Dios y su sentido del humor
Esta nueva etiqueta pretende replantear una de las más grandes dudas que ha tenido siempre la Humanidad y sobre la que nadie con criterio debería tener una respuesta con intenciones absolutistas. Existe Dios? O es simplemente uno de los alias del Azar y la Fortuna que desde hace unos cuatro millones de años juegan contra la banca (y ganan) para hacer de nosotros poco más que unos monos con bastante suerte?
Así pues esto será una etiqueta que propondrá claroscuros sobre un mismo tema o temas similares, personas con formas radicalmente opuestas de afrontar un motivo de la vida, conceptos diametralmente opuestos en el comportamiento humano, en fin, nuestros altos vuelos y nuestros juegos más marrulleros.
Bueno, para que quede más claro, aquí va el primer capítulo. Esperanza Aguirre. Cuando apareció en política la consideré una señora tontifea y muy derechas que no tenía nada que hacer dentro del panorama político español precisamente por esas virtudes supraescritas, y menos dentro de su propio partido contra el carismático, inteligente y más progresista Gallardón.
Pues resulta que había subestimado la absurdez mental de muchos madrileños que siguen permitiendo a esta señora hacer barrabasadas con los hospitales y puestas en escena demagogas. Y también a ella, que parece es más inteligente (y sobre todo manipuladora) de lo que indica la expresión de su rostro.
En fin, que por un lado tenemos a Esperanza Aguirre. Y en el otro algo que se me antoja lo más opuesto a lo que esta señora me provoca, una de las expresiones más conseguidas que nuestro cuerpo y nuestro cerebro nos pueden regalar. El orgasmo. Y de ahí esta etiqueta. Si realmente existe Dios, tiene que ser un genio del humor para haberlos creado estos dos conceptos tan antagónicos.Bueno, para que quede más claro, aquí va el primer capítulo. Esperanza Aguirre. Cuando apareció en política la consideré una señora tontifea y muy derechas que no tenía nada que hacer dentro del panorama político español precisamente por esas virtudes supraescritas, y menos dentro de su propio partido contra el carismático, inteligente y más progresista Gallardón.
Pues resulta que había subestimado la absurdez mental de muchos madrileños que siguen permitiendo a esta señora hacer barrabasadas con los hospitales y puestas en escena demagogas. Y también a ella, que parece es más inteligente (y sobre todo manipuladora) de lo que indica la expresión de su rostro.