“La experiencia psicodélica es un viaje a nuevos realismos de la conciencia. Los alcances y el contenido de las experiencias no tiene límites, pero su rasgo característico es la trascendencia de conceptos verbales, de las dimensiones de espacio y tiempo, y del ego o la identidad. Experiencias de conciencia agrandada pueden ocurrir de varias formas: privación de los sentidos, ejercicios de yoga, meditación disciplinada, éxtasis religioso o estéticos, o espontáneamente. Más recientemente se han vuelto disponibles para cualquiera a través de la ingestión de drogas psicodélicas como LSD, psilocibina, mescalina, DMT, y otras. Por supuesto, la droga no produce la experiencia trascendente, meramente actúa como una llave química que abre la mente, libera el sistema nervioso de sus patrones ordinarios y estructuras.”
Una fracción de un miligramo y todo cambia. Una molécula que abre las puertas de la percepción. Una vez experimentado, nunca se puede olvidar. Todo comenzó el 16 de abril de 1943 en un laboratorio suizo cuando el químico Albert Hofmann se encontraba trabajando en su laboratorio con sustancias para favorecer la circulación sanguínea con un hongo, el cornezuelo del centeno. Pero aquel día de abril, aislando sustancias, la serendipia hizo de las suyas y le hizo toparse con algo completamente nuevo, la dietilamida de ácido lisérgico, el LSD. Tres días más tarde, el científico decidió experimentar consigo mismo, primero con dosis muy pequeñas. La sustancia resultó ser mucho más fuerte que cualquier cosa conocida por la ciencia por su potente psicoactividad.
Su experimento se convirtió en un viaje hacia lo desconocido pero sus efectos no tardaron en despertar el interés de los psiquiatras de todo el mundo para tratar enfermedades como la esquizofrenia y otras psicosis. Durante la Guerra Fría, el LSD atrajo la atención de los servicios secretos internacionales, sobre todo de la CIA en su intento por desarrollar un suero de la verdad. Hofman continuó sus experimentos con el LSD y con los hongos del género psilocybe que le llevaron a contactar con la chamana mejicana María Sabina.
En los sesenta fue descubierta por un reputado profesor de Harvard, Timothy Leary, que la quiso extender de forma masiva en la sociedad norteamericana, convirtiéndola en la droga icónica del pacifismo y el movimiento hippie, alcanzando en el verano del 67, el verano del amor y la psicodelia, su momento cumbre pero también su canto del cisne. Porque cuando decenas de miles de personas invadieron San Francisco buscando la experiencia lisérgica total, las cosas se desmadraron y la policía tuvo que intervenir, dando una excusa a las fuerzas reaccionarias de la sociedad USA para conseguir la ilegalización de esta sustancia. A través de imágenes de archivo y los testimonios de quienes vivieron aquella época y por supuesto el propio Hofman, el documental del año 2011 "The Substance: Albert Hofmann's LSD", dirigido por el suizo Martin Witz, repasa la historia del ácido lisérgico y sus efectos revolucionarios sobre la psiquiatría y los límites de la conciencia y la psique humana.