'Under The Sun' es un fascinante estudio sobre la propaganda de estado y de la oscura verdad que planea fuera de escena"
Stephen Dalton : The Hollywood Reporter"
Un acto de subversión incómodamente revelador que es impresionante, lo tomes como lo tomes: como una propaganda deconstruida, fallida o convertida en una tragicomedia cuyas críticas más agudizadas residen en su mayor parte en lo que no se ve" Dennis Harvey: Variety
"Un poderoso retrato de una sociedad despojada de ironía, donde tener vida interna puede ser peligroso." Naief Yehya
'Under the sun' es el documental definitivo sobre Corea del Norte. Ningún otro documental en el que aparezca el ínclito Alejandro Cao de Benós o cualquier otro machaca del régimen controlando en todo momento (o sea, todos) puede apenas reflejar briznas de la auténtica realidad de los desdichados que viven en ese manicomio que es el país de la psicopática dinastia Kim.
La película comienza siendo como el gobierno de Corea del Norte planeaba que fuera, una obra de propaganda que daría a conocer al mundo lo trabajadores, armoniosos y felices que son los norcoreanos. Sin embargo, afortunadamente aquello no era lo que el director, el ruso Vitaly Mansky, decidió realizar un acto supremo de libre albedrío al darse cuenta de la gran manipulación a la que le iban a someter.
Nacido y criado en la Unión Soviética, Mansky pasó más de dos años negociando sus condiciones de acceso al Reino Ermitaño para poder grabar un documental con el que mostrar al mundo el estilo de vida de la familia norcoreana media.
Un acto de subversión incómodamente revelador que es impresionante, lo tomes como lo tomes: como una propaganda deconstruida, fallida o convertida en una tragicomedia cuyas críticas más agudizadas residen en su mayor parte en lo que no se ve" Dennis Harvey: Variety
"Un poderoso retrato de una sociedad despojada de ironía, donde tener vida interna puede ser peligroso." Naief Yehya
'Under the sun' es el documental definitivo sobre Corea del Norte. Ningún otro documental en el que aparezca el ínclito Alejandro Cao de Benós o cualquier otro machaca del régimen controlando en todo momento (o sea, todos) puede apenas reflejar briznas de la auténtica realidad de los desdichados que viven en ese manicomio que es el país de la psicopática dinastia Kim.
La película comienza siendo como el gobierno de Corea del Norte planeaba que fuera, una obra de propaganda que daría a conocer al mundo lo trabajadores, armoniosos y felices que son los norcoreanos. Sin embargo, afortunadamente aquello no era lo que el director, el ruso Vitaly Mansky, decidió realizar un acto supremo de libre albedrío al darse cuenta de la gran manipulación a la que le iban a someter.
Nacido y criado en la Unión Soviética, Mansky pasó más de dos años negociando sus condiciones de acceso al Reino Ermitaño para poder grabar un documental con el que mostrar al mundo el estilo de vida de la familia norcoreana media.
Pero el director ruso pronto pudo comprobar que el gobierno de esta hermética república no solo había redactado el guión y tenía intención de editar cada minuto de la cinta, sino que había designado un equipo de representantes que se encargarían de determinar las localizaciones y las personas que aparecerían en el documental y de supervisar cada escena del mismo.
La película se centra en la pequeña Zin-mi, de ocho años, y su familia durante los preparativos de la niña para entrar a formar parte de la Asociación Infantil de Corea del Norte. El control de los esbirros del gobierno sobre la grabación era absoluto, por lo que Mansky recurrió a una táctica furtiva para retirar ese velo censor.
La película se centra en la pequeña Zin-mi, de ocho años, y su familia durante los preparativos de la niña para entrar a formar parte de la Asociación Infantil de Corea del Norte. El control de los esbirros del gobierno sobre la grabación era absoluto, por lo que Mansky recurrió a una táctica furtiva para retirar ese velo censor.
Decidió mantener las cámaras grabando entre tomas, de forma que pudo filmar a los representantes del gobierno dándole instrucciones precisas a él a la niña y al resto de pobres personajes que la tuvieran que acompañar en el teatrillo de la puesta en escena de cada secuencia, de cada plano.
Así, el documental avanza visitando su casa, mostrando su vida familiar, su colegio, la fábrica donde trabaja su madre, mostrando lo que supuestamente todos hacen y dicen pero también todo lo que se oculta y lo que se calla. Los incómodos silencios, el siniestro poder que ejercen los esbirros, la tensión y el miedo interior de quienes aparecen en escena, la enorme presión a la que está sometida la pobre niña hasta su devastadora escena final, que te deja con el corazón sobrecogido. Está subtitulado en inglés pero es fácil de entender. Recomendable es poco.
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"Hemos grabado en sitios complicados, pero nadie podía imaginar que íbamos a estar tan controlados", recuerda Simone Baumann, una de las productoras."Esta película pone en tela de juicio la veracidad de otros documentales, de los que se asegura que también se grabaron sin interferencias", explica el periodista y profesor Robert Boynton. "Ya no sé si creérmelo". Boynton mantuvo una extensa entrevista con Mansky con la ayuda de un traductor, cuya transcripción se publicó en el New York Times. Asimismo, como parte del trabajo de campo para la redacción de su libro The Invitation Only Zone, entrevistó a varios desertores de Corea del Norte en relación con los casos de secuestros de ciudadanos japoneses.
