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7 de junio de 2019

Campanadas de la Historia (68) Manuel Otero, sangre española en Omaha Beach

Del blog de Toni Álvaro importamos su aproximación a Manuel Otero, el único español que participó en el célebre desembarco de Normandía (que ya tratamos hace cinco años en este blog), que abriría un nuevo frente en Europa y sería decisivo para el término de la IIGM y el destino de nuestro continente. Este bravo compatriota, ex-soldado republicano (aunque no creo que dejara de serlo) que tuvo que huir a Estados Unidos, se unió al ejército de ese país y acabó dejando su vida en esta playa normanda, luchando contra el fascismo como había hecho antes en España. Nuestro recuerdo, 75 años después de aquel Día D, es para él.

Manuel Otero Martínez

…soldadet, valor, valor,

que depèn de gent com tu la sort del món…



‘Los primeros valientes en traspasar el alambre de espinos fueron John P. Forde, de Brooklyn; Manuel Otero, de Nueva York; y David A. Arnold, de New Hampshire. Forde y Otero morirían al poco en el campo de minas’ Albert Papi.



6 de junio de 1944, hace 75 años, Día D, 7.40 horas, una segunda oleada del 16º Regimiento de la 1ª División de Infantería de Estados Unidos, desembarca en el sector G de la playa de Omaha. Un mal sitio para desembarcar. Lanchas bandeadas por la mala mar, tropa mareada que se encuentra con el agua al cuello a casi 100 metros de la playa y luego un trecho de playa de más de 100 metros plagados de obstáculos y bajo intenso fuego enemigo. Una escabechina.

Manuel Otero, de Nueva York, salva los primeros 100 metro de playa para abrir paso por las alambradas. Lo consigue, pasa por ese hueco y echa a correr buscando protección. Una mina lo despedaza. Manuel Otero, de Nueva York, es Manuel Otero Martínez, de Catasueiro, Concello de Outes, A Coruña, ha cumplido 28 años y ya no podrá tener un hijo

per, només veure'l, intuir
que l'estimo més del que m'estimo a mi…

Manuel Otero Martínez era un buen mecánico en la marina mercante al que el golpe de Estado fascista de julio del 36 sorprende en Santander. Alistado en el Ejército republicano caerá gravemente herido en Brunete. Casi al final de la guerra es hecho prisionero en Barcelona. Un hermano que ha combatido en el bando de los vencedores consigue traerlo de vuelta a casa.



Pero los vencedores se empeñan en demostrar su condición a todas horas y le hacen la vida imposible a Manuel, que busca una vida posible en Estados Unidos, a las afueras de Nueva York, donde monta un taller mecánico que le permite vivir y enviar dinero a su madre. Manuel Otero es trabajador, lo que no es suficiente para el gobierno para ponerle los papeles en regla. Si quiere la nacionalidad y vivir tranquilo, una temporada en el Ejército es la vía más rápida. Manuel se alista.



Otero, soldado curtido, ingresa en la Big Red One que prepara el desembarco de Normandía. Y llega el 6 de junio de 1944, hace 75 años, Día D, 7.40 horas, una segunda oleada del 16º Regimiento de la 1ª División de Infantería de Estados Unidos, desembarca en el sector G de la playa de Omaha. Un mal sitio para desembarcar. Manuel Otero se funde en el infinito.

Las gestiones familiares consiguen de nuevo el regreso de Manuel a casa, esta vez dentro de una caja de madera forrada de cinc. En el cementerio de la parroquia de Outes un grupo de soldados norteamericanos portan a hombros un féretro cubierto con la bandera de las barras y estrellas y le rinden honores por todo lo alto en presencia de un agregado de la embajada de Estados Unidos. Cinco años después, Dwight Eisenhower, el general del Día D, firmaba en Madrid con el general del golpe de Estado fascista de julio del 36 un pacto que acordaba instalar en territorio español cuatro bases militares a cambio de ayuda económica y militar. Las playas de Normandía quedaban muy lejos, anegadas por la sangre de los Manuel Otero del mundo.