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24 de marzo de 2012

Ciclo de cine clásico USA (4) 'Pat Garrett and Billy the Kid', de Sam Peckinpah / El Oeste de Peckinpah

"Héroe y villano, más masoquista que sádico, alcohólico y lúcido, lírico y violento, actor afectado y personaje auténtico, con el infierno en las venas y el cielo en la mirada, era un generoso exabrupto en la hipócrita falacia de la jungla hollywoodiense donde se debatía, con impotencia y rabia, entre ejecutivos petimetres y prepotentes administradores de sueños ajenos"
Gonzalo Suárez, sobre Sam Peckinpah

“Los perdedores son vencidos por principio, esto es uno de los elementos primordiales de la verdadera tragedia. Son apresados después de mucho en su acomodamiento con la muerte y la derrota, así no les queda otra cosa que perder. No tienen alguna fachada, no les queda más ilusión, también representan en sí la aventura desinteresada, esa en la que no se llega al fondo, sino a la pura satisfacción de todavía vivir”.
Sam Peckinpah, mayo de 1965

Hoy recordamos a uno de nuestros directores de cine preferidos, Sam Peckinpah (Fresno, California, 21 de febrero de 1925 - Inglewood, California, 28 de diciembre de 1984) autor de magníficas películas como "Grupo salvaje", "La Cruz de Hierro", "Perros de paja", "Mayor Dundee", "La balada de Cable Hogue", "Pat Garrett & Billy the Kid", "La huida" o "Quiero la cabeza de Alfredo García" (algunas de las cuales intentaremos publicar en esta web, si los dioses del ripeo y el uploading nos son propicios). Y lo hacemos con un documental que nos ofrece una profunda mirada a la figura y obra de un hombre difícil, excesivo, de fuerte temperamento y tendencias autodestructivas (le daba bien al alcohol y las drogas) y a la vez cineasta fronterizo y crepuscular que revolucionó el western, mientras mantenía a lo largo de su carrera una lucha continua con la rígida industria del cine para intentar que los productores no masacraran sus películas, cosa que no siempre consiguió.

A lo largo de la hora y media que dura este estupendo documental podremos ver algunos fragmentos de sus películas así como la interpretación del universo del director californiano por parte de personajes como Billy Bob Thornton, Benicio del Toro, Paul Schrader, Harry Dean Stanton o L.Q. Jones, además de su hermana y su hijo, Matthew Peckinpah. Entre sus importantes aportaciones al cine figura la reformulación del western clásico llevándolo a terrenos más crepusculares, realistas y violentos. Es de destacar la épica y el lirismo de su cine, así como la complejidad y profundidad psicológica con la que dotó a sus personajes, perdedores lacónicos y desesperanzados que son sobrepasados por nuevos tiempos y circunstancias en los que los antiguos códigos de honor han perdido su vigencia. 

El Oeste de Sam Peckinpah



Terminamos la entrada con otra de sus obras maestras, "Pat Garrett and Billy the Kid", en la que Peckinpah aborda el mito histórico de Billy the Kid y quien acabó con su vida y andanzas, su antiguo amigo y compañero de correrías reconvertido en guardián de la ley, el sheriff Pat Garrett, con lo que el director californiano retomaría el tema de la amistad traicionada, otra de las constantes de su cine. Una gran película con una estupenda banda sonora firmada por Bob Dylan, admirador de Peckinpah y del mito del célebre pistolero, quien además tiene un pequeño papel en la película. Disfruten del maestro Peckinpah.






El último aliento del Western

Filmaffinity

John Ford le puso fecha de caducidad al western con esa obra maestra que es "El hombre que mató a Liberty Valance" en la que ese territorio en bruto en el que el poder se impone a golpe de revólver, comenzó a extinguirse por la llegada de ferrocarriles, de hombres de negocios... De la civilización. El poder deja de ser impuesto por la fuerza y se emplea el dinero para esto. Muere una época a la que yo no habría concedido mayor importancia de no ser porque el cine la inmortalizó inmejorablemente en mi retina. John Ford anunció este fin, Peckinpah lo explotó.


Lo que en principio sólo se trata del progreso de un territorio acaba adquiriendo tintes de tragedia y poesía en manos de Peckinpah. Se trata de la auténtica decadencia de un imperio, ante la cual sólo se pueden optar por dos vías: adaptarse o resistir. Y aquí es cuando entra otro de los temas fundamentales de Peckinpah: la amistad traicionada. Aquí, evidentemente, se trata de la de Pat Garrett y Billy The Kid. Mientras que Garrett planea llegar a viejo, para lo que decidirá adaptarse a los tiempos cambiantes, Billy hará lo que ha hecho siempre: lo que le salga de los huevos. Estas dos actitudes les llevarán a que el primero sea contratado para matar al segundo. Y lo que viene después no se trata de persecuciones con tiros y acción espectacular, sino de resignación, tristeza y melancolía. Todos siguen su cometido aun sabiendo que esto signifique traicionarse a sí mismos o morir. Matan a desgana y mueren sin llanto. Todo esto aparece arropado por una atmósfera sombría y crepuscular, y por un halo poético intensificado por la soberbia música de ese monstruo que es Bob Dylan. 



Uno acaba comprendiendo que Pat Garrett ni llegó a viejo ni murió como se nos muestra en la escena que abre la película, sino que ya estaba muerto desde tiempo atrás: se mató a sí mismo o, más bien, lo mató Billy the Kid. Y yo, lo único que puedo hacer ante tal despliegue de maestría, es rendirme ante Peckinpah, el cine y la vida. Obra maestra.