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21 de junio de 2021

Vidas Conspicuas (22) Berlanga, cien años de sentimiento austrohúngaro



Coincidiendo con el centenario del nacimiento de Luis García Berlanga, 'Imprescindibles' estrena este documental, planteado como un autorretrato del gran cineasta, contado a través de sus propias palabras y sus películas, algunas de las más conocidas y significativas de la historia del cine español, como 'Bienvenido Mr. Marshall', 'Plácido', 'El verdugo' o 'La escopeta nacional', apoyado también en los testimonios de algunos de los que trabajaron estrechamente con él.

Celebramos el centenario del nacimiento del valenciano universal, Luis García Berlanga, en Imprescindibles 


¡Viva Rusia!, es la cuarta entrega de la trilogía nacional de Berlanga que ha desvelado el Instituto Cervantes

10.06.2021 / Raquel Elices

Berlanga, 100 años del sentimiento austrohúngaro 

Nadie desnudó a España como lo hizo el cine de Luis García Berlanga. Sus películas alumbraron todas nuestras curvas, con sus cicatrices y sus pliegues. Desde el perfil más cruel y triste, al más tierno y divertido. Comedias cínicas, con regusto a cocido, crítica social y mucho humor. Basta una sola línea de uno de sus diálogos para retratar a todo un país. 

Este 12 de junio se cumplen 100 años del nacimiento de este valenciano universal, un centenario que el programa Imprescindibles de La 2 celebra el domingo con el estreno de Berlanga. El sentimiento austrohúngaro (2021), un documental dirigido por Alberto Bermejo y David Herranz que bucea entre recuerdos y fotogramas para acercarnos la figura del hombre que cambió el cine español.

Autor de títulos clave de nuestro cine como Bienvenido Míster Marshall (1953), Plácido (1961) o El verdugo (1963), su estilo fue tan genuino que tenía su propio adjetivo: berlanguiano. Una palabra que la Real Academia Española formalizó hace unos meses rindiendo homenaje a su legado y cuyo término materializa la huella que su obra ha dejado en la cultura española. Berlanguiano es lo grotesco y lo absurdo; personajes infelizmente cómicos; planos secuencia que acaban en una mesa con puchero; es la risa y el llanto; el caos y el orden, y la picaresca más sublime. La vida, a fin de cuentas, tan fea y tan llena de belleza. Una existencia patria que Berlanga plasmó entre el realismo y la fábula.

Berlanga, un fanfarrón negativo

“Yo no he odio nunca hablar del complejo de Dios, pero creo que es el que tengo y por eso soy director de cine y por eso hago planos secuencia. Creo que es el límite máximo al que puede llegar un ciudadano para ser Dios, aunque sea un poco chapucero”. La voz del propio Berlanga, recuperada a través de grabaciones inéditas y entrevistas de archivo, abre el documental y nos acompaña durante cerca de dos horas en las que se revisan recuerdos, rodajes y anécdotas de toda una vida. Al de Berlanga se unen los testimonios de quienes mejor le conocieron, empezando por su hijo, José Luis García Berlanga, que nos descubre el inmenso material que su padre donó a la Filmoteca Nacional. “Era una especie de Diógenes, lo guardaba todo”, cuenta en la cinta. 

En total, más de 50 cajas que reconstruyen toda una vida y en las que puede encontrar correspondencia de Berlanga desde niño, cuadernos escolares, los planes de rodaje de sus películas, e incluso radiografías y citas médicas. Unos archivos, que como cuenta su hijo en el documental estarán digitalizados en un par de años.

"Berlanga. El sentimiento austrohúngaro" recorre la filmografía del cineasta valenciano desde su debut como director en 1951 con la película Esa pareja feliz, una cinta que codirigió junto a Juan Antonio Bardem y que selló una profunda amistad. “Nos conocimos en 1946, en la escuela de cine. Empezamos a hablar de Eisensteiny llegamos a la conclusión pedantísima de que éramos los dos únicos que sabíamos de cine allí”, se escucha decir al propio Berlanga. “Hubo un flechazo”, añade el propio Bardem. Ambos, llegaron a esta ópera prima, influenciados por el neorrealismo italiano y con la intención de mostrar una España más real que la que se solía vender en las comedias de CIFESA de la época. “La idea era acercarnos a unas señas de identidad más reales que las que mostraba el cine de la España de aquel momento y creíamos que el realismo que íbamos a hacer nosotros iba a reflejarlo, pero tampoco fue así, porque me parece que Bienvenido Mister Marshall, por ejemplo, y las primeras películas que hicimos en función eran más fabula que realidad”, explica Berlanga en el documental. 

Testimonios imprescindibles

La cinta recoge además testimonios imprescindibles de su cine como: Fernando Fernán Gómez o Luis Ciges, de los que este año también se celebra este año su centenario; José Sacristán; Elvira Quintanilla; Alfredo Landa; José Luis López Vázquez o Antonio Resines, entre otros muchos. Por su puesto, no podía faltar el relato de Rafael Azcona, con quien Berlanga escribió gran parte de sus guiones, el último desvelado por el Instituto Cervantes este 11 de junio, tras darse a conocer el legado que el cineasta donó en 2008 a la institución que en el que se ha descubierto ¡Viva Rusia!, el guion de la cuarta parte de la trilogía nacional de Berlanga que completan La escopeta nacional, Patrimonio Nacional y Nacional III. "Hasta que yo no sabía el final no me ponía a escribir. Pero no teníamos método, a veces las historias llegaban por una noticia, por anécdotas", cuenta Azcona.

Berlanga durante el rodaje de 'La escopeta nacional'

Berlanga luchó para sacar adelante un cine que hoy sirve para conocer y situar la sociedad de una época determinada. Eso inevitablemnte pasa por el aspecto político, pero Berlanga no creía en un cine comprometido o político. Pero ocurrió que sus cintas dejaban al descubierto las contradicciones de un régimen franquista que en esos años quería abrirse al exterior para mostrar su mejor cara mientras en el interior se ejercía una política represiva, dura, contra todo aquello que significara una apertura real democrática. 

Austrohúngaro, la palabra fetiche

El título del documental, Berlanga. El sentimiento austrohúngaro hace referencia a una de las palabras fetiches de cineasta valenciano. Tras rodar su segunda película, Novio a la vista (1954), Berlanga se dió cuenta de que "austrohungaro" se repetia en numerosas escenas de forma natural y dentro del contexto propio de la palabra. "La convertí en una palabra fetiche, totalmente absurda, que decidí meter con calzador. Por ejemplo, en Las cuatro verdades alguien me avisó de que no había metido la palabra y decidí colarla justo al final", cuenta en el documental.

El cine berlanguiano es, como apunta Sacristán en este documental, "la capacidad para mirar al ser humano en toda su profundidad, despojándola de toda retórica". Una mirada que más allá de la tragicomedia, pone el foco en las costumbres, la familia, la amistad y las ceremonias. Un universo creativo que llega de forma más directa en su última película París-Tombuctú (1998) lo pone en evidencia de la una manera más brutal y directa. "He sido siempre pesimista y no se porqué, habiendo nacido en un sitio como Valencia, donde el pesimismo está prohibido", concluye Berlanga. Unas palabras que podrán verse y oirse este domingo, 13 de junio, a las 22.00h en el Imprescindibles de La 2.

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