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Mientras, en segundo plano a este desafío Israel duda si atacar antes de que los iraníes consigan tener operativo su poder nuclear, momento cercano a juzgar de muchos analistas. Comienzan a soplar los vientos de una guerra regional de incierto resultado que puede traer resultados catatróficos para la zona.
Pulp Fiction en Teherán
Ramón Lobo - El País 30 de noviembre de 2011
Hay imágenes que son un deja vu: las del asalto de la embajada británica en Teherán -consentidas por la policía iraní- recuerdan a la toma de la legación de Estados Unidos en 1979. Esta vez no hubo captura masiva y exhibición de rehenes; aunque el gesto es similar, los tiempos y los motores son otros. Para The Wall Street Journal es la consecuencia de las luchas internas en el régimen.
La prensa británica trata de restar transcendencia a lo ocurrido, incluso la sensacionalista. Solo el Mail on line habla de seis rehenes liberados después por la policía. El Telegraph sostiene que es un acto grave que hunde las relaciones entre los dos países. Massoumeh Torfeh escribe en The Guardian que la causa, la chispa, es el embargo bancario decretado por Londres.
Robert Fisk asegura en The Independent que las sanciones son la parte amable de las relaciones entre Irán y el Reino Unido. Jon Lee Anderson escribe en The New Yorker sobre los porqués del odio iraní a los británicos.
No fue un acto revolucionario ni espontáneo, sino uno concreto y programado de desafío, que sigue a un voto parlamentario, ante la presión internacional sobre el régimen de Irán y su programa nuclear. Son crecientes y visibles las amenazas y los movimientos de EEUU, Reino Unido e Israel que apuntan a que un ataque militar está sobre la mesa, que es una opción política. Le Monde titula con la amenaza de "graves consecuencias" lanzada desde Londres.
Haaretz publica hoy unas declaraciones de Meir Dagan, exjefe del Mossad, quien advierte: "Un ataque contra Irán provocará una guerra regional".