Solamente algunos zoológicos amplios y modernos en los que se recogen animales en peligro de extinción o maltratados y se les trata con respeto o aquellos en los que los animales viven en semilibertad, como Cabárceno, deberían permitirse.
Ni que decir tiene que cuando leo alguna noticia en la que se recoge que alguno de estos animales decide que ya está bien de que ese bípedo esclavista le martirice con un látigo y recuerda cómo las gasta su especie en libertad y le da al domador lo suyo y lo de su prima, pienso en esa cosa de la justicia universal y me digo pues mira qué bien. En fin, les dejo con Saramago y su legítima reivindicación.
Susi
Si yo pudiera, cerraría todos los zoológicos del mundo. Si yo pudiera, prohibiría la utilización de animales en los espectáculos de circo. No debo ser el único que piensa así, pero me arriesgo a recibir la protesta, la indignación, la ira de la mayoría a los que les encanta ver animales detrás de verjas o en espacios donde apenas pueden moverse como les pide su naturaleza. Esto en lo que tiene que ver con los zoológicos.
Se podrá preguntar a propósito de qué viene esto, y responderé ya. En el zoológico de Barcelona hay una elefanta solitaria que se está muriendo de pena y de las enfermedades, principalmente infecciones intestinales, que más pronto o más tarde atacan a los animales privados de libertad. La pena que sufre, no es difícil imaginarlo, es consecuencia de la reciente muerte de otra elefanta que con la Susi (este es el nombre que le pusieron a la triste abandonada) compartía en un más que reducido espacio. El suelo que pisa es de cemento, lo peor para las sensibles patas de estos animales que tal vez tengan todavía en la memoria la blandura del suelo de las sabanas africanas. Sé que el mundo tiene problemas más graves que estar ahora preocupándonos con el bienestar de una elefanta, pero la buena reputación de que goza Barcelona comporta obligaciones, y ésta, aunque pueda parecer una exageración mía, es una de ellas. Cuidar a Susi, darle un fin de vida más digno que verla acantonada en un espacio reducidísimo y teniendo que pisar ese suelo del infierno que para ella es el cemento. ¿A quién debo apelar? A la dirección del zoológico? ¿Al ayuntamiento? ¿A la Generalitat?
Postdata: Dejo aquí una foto. Igual que en Barcelona hay grupos – gracias - que se apiadan de Susi, en Australia también un ser humano se ha compadecido de un marsupial, víctima de estos últimos incendios. La foto no puede ser más emocionante.
Haces aquí dos afirmaciones, y con las dos estoy de acuerdo. Yo también discrepo en bastantes ocasiones de lo que dice o escribe Saramago. En otras, también es cierto, me admira y no tengo problema en reconocerlo.
ResponderEliminarEn cuanto a los zoo-¿lógicos?, el Planeta de los Simios parecía una aberración..., ¿por qué si los de fuera de las jaulas somos nosotros nos parece bien que existan?
(Con las escasas excepciones que mencionas y que también yo apoyo)
Un saludo!!
Qué tal Roberto? Sí, lo de los circos de animales es una aberración que no entiendo cómo pervive. Y en ese sentido España, como siempre, se lleva la palma, ya que en otros países de Europa simplemente la gente los ha rechazado de pleno. De verdad que tenemos un país que en muchas cosas da bastante pena.
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