Pues sí. El que no dimita nunca ni Dios, se haga la barbaridad o el delito que se haga, que todo el mundo se aferre a su puesto con uñas y dientes siempre me había parecido algo típicamente español pero también se estila fuera, como señala Gabilondo con su asombrosa capacidad de síntesis, sentido común y claridad de ideas.
Qué triste, y qué cierto.
ResponderEliminarPues sí. El que no dimita nunca ni Dios, se haga la barbaridad o el delito que se haga, que todo el mundo se aferre a su puesto con uñas y dientes siempre me había parecido algo típicamente español pero también se estila fuera, como señala Gabilondo con su asombrosa capacidad de síntesis, sentido común y claridad de ideas.
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