Traemos otra de las estupendas entradas de uno de nuestros jugadores franquicia, Ignacio López Calvo, sobre el movimiento Guerrilla Gardening -guerrilla, palabra inequívocamente española-, que ya opera en muchas ciudades del mundo, un movimiento espontáneo de gente que, con nocturnidad y alevosía, crean maceteros en neumáticos usados, transforman desolados rincones urbanos en jardincillos de flores y pequeños arbustos o embellecen farolas con coloridas macetas, dan a la ciudad un necesario toque de color y belleza.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNFfnUE3kzvBtrHXErAcCcncerder3fUiy1wLsa0N-AvKw4ulbR9-VcTouhtSZM3MF4ozK_Q3ZO4fJQs4tKkj2ELWsj0k_vlSC2jhjf1QBEQrRL0n3_ZInCQkZ0jCQV0VZk_IOUYxS_LQ/s400/1menndzvaldes.jpg)
El autor, al final de su entrada suspira por la creación de alguno de estos grupos en su ciudad natal, mi ciudad natal, Segovia. A ver si es verdad.
Y tirando del hilo descubrimos que esta gente -y otros como Luzinterruptus- ya opera por ejemplo en Oviedo o en la que es mi ciudad de adopción, Madrid donde lo hacen desde septiembre de 2008. Y en el blog Guerrilla Gardening Madrid nos muestran sus acciones de ecología urbanita furtiva. Suerte chavales, la vais a necesitar en esta ciudad con funcionarios y políticos tan obtusos como para que en una de sus entradas se lamenten de esta forma Tan sólo dos/tres días después de la acción en el Jardín Concejal Muñoz Revenga el círculo de plantas que pusimos había desaparecido... Tras hablar con uno de los jardineros nos enteramos que el inspector del ayuntamiento había hecho que lo quitaran, dijo que teníamos que pedir permiso. El inspector desconoce que por ley está permitido plantar en los lugares públicos fuera de uso /abandonados. Por otro lado, no es nada malo, era algo hecho para el disfrute de todos y de lo que no íbamos a sacar ningún provecho individual.
En fin, esto es España. Les dejamos con Ignacio López Calvo y los Guerilla Gardeners.
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Y tirando del hilo descubrimos que esta gente -y otros como Luzinterruptus- ya opera por ejemplo en Oviedo o en la que es mi ciudad de adopción, Madrid donde lo hacen desde septiembre de 2008. Y en el blog Guerrilla Gardening Madrid nos muestran sus acciones de ecología urbanita furtiva. Suerte chavales, la vais a necesitar en esta ciudad con funcionarios y políticos tan obtusos como para que en una de sus entradas se lamenten de esta forma Tan sólo dos/tres días después de la acción en el Jardín Concejal Muñoz Revenga el círculo de plantas que pusimos había desaparecido... Tras hablar con uno de los jardineros nos enteramos que el inspector del ayuntamiento había hecho que lo quitaran, dijo que teníamos que pedir permiso. El inspector desconoce que por ley está permitido plantar en los lugares públicos fuera de uso /abandonados. Por otro lado, no es nada malo, era algo hecho para el disfrute de todos y de lo que no íbamos a sacar ningún provecho individual.
En fin, esto es España. Les dejamos con Ignacio López Calvo y los Guerilla Gardeners.
El problema que les surge a las autoridades locales es que no es tan fácil condenar o multar a alguien por embellecer desagradables rincones urbanos con rosas, jazmines y tulipanes o por convertir terrenos abandonados o vertederos en pequeños huertos de tomates y lechugas. Está claro que lo que estos quijotes ecologistas están tratando de hacer es llamar la atención o protestar a su manera contra el progresivo afeamiento y deshumanización del entorno ambiental en que ha decidido vivir el ser humano del siglo XXI.
Todo comenzó una noche de 2004 cuando el joven publicitario Richard Reynolds, que tiene ahora 31 años, echaba de menos el ambiente rural de Devon en que había crecido y, para curar su nostalgia, decoró con plantitas y flores los alrededores del feo edificio de apartamentos londinense en que vivía entonces. Al notar que surgían cada vez más discípulos y seguidores, el cultivador ilegal en lucha contra la negligencia oficial hacia los espacios públicos creó la página web www.guerrillagardening.org en octubre de 2004. Allí se incluyen sugerencias de cómo empezar un grupo guerrillero de jardineros ilegales o cómo unirse a alguno ya existente. Hoy en día ya hay nada menos que 4.000 “guerrilleros jardineros” de todas las edades (abuelitas rebeldes incluidas, y si no, vean las fotos en la página web) repartidos por todo el mundo que se dedican a estas acciones subversivas a golpe de pétalo desde Carmel Valley (California) hasta Milán, pasando por Mumbai y la localidad ugandesa de Kagoma.
Ante el creciente interés por su filosofía, Reynolds publicó el año pasado un manual para “guerrilleros verdes” titulado On Guerrilla Gardening: a Handbook for Gardening without Boundaries (algo así como “Sobre la jardinería guerrillera: un manual para sembrar jardines sin fronteras”; 2008). Siguiendo su ejemplo, están apareciendo otras bitácoras afiliadas, como www.heavypetal.ca, en Vancouver, aunque ésta se ha ido comercializando bastante. Hablando de Canadá, desde hace un tiempo Toronto amanece algunas mañanas con nuevos mini-jardines, resultado de las discretas “operaciones” nocturnas de nuevos “comandos” (para usar el mismo vocabulario de los guerrilleros). Como apunta Heather Millar, unas veces compran ellos mismos las plantas y otras, piden donaciones o sacan esquejes de sus jardines.
Con este artículo, yo no estoy diciendo que haya que seguir el ejemplo de los “jardineros guerrilleros” y convertir feos estacionamientos y terrenos baldíos en hermosos jardincitos… o a lo mejor sí lo estoy diciendo; lo dejo a discreción del paciente lector (si es que ha conseguido llegar hasta este párrafo final). Yo me lavo las manos si, de repente, el estacionamiento para autobuses que han puesto al lado del Pinarillo queda convertido en uno de estos jardines espontáneos o en un anfiteatro popular; si los terrenos adyacentes a la estación de RENFE aparecen un día inundados de flores de todos los colores; si las amplias pero frías calles de la Nueva Segovia se llenan de la noche a la mañana de arbolitos y arbustos; si el horroroso parquecito de baldosas de la plaza de Muerte y Vida decide por su cuenta un día inclinarse más hacia la vida que hacia a la muerte; y si un sucedáneo de Che Guevara verde y segoviano de pura cepa decide contaminar de petunias y de lirios algún polígono industrial por ahí y poco a poco consigue duplicar el número de parques y de árboles de nuestra ciudad… o influir a los políticos de turno para que lideren estas acciones ellos mismos.
... y para muestra, un botón. Observad el vídeo:
Watch guerilla gardeners transform Elephant & Castle, London