Ya hablamos en su momento de este impresentable personaje que ha presidido en estos últimos siete años el F.C. Barcelona y para el cuál recuperamos nuestra etiqueta "Nunca olvido una cara pero con usted haré una excepción" reservada a insufribles personajes públicos (como Sarah Palin, Ramón Calderón o George W. Bush) que se fueron de sus cargos dejando visibles rastros del rencor, arrogancia e incompetencia con los que en ellos se despachaban y a los que nadie (salvo otros tan cretinos como ellos) echará de menos.
Por ello, en su furtiva despedida, hacemos nuestra la respuesta que Alfredo Relaño daba en un foro resumiendo la trayectoria del extinto presidente blaugrana respondiendo a alguien que le preguntaba por el rechazo mayoritario (a pesar de la histórica cosecha de títulos lograda), que el socio blaugrana había dado al candidato continuista de Laporta, Jaume Ferrer, quien ha quedado en último lugar en las últimas elecciones del club catalán, con apenas un 10% de votos.
Por ello, en su furtiva despedida, hacemos nuestra la respuesta que Alfredo Relaño daba en un foro resumiendo la trayectoria del extinto presidente blaugrana respondiendo a alguien que le preguntaba por el rechazo mayoritario (a pesar de la histórica cosecha de títulos lograda), que el socio blaugrana había dado al candidato continuista de Laporta, Jaume Ferrer, quien ha quedado en último lugar en las últimas elecciones del club catalán, con apenas un 10% de votos.
El Barça tiene una fuerza social e institucional bárbara que no son debidas a Laporta. Éste llegó como una gran promesa, pero hace sólo dos veranos afrontó una moción de censura que no perdió por poco. Entonces, tras tentar a Mourinho, se agarró a Guardiola en la idea de que al menos eso le protegería de la prensa durante un tiempo, a ver si pasaba la tormenta. Guardiola salió un genio, curó al Barça (sacando de ahí a Ronaldinho primero y luego a Etoo) y sacó gran partido de lo que había. Laporta mientras fue un tipo estridente, que empezó a labrarse su futuro político y a dar el cante de distintas maneras. Es normal que el barcelonista no le adjudique los méritos de este periodo, porque no los tiene. Ha sido un oportunista con suerte.Pues eso, Laporta, gilipollas, piérdete.