Siempre me gustaron Los Secretos, sobre todo en la época de Enrique Urquijo de front-man. La época tras su muerte, con Álvaro liderando, ya me pilló escuchando otra música y les he seguido (injustamente) menos, aunque siguen sacando buenos temas y dando grandes conciertos. Siguen siendo un grupo de buenos tipos que han sobrevivido a grandes tragedias y que siguen haciendo la música que les sale del corazón.
Enrique murió el 17 de noviembre de 1999, cinco años antes de que yo llegara a mi casa de Malasaña donde vivo, a unas pocas decenas de metros del portal de la calle Espíritu Santo donde fue encontrado aquella aciaga noche de otoño, parece que con una mala mezcla del ansiolítico Tranxillium, pasta base de cocaína y bastante mala suerte. De hecho murió en el momento en que tenía mayor estabilidad profesional (habiendo vuelto a reunir al grupo tras su aventura en solitario con Los Problemas) y personal, superando sus problemas psicológicos y con su mujer, Pía Manchot (con la que iba a casarse) y su hija María esperándole en casa.
Su desaparición, con apenas 39 años, me impactó bastante pues siempre había empatizado con este melancólico músico que tanto había cantado al amor pero en especial a esas otras partes indivisibles del mismo como el desamor y la soledad. Temas como 'Buena chica' (que siempre me recordó a aquella amiga mía que se mató esquiando cuando era sólo una adolescente..), 'Por el túnel', 'Otra tarde', 'Cambio de planes', 'Colgado', 'Volver a ser un niño', 'Ojos de gata', 'No me imagino', 'Aunque tú no lo sepas', 'Sólo pienso en ti'... muchas grandes canciones que me acompañaron durante la primera época de mi vida.
En estos días se está conmemorando tanto el aniversario de su muerte como el lanzamiento del libro de Álvaro 'Siempre hay un precio', en el que cuenta la historia del grupo y cómo ha ido superando sus sucesivas desgracias personales. Así lo presenta:
Los Secretos es mucho más que un grupo de pop rock español. Es mucho más que «Déjame» o «Pero a tu lado». Es mucho más que una historia de canciones y público. La historia de Los Secretos es la suma de grandísimos momentos creados a partir de retos imposibles, de situaciones muy complicadas, de momentos muy difíciles. La historia de Los Secretos es única en la música española, por cómo empezó, por las ausencias, por las tragedias y las caídas. Pero siempre, siempre, siempre nos volvimos a levantar con la ayuda de nuestro público.
Sé que para llegar hasta donde estamos hemos tenido que pagar un precio carísimo. Si pudiera volver atrás, cambiaría muchas cosas, pero la vida ha sido así, y por eso quiero ponerla por escrito para que no nos olvidemos de nuestro pasado. Esta es la historia de Los Secretos tal y como yo la he vivido. Apasionante, triste y a la vez divertida y, sobre todo, muy emocionante. Una historia que demuestra que nuestro mayor éxito siempre fue sobrevivir.
Y así, con la dulce nostalgia de aquella época que ahora siento, desde aquí mi homenaje al cantante de mirada triste que tanto me emocionó, que tanto me emociona, con una nueva lista de música 'Music Kills Me' (la 18ª ya) con sus canciones que más me gustan, el video de esa preciosidad que es 'Aunque tú no lo sepas' y el documental que la serie Imprescindibles de RTVE dedicó a su vida y obra. In Memoriam siempre, Enrique Urquijo.
Music Kills Me (18) Aunque tú no lo sepas: Enrique Urquijo en el recuerdo
'Imprescindibles' presenta este documental sobre la figura del que fuera fundador y líder del mítico grupo 'Los Secretos'. Una producción propia de RTVE, con gran cantidad de material inédito de la vida del que es, aún a día de hoy, uno de los músicos más admirados de la década de los 80 y 90.
Los espectadores descubren vídeos de su infancia y su adolescencia rescatados del archivo familiar de los Urquijo y escuchar documentos sonoros hasta ahora desconocidos para el gran público.
A través de las voces de sus propios hermanos, sus compañeros de colegio, sus profesores y sus amigos, la cinta profundiza en la atípica personalidad de Enrique Urquijo, alguien de carácter aparentemente frágil, que encontró en la música la forma de evadirse de un mundo en el que nunca acabó de encajar del todo.
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