales. La persecución de los suníes se convertiría en un proceso sangriento y brutal. Un régimen de torturas aplicado también en lugares como Guantánamo donde médicos y psicólogos del Ejército norteamericano y de la CIA están involucrados en el abuso de las técnicas de interrogatorio. Esta Noche Temática incluye los siguientes títulos:
“En busca de Steele”
Durante la guerra de Irak la administración estadounidense financió comandos paramilitares, una fuerza letal para luchar contra los insurgentes suníes. Decisión que ayudó a provocar una guerra civil sectaria que asola Irak. El coronel James Steele, un veterano de las llamadas guerras sucias norteamericanas como Vietnam y El Salvador, fue el hombre que el Pentágono envió para organizar y entrenar a estos comandos. Milicias Chiíes que actuaban como escuadrones de la muerte.
Vietnam, el conflicto en el que más de 58.000 soldados estadounidenses murieron, fue donde James Steele conoció por primera vez la contrainsurgencia como método alternativo para combatir una revuelta guerrillera. Steele sirvió en la Guerra de Vietnam en el regimiento Black Horse, de 1968 a 1969. El General George Patton Jr lo describió como el mejor comandante de tropas de su regimiento. Pero si Vietnam moldeó su carrera militar, fue en la guerra contra los insurgentes de izquierda de El Salvador, donde James Steele forjó su reputación como especialista de la contrainsurgencia.
En Irak, por primera vez los norteamericanos podían trabajar con una fuerza significativa iraquí, que conocía el país y dónde encontrar a los insurgentes. Los altos consejeros Steele y Coffman dirigieron la búsqueda de los insurgentes. Con James Steele a su lado, los comandos policiales llegaron a 5000, una fuerza imponente con una aterradora reputación en las calles de Irak. El General Muntadher al Samari es un antiguo General del ejército Iraquí. Después de la invasión trabajó con los norteamericanos para reconstruir la fuerza de policía. Pero a Muntadher le perturbaba mucho el maltrato y la tortura, ejercidos por los comandos policiales, de los que fue testigo. Intentó detenerlos en varias ocasiones.
Durante la guerra de Irak la administración estadounidense financió comandos paramilitares, una fuerza letal para luchar contra los insurgentes suníes. Decisión que ayudó a provocar una guerra civil sectaria que asola Irak. El coronel James Steele, un veterano de las llamadas guerras sucias norteamericanas como Vietnam y El Salvador, fue el hombre que el Pentágono envió para organizar y entrenar a estos comandos. Milicias Chiíes que actuaban como escuadrones de la muerte.
Vietnam, el conflicto en el que más de 58.000 soldados estadounidenses murieron, fue donde James Steele conoció por primera vez la contrainsurgencia como método alternativo para combatir una revuelta guerrillera. Steele sirvió en la Guerra de Vietnam en el regimiento Black Horse, de 1968 a 1969. El General George Patton Jr lo describió como el mejor comandante de tropas de su regimiento. Pero si Vietnam moldeó su carrera militar, fue en la guerra contra los insurgentes de izquierda de El Salvador, donde James Steele forjó su reputación como especialista de la contrainsurgencia.
En Irak, por primera vez los norteamericanos podían trabajar con una fuerza significativa iraquí, que conocía el país y dónde encontrar a los insurgentes. Los altos consejeros Steele y Coffman dirigieron la búsqueda de los insurgentes. Con James Steele a su lado, los comandos policiales llegaron a 5000, una fuerza imponente con una aterradora reputación en las calles de Irak. El General Muntadher al Samari es un antiguo General del ejército Iraquí. Después de la invasión trabajó con los norteamericanos para reconstruir la fuerza de policía. Pero a Muntadher le perturbaba mucho el maltrato y la tortura, ejercidos por los comandos policiales, de los que fue testigo. Intentó detenerlos en varias ocasiones.
El submarino, la privación del sueño, la albañilería o la humillación sexual, son las herramientas utilizadas en las prisiones militares controladas por Estados Unidos para torturar. Después del 11S se convierten en una práctica habitual para la CIA, las horribles fotografías de Abu Ghraid son un ejemplo de las prácticas más extremas. En la sombra están los hombres que han ejecutado y encubierto estas prácticas, los médicos y psicólogos.
La experiencia de los prisioneros de guerra estadounidenses en Corea llevó a Estados Unidos a crear un programa para entrenar a los soldados en técnicas de supervivencia a la tortura si eran capturados. El programa se llamaba “SERE”. Dos psicólogos contratados por la CIA fueron de los primeros en introducir técnicas de interrogatorio abusivas. Los doctores James Mitchell y Bruce Jessen eran expertos en el entrenamiento de supervivencia “SERE”. Fueron quienes adaptaron el régimen de torturas del programa para aplicarlas a detenidos.
En los memorandos del gobierno, las técnicas mejoradas de interrogatorio se dividen a grandes rasgos en tres grupos: los métodos que comportan agresión física los que pueden provocar niveles peligrosos de tensión física y los que son capaces de debilitar psicológicamente al prisionero. Los métodos se combinan para incrementar la presión. Lo cual también aumenta la gravedad de los abusos. La CIA aprendió, de las torturas y los experimentos de control mental usados por los regímenes totalitarios, que privar del sueño durante varios días es un medio eficaz de hacer que el prisionero se derrumbe.
Numerosas organizaciones de derechos humanos y de atención a la salud han protestado por el papel de los médicos en el programa de tortura. En 2005, el doctor Stephen Sharfstein, recién elegido presidente de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, escribió al secretario de Defensa, Donald Rumsfeld para expresarle su preocupación por la participación de psiquiatras en los interrogatorios de Guantánamo.
La experiencia de los prisioneros de guerra estadounidenses en Corea llevó a Estados Unidos a crear un programa para entrenar a los soldados en técnicas de supervivencia a la tortura si eran capturados. El programa se llamaba “SERE”. Dos psicólogos contratados por la CIA fueron de los primeros en introducir técnicas de interrogatorio abusivas. Los doctores James Mitchell y Bruce Jessen eran expertos en el entrenamiento de supervivencia “SERE”. Fueron quienes adaptaron el régimen de torturas del programa para aplicarlas a detenidos.
En los memorandos del gobierno, las técnicas mejoradas de interrogatorio se dividen a grandes rasgos en tres grupos: los métodos que comportan agresión física los que pueden provocar niveles peligrosos de tensión física y los que son capaces de debilitar psicológicamente al prisionero. Los métodos se combinan para incrementar la presión. Lo cual también aumenta la gravedad de los abusos. La CIA aprendió, de las torturas y los experimentos de control mental usados por los regímenes totalitarios, que privar del sueño durante varios días es un medio eficaz de hacer que el prisionero se derrumbe.
Numerosas organizaciones de derechos humanos y de atención a la salud han protestado por el papel de los médicos en el programa de tortura. En 2005, el doctor Stephen Sharfstein, recién elegido presidente de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, escribió al secretario de Defensa, Donald Rumsfeld para expresarle su preocupación por la participación de psiquiatras en los interrogatorios de Guantánamo.
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