El documental que hoy publicamos está basado en el libro homónimo del economista francés Thomas Piketty, es una de las primeras obras publicadas en el siglo que vivimos que es capaz de agrietar el consenso económico neoliberal tras dos décadas de hegemonía.
'El capital en el siglo XXI' se publicó en el año 2013, cuando nuestras sociedades aún no se habían recuperado del trauma de la crisis financiera del 2008: desigualdades que se extreman, precariedad laboral, recortes de los servicios públicos y amplias capas de población viviendo al borde de la exclusión. Poco después vino lo que todos sabemos (Trump, Bolsonaro, Orban, etc el resurgir de la extrema derecha y otros populismos poco halagüeños) y las conclusiones se sacan solas, de aquellos polvos estos lodos.
Ahora, cuando va a cumplirse un año de pandemia, cuando se han visto claramente las consecuencias sociales del desmantelamiento de la sanidad pública, las recetas neoliberales de desregulación económica, privatización de servicios públicos y fiscalidad laxa para las grandes empresas y grandes fortunas deberían ser erradicadas de nuestras sociedades.
La situación generada por el Covid-19 nos ha hecho más conscientes de la necesidad de un Estado fuerte y con capacidad de influir en la economía, de unos servicios públicos bien dotados y unas prestaciones sociales que garanticen un sustento a las personas que se van quedado en los márgenes del desarrollo económico.
Sin embargo, la fantasía de un mercado sin trabas en el que cada individuo mire por su propio interés, la famosa 'mano invisible' capaz de generar prosperidad sin límite, sigue siendo el mantra predominante en el ideario de los partidos conservadores de la gran mayoría de los países del mundo y de millones de ciudadanos que, aun perteneciendo a clases medias-bajas, sólo querrían enriquecerse para hacer lo mismo que los ricos hacen.
Como signo de los tiempos en España tenemos un ejemplo reciente en la polémica decisión de uno de los youtubers de moda, El Rubius (con decenas de miles de fieles followers que le han enriquecido siguiendo sus tonterías), que anunció hace pocas semanas que se marchaba a vivir a Andorra para evitar seguir pagando impuestos en España, a su juicio abusivos. Y él es sólo el último, quizás el más conocido, de una larga serie de jóvenes influencers, millonarios sobrevenidos, que han decidido que los impuestos en su país si eso que los paguen otros, con el nefasto ejemplo que eso supone.
Con esta controversia, la cuestión de la evasión fiscal de las grandes fortunas y las grandes sociedades ha vuelto a ponerse sobre el tapete mediático, aunque los ejemplos sobran, como demostró la famosa lista Falciani, cuya difusión lamentablemente sólo trajo problemas al propio Falciani y no a los evasores que denunciaba.
Lo cierto es que lo que ha hecho El Rubius y el resto es legal pero, ¿debería serlo? ¿sería posible mantener un Estado con unas mínimas garantías sociales si su conducta se convierte en la norma de los más adinerados? Es precisamente con esta premisa con la que termina este documental que repasa la historia económica de los últimos dos siglos.
Viendo la hora y media de 'El capital del siglo XXI' el espectador llega a la conclusión de que la historia del capitalismo funciona, a grandes rasgos, a base de ciclos que oscilan como un péndulo: de regulación a desregulación y viceversa, y vuelta a empezar.
El documental cuenta con el testimonio de reputados economistas (como el propio Piketty), historiadores y sociólogos, que van desgranando la evolución del sistema económico y su repercusión sobre la vida social y cultural. “El siglo XXI me da miedo”, dice el economista francés, “por lo que veo en los datos históricos”.
Lo que Piketty y otros expertos sostienen, basándose en un análisis histórico, es que los ciclos económicos de desregulación conducen a fuertes convulsiones políticas y sociales. Los felices años 20 terminaron con el crack del 29 y el posterior ascenso del fascismo y de la guerra. Un modelo económico que se desentienda de las desigualdades que genera es un polvorín a punto de estallar. Si no lo atamos en corto, el mercado por sí mismo no conducirá a una sociedad armoniosa y pacífica, más bien todo lo contrario.
'El capital en el siglo XXI' es también una indagación en la cultura, el arte, las costumbres y las ideologías que surgen al compás de las transformaciones económicas. El documental le toma el pulso a nuestra época y alerta sobre los callejones sin salida a las que nuestras sociedades (y también, no lo olvidemos. nuestro planeta) están abocadas en caso de seguir en la senda de feroz neoliberalismo como hasta ahora.
