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“¡Allahu Akbar! ¡Allahu Akbar! ¡Nosotros morimos en Aleppo, vosotros morís aquí! ¡Matáis a gente inocente en Aleppo y en Siria!”, gritó el agresor, de 22 años, procedente de Aydin (noroeste de Turquía), que servía desde 2014 en la Policía de Ankara y en la actualidad se hallaba fuera de servicio de la unidad antidisturbios. Un joven que estudió en la escuela superior Anatolia, una de las mejores del país, y posteriormente en la Universidad de Izmir y que ante la sorpresa de los presentes se convertía en el protagonista de otro capítulo negro en la historia del terrorismo, recordando poderosamente al histórico asesinato de Franz Ferdinand por parte de Gavrilo Princip que desencadenaría la I Guerra Mundial.
La impactante escena quedó filmada por una cámara que estaba grabando el discurso en la exposición, pero al oír los disparos el operador solo aumentó el plano antes de abandonar la videocámara. Aunque hubo un fotógrafo presente que no abandonó su puesto de trabajo a pesar de la peligrosidad. Se trata de Burhan Ozbilici, reportero gráfico de la agencia Associated Press (AP) que registró, con enorme sangre fría, cómo sucedió todo. De él son las imágenes que acompañan este artículo.
Pero aquella tarde en el centro de Ankara ocurrió mucho más que un acto terrorista, aquella tarde la reciente recomposición de relaciones entre Rusia y Turquía fueron puestas a prueba.
Siria de trasfondo
Las relaciones de ambos países han pasado por serios baches en los últimos años, sobre todo tras el derribo de un bombardero ruso Su-24 por parte de Turquía en noviembre del año pasado. El presidente Putin cargó contra Turquía, un miembro de la OTAN, calificando lo ocurrido de 'puñalada por la espalda' y castigando a la economía turca restringiendo el turismo y el comercio. Pero tras las disculpas públicas de Erdogan estas relaciones comenzaron a normalizarse.
Pero aquella tarde en el centro de Ankara ocurrió mucho más que un acto terrorista, aquella tarde la reciente recomposición de relaciones entre Rusia y Turquía fueron puestas a prueba.
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Las relaciones de ambos países han pasado por serios baches en los últimos años, sobre todo tras el derribo de un bombardero ruso Su-24 por parte de Turquía en noviembre del año pasado. El presidente Putin cargó contra Turquía, un miembro de la OTAN, calificando lo ocurrido de 'puñalada por la espalda' y castigando a la economía turca restringiendo el turismo y el comercio. Pero tras las disculpas públicas de Erdogan estas relaciones comenzaron a normalizarse.
Ankara y Moscú han jugado papeles opuestos durante el conflicto sirio. El Kremlin lanzó en septiembre del año pasado una campaña aérea en Siria para "luchar contra el terrorismo" y evitar la caída de su aliado en la zona, el presidente sirio, Bashar al-Assad, mientras que Turquía ha apoyado desde el principio de la guerra a distintas facciones de las milicias anti-gubernamentales y ha servido de paso franco y retaguardia para aprovisionar a estos grupos insurgentes.
Karlov, de 62 años, ejercía el cargo de embajador ruso desde julio de 2013 y antes había encabezado la delegación en Corea del Norte (2001-2006). Según algunos medios rusos, había jugado un papel importante a la hora de recomponer puentes entre Moscú y Ankara. Turcos y rusos habían vuelto a colaborar en la evacuación de Aleppo, una campaña muy criticada a nivel internacional y según distintas declaraciones no parece que las relaciones bilaterales entre ambos países vayan a verse afectadas por este crimen, con lo que este acto cruel y efectista no parece que vaya a entrar en los libros de Historia como aquel mítico asesinato de Sarajevo.