Entradilla de Gabilondo de ayer, 14 de enero, al respecto de la críticas al gobierno de Israel sobre la crisis de Gaza, un lugar donde el sol queda enmarcado en la huella de un balazo en un cristal.
"Las noticias se cansan pero las denuncias no pueden cansarse; porque prosigue el asalto a Gaza lo denunciamos. Denunciamos el aplastamiento, el abuso, el atropello. Y hoy denunciamos algo más. Como de costumbre, no ha tardado en aparecer ese gas paralizante, tinta de calamar que oculta y mancha: la acusación de antisemitismo. Ya saben, criticar al Gobierno de Israel es deslizarse por el antisemitismo. Falso. Falso de toda falsedad. Los que quisimos a Violeta Friedman, los que la apoyamos frente al nazi belga Leon Degrelle, los que nos desgañitamos contra los negacionistas, no vamos a aceptar así como así insinuaciones de antisemitismo. Ese escondite no vale. La Federación de Comunidades Judías de España nos recuerda en una carta muy amable que toda crítica al gobierno de Tel Aviv debe evitar la utilización de tópicos como -textual- aludir a "narices ganchudas, imponentes orejas, expresiones torvas, así como los tópicos espirituales, la avaricia judía, o los símbolos religiosos, como la estrella de David o los tirabuzones de los religiosos". Fin de la cita textual.
Acusamos recibo y agradecemos el consejo. Aunque, desde luego, no nos hacía falta. Hace tiempo que dejamos el parvulario. Así pues, recapitulemos. Ni antisemitismo ni nada parecido. Reserven esos argumentos para mejor ocasión. Lo que se denuncia es una actuación político militar intolerable, un comportamiento que atenta contra todos los principios arduamente conquistados por la comunidad internacional.
Nosotros no somos Hamas. Sí reconocemos el Estado de Israel y su derecho a existir, pero, además de creer que la política del Gobierno israelí juega contra los intereses de su pueblo, la consideramos perversa. Entrar a sangre y fuego en ese campo de concentración que es Gaza no se puede justificar. Como ha dicho Antonio Gutiérrez, alto comisionado de Acnur, es el único conflicto del mundo en el que la gente no puede ni siquiera huir. El pueblo de Israel merece ser respetado. Para empezar, por sus gobernantes y por los que dicen defenderlo. Ojalá cuaje el alto el fuego que a estas horas se apunta.
Acusamos recibo y agradecemos el consejo. Aunque, desde luego, no nos hacía falta. Hace tiempo que dejamos el parvulario. Así pues, recapitulemos. Ni antisemitismo ni nada parecido. Reserven esos argumentos para mejor ocasión. Lo que se denuncia es una actuación político militar intolerable, un comportamiento que atenta contra todos los principios arduamente conquistados por la comunidad internacional.
Nosotros no somos Hamas. Sí reconocemos el Estado de Israel y su derecho a existir, pero, además de creer que la política del Gobierno israelí juega contra los intereses de su pueblo, la consideramos perversa. Entrar a sangre y fuego en ese campo de concentración que es Gaza no se puede justificar. Como ha dicho Antonio Gutiérrez, alto comisionado de Acnur, es el único conflicto del mundo en el que la gente no puede ni siquiera huir. El pueblo de Israel merece ser respetado. Para empezar, por sus gobernantes y por los que dicen defenderlo. Ojalá cuaje el alto el fuego que a estas horas se apunta.