El documental parte de la caída del Muro de Berlín en 1989 (Piketty tenía 18 años). La desaparición del comunismo supuso la ruptura del equilibrio entre Occidente y el Telón de Acero, la sacralización de la
propiedad privada, la desregulación y el capitalismo salvaje.
El Capital es la riqueza en forma de dinero u otros activos poseídos por una persona u organización. En el XVIII estaba concentrada en una aristocracia que impedía la movilidad social. Tanto Jane Austen como Balzac nos cuentan esa realidad social. La profesora Kate Williams, profesora de la Universidad de Reading, explica que los más afortunados trabajaban como criados y el resto de forma esporádica. “La pobreza es una sentencia de muerte”, y de ahí la esperanza de vida de 17 años. Suresh Naidu, historiador económico de la Universidad de Columbia, cuenta que las tierras y el dinero significaban el poder económico y político. El objetivo era conservar el poder aristocrático. La élite reproduce sus privilegios.
Tradicionalmente, los economistas han argumentado que la desigualdad es un poderoso motor de progreso porque la gente se esfuerza más. Si la desigualdad es excesiva, la consecuencia es la revolución. La Revolución Francesa (“libertad, igualdad, fraternidad”) fue una falsa promesa. Al poco tiempo, un gobierno de banqueros y la restauración de las élites. Durante el siglo XIX, nada de esto se implantó. La Revolución Industrial generó mayor productividad y beneficios: el capital deja de ser fijo, se dinamiza en los negocios. La diferencia entre salarios y productividad se amplía. Estaba prohibido dejar al empleador y hacer huelga, por no hablar de las economías esclavistas.
El colonialismo de Gran Bretaña y Francia fue amenazado por Alemania. La moda es una consecuencia de la Revolución Industrial: incluso las mujeres trabajadoras querían ir a la moda. Y también nace la industria de la Navidad. La escalada del nacionalismo como respuesta a la tensión social dio lugar a la I Guerra Mundial, que fue una lucha por el capital. Un conflicto global mal resuelto por las reparaciones de la guerra que supuso la caída de la aristocracia.
En los alegres años 20 del siglo pasado trabajadores y mujeres sienten que merecen más. Una época de exuberancia irracional. Rana Foroohar, analista de economía global, explica la fascinación por Wall Street y la burbuja, corroborada por Joseph Stiglitz. Desarticulación del mercado laboral (salarios bajos, ganancias altas) que condujo al crack del 29. Al menos, había regulación bancaria con la ley Glass-Steagall hasta que la derogó Bill Clinton en 1999.
Tras el crack, guerra comercial, depresión, políticas keynesianas en los EE UU con Roosevelt, provocación de Alemania y II Guerra Mundial. Ian Bremmer, asesor de riesgos políticos globales, explica el New Deal como intervención en la economía y Francis Fukuyama que eso condujo a la estabilidad social. Hay una relación entre el ascenso del fascismo en Europa en los años 30 y la extrema pobreza (Kate Williams).
Tras la II Guerra Mundial, el Estado del Bienestar. Lucas Chancel, cofundador del Laboratorio de Desigualdad, explica el nuevo contexto que actualiza el espíritu de la Ilustración. “El paisaje social es completamente diferente”, con el auge de la clase media, el consumo y las prestaciones. Nacionalización de la industria, fiscalidad, televisión y entretenimiento. “Por primera vez, el trabajo duro y los estudios pueden llevarte a la cima”. Una nueva sociedad con movilidad social, con una clase media muy fuerte. 30 años dorados.
La crisis de 1973 (que cuadriplicó el precio del petróleo), la respuesta de las empresas americanas (pagando menos a sus empleados, tratándoles como un coste, no como un activo) con “estanflación”, la competencia de Alemania y Japón (que habían perdido la II GM) provocaron una X en la que Wall Street subía y el resto bajaron. Margaret Thatcher, la hija de un comerciante que estudió en Oxford, y Ronald Reagan, actor de Hollywood, avanzan considerablemente en la desregulación contando un relato anti Estado: la culpa es del Estado del Bienestar. “Una clase media empobrecida como la de hace un siglo” (Thomas Piketty). Faiza Shaheen habla de cómo se suprimió el poder de la mano de obra: “Labour isn’t working”.
El documental recoge el fragmento de ‘Wall Street’ (Oliver Stone, 1987) en el que Gordon Gekko (interpretado por Michael Douglas) ensalzaba la codicia. Oliver Stone pretendía una alarma y generó una generación de “yuppies” que sólo buscaban riqueza y poder, al coste que fuera. Los impuestos parecían anticuados.<
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