Será el mefistofélico Santos (caracterizado por un magnífico Eduard Fernández) quien invitará al doctor Fausto (Miguel Ángel Solá) a cumplir sus deseos más insospechados, incluyendo aquellos más imposibles de confesar. Es de destacar también la aparición de misteriosos y poderosos personajes secundarios como la anciana del tren, los otros médicos que le menosprecian, la hija de Santos, la ayudante del doctor Fausto (interpretada por Najwa Nimri) o la sensual chica de la universidad, quienes contribuyen a dotar a la película de una estética que recuerda poderosamente al cine de David Lynch.
Se nota la mano de La Fura en cada plano de esta película, trabajado hasta el mínimo detalle para lograr una atmósfera de pecado y perdición. Ese Hotel Nacional envuelto como una obra de Christo, ese limpiador colgado moviendo los pies en el vacío, esa universidad de degeneración a punto de ser remodelada, unas calles que son como de Blade Runner pero sin los neones o la propia clínica del Doctor Fausto configuran una ambientación ya quisieran para sí grandes películas del género. En fin, una estupenda y poco conocida película española en la 26ª entrega de nuestro ciclo de cine europeo. Que la disfruten.