El documental muestra a los acompañantes gubernamentales en la vivienda de la familia de Zin-mi. También acuden a la fábrica en la que trabaja la madre para asegurarse de que los demás empleados se muestren joviales y solícitos. En una ocasión, uno de los veteranos olvida mencionar la Asociación Infantil durante una charla a un grupo de estudiantes, silencio violento que rápidamente se apresuran a llenar los guías. A veces resulta hasta cómico.
También hay algo siniestro en la presencia de esos hombres de negro en el modesto piso de la familia, indicándoles cómo deben comerse la cena. Esa escena concreta, al principio de la película, da al espectador una idea de lo que va a presenciar a continuación: un retrato espeluznante, trágico y fascinante de la vida bajo el yugo del Gran Hermano Kim.
Pese a su experiencia grabando en entornos restringidos, Mansky presenció varias cosas que lo sorprendieron. "Nunca había estado en un sitio en el que los niños no miraran a la cámara", explica Boynton. "En un par o tres de fugaces ocasiones, un chaval le sacó la lengua, pero en general le llamó la atención lo controlados que estaban los niños".
Mansky recurrió a artimañas básicas para lograr grabar lo que quería. "Fue relativamente fácil porque los norcoreanos no sabían que hay cámaras que pueden seguir grabando aunque el piloto rojo no esté encendido", explica Boynton. "Pensaron que podían fijarse en eso para controlarlo todo, pero se equivocaron". En cualquier caso, Mansky debía entregar a los supervisores el metraje que grababa cada día para su aprobación.
Lo que ni siquiera se imaginaban los norcoreanos es que la grabación quedaba registrada en dos tarjetas de memoria, una de las cuales era entregada a las autoridades norcoreanas, mientras que la otra quedaba a buen recaudo con el equipo de Mansky. De esta forma, los supervisores eliminaban las partes que no les gustaban, totalmente ajenos a la existencia de una segunda grabación completa y no censurada. Mansky incluso contrató a una intérprete de coreano de origen ruso para que pudiera traducirles en todo momento de qué estaban hablando los supervisores. "Era nuestra espía", le dijo a Boynton.
Lo que ni siquiera se imaginaban los norcoreanos es que la grabación quedaba registrada en dos tarjetas de memoria, una de las cuales era entregada a las autoridades norcoreanas, mientras que la otra quedaba a buen recaudo con el equipo de Mansky. De esta forma, los supervisores eliminaban las partes que no les gustaban, totalmente ajenos a la existencia de una segunda grabación completa y no censurada. Mansky incluso contrató a una intérprete de coreano de origen ruso para que pudiera traducirles en todo momento de qué estaban hablando los supervisores. "Era nuestra espía", le dijo a Boynton.
A lo largo de la película, seguimos el adoctrinamiento de Zin-mi en la escuela, la vida familiar y las clases de baile, y somos testigos de las forzadas muestras de alegría y felicitaciones de los compañeros de trabajo de los padres por los éxitos de la pequeña. En Corea del Norte se enteraron de la existencia del documental cuando este empezó a suscitar el interés general en los festivales en que se presentaba. El régimen presentó una queja formal al gobierno de Rusia, que había financiado parte del proyecto, pero a pesar de la presión, Mansky se negó a retirar la mención de Rusia en los créditos.
Algunas voces críticas, entre ellas la del exministro de cultura ruso, argumentaban que el estreno del documental había puesto a la familia protagonista en una situación de peligro. Sin embargo, Boynton asegura que Mansky estaba "muy preocupado por la familia y editó la cinta pensando en su seguridad", utilizando solo escenas que no dañaran su imagen. "Corea del Norte difícilmente puede juzgarlos", asegura Baumann. "Los representantes del régimen estaban satisfechos con su labor y la familia se ciñó al guion. En una entrevista, la madre dijo que era la primera vez que su hija se ponía frente a una cámara y que lo había hecho muy bien".
Desde que se estrenó el documental, Zin-mi se ha convertido en una especie de celebridad en su propio país. Los medios norcoreanos informan de que el pasado mayo la pequeña entregó a Kim Jong-Un un ramo de flores tras la celebración del 7º Congreso del Partido del Trabajo.
Mansky aseguró a Boynton que no le preocupaba lo más mínimo el destino de los acompañantes. "Son parte del aparato propagandístico", añadió Boynton. "En Corea del Norte se premia y castiga al pueblo constantemente. No creo que se vayan a morir de hambre en el gulag". Otros sectores, como la organización canadiense de defensa de los derechos humanos JAYU, han cuestionado el valor de un documental que se limita a "enseñar lo que ya sabemos" de Corea del Norte. Boynton discrepa. "Lo que sabemos cambia constantemente. Es como una muñeca rusa: la abres y encuentras otra, y otra, y otra".
Para Boynton, este documental es el retrato más fiel que existe de la verdadera Corea del Norte. "Es tan sumamente veraz que hace que te cuestiones cualquier otro documento sobre este país", afirma. "Allí el artificio, la pompa y la teatralidad desempeñan papeles importantísimos, y Mansky ha sido el primero que lo ha entendido. La realidad es lo que no es real.