Del estupendo programa La mitad invisible de La2 recogemos su reportaje dedicado al célebre monólogo de la guerra de Miguel Gila en el que el humorista madrileño aplicaba su humor irónico y surrealista para reirse del absurdo de la guerra.
Cuando un día en la redacción dije que el humor de Gila, a mí, no me hacía reír, se encendieron todas las alertas. Su cara de incomprensión me la tomé como un reto personal. O profesional, en ese caso. Después de varias semanas leyendo sobre su vida y viendo el monólogo,
Gila vestido de soldado, teléfono en mano, empezó a hacerme sonreír.
A mediados de junio nos fuimos a la ciudad que lo vio nacer, Madrid. En el equipo,
Juan Carlos y Gonzalo –el realizador-, dos grandes fans de
Gila que repetían de memoria partes del monólogo una y otra vez. Recorrimos la ciudad buscando la huella de la guerra y el humor de
Gila. Y me impresionó que hubiera un hombre que, arrastrando tanto dolor como el de una guerra, fuera capaz de reírse de lo vivido y, lo que aún es mejor, hacer reír a los demás. Fueran de la generación que fueran. Claro está, como nos explicó el teniente
coronel Domínguez, hay generaciones que viven el humor de
Gila más de cerca, porqué vivieron lo contado. Pero lo que descubrí con aquél viaje es que el monólogo de la guerra de
Gila está aún de total actualidad.
Así que pronto me apunté al carro de las bromas sobre el monólogo y empezó a hacerme tanta gracia como a Javier Cansado, Elena Martín o Forges, quienes me hablaron de su admiración incondicional por Gila. Durante el montaje del capítulo, había entrado ya tanto en el humor del monólogo que la sonrisa dejó paso a la carcajada. Reírse de lo que dice Gila en su monólogo es, sin duda, ser crítico con las cadenas de la dictadura, la represión a la libertad de expresión y las injusticias de cualquier guerra. Por ello, a mí, sin duda Gila me hace reír. Y reflexionar. Algo que convierte su humor en una auténtica obra de arte.
El monólogo de la guerra es la actuación por la que más se recuerda a Miguel Gila. Su estilo absurdo, crítico e irónico revolucionó el mundo del humor español y se convirtió en un ejemplo a seguir para otros cómicos. Juan Carlos Ortega conversa con algunos de ellos, con quienes intenta descubrir la clave del éxito de un monólogo que ha hecho reír a varias generaciones.
¿Cómo es posible reírse de la guerra, una vivencia tan cruel y terrible?
Esto es lo que
Juan Carlos Ortega se pregunta al inicio de este capítulo, dedicado al monólogo de la guerra de
Miguel Gila. Entre otros,
Ortega buscará la respuesta a esta pregunta en un militar,
José Ignacio Domínguez, un teniente coronel que ha vivido muchas experiencias parecidas a las que
Gila cuenta en su monólogo.
Tras dos décadas en Argentina y después de haber trabajado en humor gráfico y radiofónico, Gila volvió a España para subir encima de un escenario a trabajar de lo que mejor se le daba: hacer reír. Lo que Gila había vivido durante la Guerra Civil española había marcado para siempre su vida y su humor, así que sus monólogos tenían una gran carga crítica hacia lo militar.
Su estilo, absurdo e irónico impregnó toda una generación de cómicos, algunos de los cuales Ortega conocerá en su viaje por las dos ciudades donde Gila pasó la mayor parte de su vida, Madrid y Barcelona. Antonio Fraguas, quien firma sus viñetas como Forges, le contará como fueron aquellos años en el semanario satírico “La Codorniz”, mientras que Javier Cansado (de Faemino y Cansado) y Elena Martín (de Las Virtudes) le contaran como el monólogo de la guerra de Gila ha influido en el humor español. Además, Juan Carlos Ortega conocerá el lado más duro de una guerra, de la mano del presidente de Amnistía Internacional, Alfonso López Borgoñoz y contará con el análisis del periodista Marc Lobato, que investiga el humor como herramienta de comunicación. El programa se ha grabado en Madrid, Barcelona y Castelldefels.