Un siglo sin la paloma migratoria americana
SEO/BirdLife | 1 septiembre, 2014
Se cumple hoy exactamente un siglo de la extinción de una de las aves más espectaculares del mundo, la paloma migratoria americana (Ectopistes migratorius), cuyos gigantescos bandos de millones de ejemplares dejaron atónitos a los primeros europeos que recorrieron América del Norte. Esos mismos hombres las cazaron con tal avidez que consiguieron que no quedara ni una sola. Era tal la abundancia de aquel recurso que lo consideraban inagotable.
Pero en unas pocas décadas descubrieron que la persecución masiva y constante en sus zonas de cría y descanso estaban borrando aquella maravilla natural de la faz de la Tierra. Con sus hábitos coloniales, las palomas eran extremadamente fáciles de capturar. Cuando se dieron cuenta de que esa persecución masiva estaba aniquilándolas, quisieron evitarlo, pero ya era demasiado tarde. Habían causado tal destrozo que las poblaciones no pudieron recuperarse y desaparecieron para siempre.
Pero en unas pocas décadas descubrieron que la persecución masiva y constante en sus zonas de cría y descanso estaban borrando aquella maravilla natural de la faz de la Tierra. Con sus hábitos coloniales, las palomas eran extremadamente fáciles de capturar. Cuando se dieron cuenta de que esa persecución masiva estaba aniquilándolas, quisieron evitarlo, pero ya era demasiado tarde. Habían causado tal destrozo que las poblaciones no pudieron recuperarse y desaparecieron para siempre.
"Todavía viven algunas personas que recuerdan haber visto palomas en su juventud; aún quedan árboles en pie que fueron sacudidos por ese viento viviente. Pero dentro de unas décadas sólo los viejos robles lo recordarán y, después, tan sólo las colinas lo sabrán.
Aldo Leopold, Un monumento a la paloma migratoria, 1947
Sabemos que hace justo 100 años de la muerte de la última paloma migratoria porque fue precisamente un 1 de septiembre de 1914 cuando murió en el Zoo de Cincinnati el último ejemplar conocido, una hembra apodada Martha. La última de las palomas migratorias vivió sus últimos años solitaria y sin posibilidad de reproducirse, conservada como una reliquia de la América salvaje, un testimonio vivo de lo que la avaricia y la estupidez humana pueden llegar a producir.