Según datos facilitados por UNICEF, más de 125 millones de niñas y mujeres vivas han sido sometidas a la ablación. 30 millones de niñas en todo el mundo corren el riesgo de ser víctimas de la ablación en la próxima década. Sin embargo, actitudes como las de las mujeres de Malicounda pueden contribuir a luchar contra las estadísticas. El juramento de Malicounda marcó toda una revolución social en Senegal, consiguiendo que más de 6.000 pueblos anunciaran el abandono definitivo de la mutilación genital femenina.
En Portada - El juramento de Malicounda
En Portada - El juramento de Malicounda
Un juramento para la esperanza
Nuestra historia, que inaugura una serie de reportajes de En Portada sobre los derechos de la mujer en el mundo, comienza un 31 de julio de 1997 en una aldea de Senegal llamada Malicounda, donde un grupo de mujeres decide poner fin a esa pesadilla. Ante jefes tribales, líderes religiosos, autoridades políticas y representantes de los medios de comunicación de todo el mundo, pronuncian el Juramento de Malicounda, una solemne promesa de no practicar nunca más la mutilación genital en su comunidad. En 1999 el gobierno de Senegal prohíbió la ablación con pena de cárcel y fijó un objetivo: que para el 2015 esta práctica fuera erradicada totalmente en el país.
Tostan y los Derechos Humanos
Suddenaya Naay es el nombre en wolof, una de las lenguas de Senegal, de Molly Melching, una norteamericana que llega a Senegal en 1974 para terminar su tesis doctoral en literatura africana, pero que acaba quedándose allí. Durante cuatro décadas Molly se dedica especialmente a la educación, en un país donde la tasa de analfabetismo supera al 80% de la población. Su programa se basa en el uso de las lenguas africanas y técnicas basadas en las tradiciones y modelos de aprendizaje locales.
Las mujeres están especialmente interesadas en aprender sobre la salud, el embarazo, la menopausia y las relaciones matrimoniales, así que la monitora de Tostan lo utiliza para abordar un tema tabú: la mutilación genital femenina. Su interés no era forzar el abandono de esta práctica sino hablarles de sus derechos. Al principio, las mujeres de Malicounda se niegan a hablar sobre ello pero, poco a poco, van venciendo sus miedos y comienzan a compartir sus difíciles experiencias. Se dan cuenta que los malos espíritus no son los causantes de sus enfermedades, ni los que han arrebatado la vida de muchas de sus hijas, sino que la ablación es el origen de todos esos males y deciden abandonar esta práctica. Su decisión sorprende a la propia fundadora de Tostan que queda impresionada del coraje y valentía de estas mujeres. Su ejemplo ha sido seguido por otras comunidades y su labor continúa hoy en día, explicando ellas mismas lo que en su día a ellas les explicaron, llevando el mensaje a todos los rincones del país y a otros países vecinos para poner fin definitivamente a esta práctica.
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