“La fraga murió. En A Capela no quedó nada sin arder. Donde había verde, hay cenizas”
Los incendios que en los últimos días han arrasado más de mil hectáreas del parque natural de As Fragas do Eume y zonas aledañas y han acabado con buena parte del más importante bosque atlántico costero europeo, (un ecosistema irremplazable, con una gran biodiversidad de flora y fauna) han anticipado uno de los recurrentes problemas medioambientales de nuestro país, los incendios premeditados que cada año, inexorablemente, asolan los bosques ibéricos.
Nadie en Galicia duda que los terribles fuegos que han devastado buena parte de uno de los grandes tesoros naturales gallegos han sido intencionados. A la prolongada sequía y los millonarios recortes en prevención de incendios de la Xunta hay que añadir los intereses espurios que siempre están detrás de estos terribles atentados contra los ecosistemas, que suponen el 60% de los incendios que se suceden todos los años en España.
En este caso, se ha denunciado que los montes están ardiendo en "zonas eólicas" y que quemar el parque natural Fraguas do Eume "beneficia" al proyecto de celulosa de As Pontes, al plan de restauración de la mina en esta localidad coruñesa, a las minas de andalucita o al proyecto de nuevo embalse en el Eume. Sólo decididas medidas políticas, policiales y penales contra estos actos infames podrán evitar que sigan ardiendo los bosques debido a la miserable codicia humana. Ahora ya sólo las cenizas y los troncos humeantes dan fe de que en las Fragas do Eume antes bullía la vida.
El bosque protector. Incendios forestales: quemar el futuro
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