Así crecí yo. Usé ese mismo uniforme y dije que sería como el Che. Eso fue hace más de veinte años y recuerdo que Cuba era como un paraíso. Un lugar sin preocupaciones, sin angustia y sin violencia. Aquí el dinero no tenía valor, lo material no tenía importancia y no existían ni el desempleo ni la religión. En esta isla calurosa la solidaridad reinaba en todas partes, todos nos sentíamos iguales y en las calles no había ni publicidad ni apuro. Recuerdo que fui muy feliz.
Así comienza 'El telón de azúcar' documental que pudimos ver la pasada semana en La2 (y que hemos conseguido gracias al gran Bizzentte) , con guión y dirección a cargo de La chilena -criada en Cuba- Camila Guzmán Urzúa, que muestra el desvanecimiento del sueño cubano, los desencantos e ilusiones de toda una generación de cubanos, la de aquellos pioneritos de 1977 que vivieron el último sueño de la creación de un socialismo de soporte e inspiración soviética en su país.
Porque cuando el tiempo pasó y esos niños crecieron se dieron cuenta de que las cosas no eran tan idílicas como pensaban. La revolución acaudillada por Fidel Castro, que había terminado con las enormes desigualdades y excesos de la época Batista y tenía en sus sistemas sanitario y educativo sus grandes logros sociales, mostraba sus modos dictatoriales e ineficiencias estructurales y en el 89 cayó el Muro y en el 91 colapsó la U.R.S.S, el gigante que había sostenido económica e ideológicamente la utopía cubana y entonces Cuba se dio de bruces con la realidad. Llegó el llamado "periodo especial" y llegó la crisis y el recrudecimiento del embargo norteamericano y muchos de aquellos pioneritos no vieron otra salida que marchar por el mundo en busca de la libertad y las posibilidades laborales que les otorgaba su formación y que su país no podía satisfacer.Este documental (centrado principalmente en gentes de La Habana) hace un melancólico y emotivo recorrido por la memoria y los sueños rotos de toda una generación tan preparada como frustrada por la falta de libertad y oportunidades que se ha visto en su mayoría forzada a emigrar, un capital humano que sostiene con sus divisas desde el extranjero la economía de la isla.Mientras los cubanos que permanecen, resisten y miran a su futuro con cierta desesperanza. La propia directora, Camila Guzmán, declaraba en una entrevista que veía el futuro con escepticismo. "Yo no sé si la muerte de Fidel va a cambiar gran cosa y eso lo hemos visto con la enfermedad", señalaba. A través de las imágenes de este documental vemos su mirada nostálgica sobre ese sueño colectivo que compartió una nación entera y que en la actualidad se encuentra como gran parte de la capital cubana, en ruinas.
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