América vuelve a ser América
Artículo de Juan Luis Cebrián en El País
Comienza el fin de la pesadilla, aunque nos quede aún mucho camino por recorrer. La victoria de Barack Hussein Obama en las elecciones presidenciales de Estados Unidos ha de poner punto final a uno de los periodos más tenebrosos de la historia del mundo, en donde la gobernación de los necios, cuando no la de los canallas, se ha impuesto por doquier.
Artículo de Juan Luis Cebrián en El País
Comienza el fin de la pesadilla, aunque nos quede aún mucho camino por recorrer. La victoria de Barack Hussein Obama en las elecciones presidenciales de Estados Unidos ha de poner punto final a uno de los periodos más tenebrosos de la historia del mundo, en donde la gobernación de los necios, cuando no la de los canallas, se ha impuesto por doquier.
El balance final de la gestión de George W. Bush al frente de los destinos de su país no puede resultar más desastroso. Ha empobrecido la economía mundial; ha generado dos terribles contiendas armadas para las que no se ve solución inminente y que han provocado innumerables víctimas; ha canonizado la tortura; ha vulnerado repetidamente la legalidad internacional y ha destruido el prestigio de América. El mundo es peor después de Bush, es decir, por culpa de Bush. Nos deja un legado tan miserable moral y materialmente que pasará al menos una década antes de que podamos recuperarnos de la postración actual. Ésa es la dura tarea que le aguarda al primer afroamericano titular de la Casa Blanca.
Los errores del presidente Bush no resultan sólo de sus parvas condiciones para el ejercicio del poder, sino, sobre todo, de la reiterada aplicación de una doctrina injustamente apellidada de liberal que ha subvertido los principios de la democracia en nombre de su defensa. Desde la ideología neoconservadora se ha intentado imponer la democracia a sangre y fuego; se ha debilitado el papel de las instituciones; se han agudizado las diferencias sociales; se ha multiplicado la división y la crispación interna; se ha abdicado del diálogo y se ha renunciado al multilateralismo.
Finalmente se ha arruinado a millones de familias trabajadoras y se ha permitido que un puñado de banqueros rapaces pusiera en peligro el sistema de pagos mundial, ante la impasibilidad, o gracias a la complicidad, de muchos gobernantes.
La tarea de Naciones Unidas ha sido boicoteada, mientras en sus tribunas los representantes de Bush mentían descaradamente para justificar la agresión armada contra Irak, un país regido por una detestable dictadura pero que no constituía amenaza alguna para la paz mundial. Si finalmente se lograra instalar allí un régimen estable y democrático, habría sido a costa de las vidas de cientos de miles de ciudadanos inocentes y de varios miles de soldados estadounidenses. Éste es el balance del que son directamente responsables los señores Bush, Blair y Aznar, y por el que todavía esperamos que muestre arrepentimiento el actual presidente de la Comisión Europea, anfitrión complaciente del triunvirato que ordenó la invasión. (...)