Donde no existe libertad es necesario perder el miedo; sucedió en Túnez y en Egipto, sucede en Libia, Siria y Yemen. Sucederá en más países, árabes o no. Donde hay libertad es necesario romper la molicie, un conformismo que ha transformado (trastornado) a los ciudadanos en consumidores, algunos de todo a cien.
Esas historias olvidadas, desatendidas, encontraron eco en las redes sociales (Twitter: #15M; #nonosvamos, #spanishrevolution). Como en Egipto: jóvenes, y no tan jóvenes, se movilizan sin siglas, sin banderas, sin el quien-convoca, solo por que es un derecho.
Cuando los que ganaban pierden cambian las lealtades, se firman nuevos contratos. No hay memoria. Nadie la desempolva de las hemerotecas. Sucedió en Congo.
Cuando se come caliente tres veces al día y el agua potable no es un problema que exija horas y horas de esfuerzo y riesgo, surge la educación, la cultura, el ocio. La educación nos enseña a elegir y nos dota de instrumentos e información para elegir bien.
Los que saben y pueden elegir estaban mudos. La pregunta que muchos se hacen es sencilla: ¿estamos ante el nacimiento de una primavera en España? ¿En Europa? ¿Es solo una moda, una acampada? ¿Tiene recorrido? Los motivos tienen recorrido, son una segunda piel; las personas está por ver.