Crítica de «Repulsión» de Roman Polanski (1965)
Es la primera película de Polanski en inglés y, tal vez, su más aterradora e inquietante. El director polaco muestra una conciencia torturada como solo él sabe hacerlo. Luego de su ópera prima «El cuchillo bajo el agua» -premiada en Venecia y nominada al Oscar a Mejor película extranjera- Polanski se afirma como uno de los realizadores más talentosos e innovadores de la época con este segundo largometraje: un oscuro thriller psicosexual que brota de la mente perturbada de su protagonista, la bella y perspicaz Catherine Deneuve.
El film en cuestión forma parte de una de trilogía de terror en departamentos, creada por Polanski, junto a las geniales «El bebé de Rosemary» y «El inquilino». Estrenada mundialmente en Cannes, la película recibió el Premio Especial del Jurado en festival de cine de Berlín.
«Repulsión» trata sobre Carole, una chica que se queda sola una semana en el departamento que comparte con su hermana, y en el cual deberá enfrentarse a sus propios demonios. Su rechazo hacia el sexo y los hombres la sumergen en un infierno surreal, donde lo real no se distinguirá de lo que no es. El papel que le toca interpretar a Deneuve es tormentoso. Afirman los que estuvieron en el set, que el rodaje fue terrorífico. Una sobre exigencia, común en esa época, que hizo que la relación entre actriz-director se rompa. Su actuación es magistral, podemos ver los cambios en su rostro y en sus acciones a medida que avanza el film, todo orquestado por un guión macizo y sin grietas.
Curiosamente, Polanski junto a Gerard Brach (el otro guionista) consideran a «Repulsión» como «un medio para alcanzar un propósito». Es decir, un éxito comercial para poder realizar su próxima obra «Callejón sin salida». La película cuenta con unos sustos bien medidos y proporcionados, que generan una progresiva sensación de miedo. Nos lleva de la mano hacia el aislamiento y la claustrofobia sale a flote. La increíble mezcla de sonido ayuda a incrementar el sentimiento de agobio generada. De hecho, una de las grandes virtudes del film es cómo nos hace vivir en nuestras propias carnes ese proceso de esquizofrenia.
No obstante, para Polanski, «Repulsión» “no es sólo el estudio de una patología sexual, sino también es sobre la manera en que a diario ignoramos los signos que nos indican que alguien cercano está sumido en una crisis”. Este mensaje más profundo de lo que se ve en la superficie de la película, es válido y rescatable (mas allá de los posteriores escándalos que tuvo el director polaco).
Polanski nos proporciona una grieta mental irreparable, mediante pesadillas, sueños y alucinaciones. Atmósfera densa y palpable. Gran terror psicológico de la mano de uno de los genios del género.
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