Recogemos el artículo del director de la web Crónica Norte sobre un terrible encuentro en los campos de Algete con un mil veces maldito galguero y su aterrorizado animalito, con el cuerpo y el ama destruídos por el terrible maltrato del ser por el que se ha partido el corazón cazando y que sólo le queda buscar un árbol para ahorcarle. La crueldad y mezquindad humanas, en todo su esplendor. País de mierda que sigue albergando gentes y costumbres así.
El galgo que no podia más…
El galgo que no podia más…
Siempre me ha gustado caminar por el campo, no soy de los que se encierran en un gimnasio, me gusta sentir el viento en la piel, prácticamente cada día salgo a reducir la glucosa de mi sangre y durante una o dos horas recorro los caminos que rodean a Algete, que por cierto no se si sabrán que forman parte del tercer territorio en extensión “protegido” de la Comunidad de Madrid. Pongo entrecomillado protegido porque aunque es una zona Z.E.P.A: de alto valor ecológico no hay patrulla de los agentes forestales que venga por aquí, ni por navidad. Este es un territorio abandonado por la Consejeria de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid e incluso por la mayoría de los grupos ecologistas…ya ven…!!! sin embargo hay infinidad y variada vida animal.
El caso es que el domingo pasado 9 de octubre a eso de las 12 del mediodía salimos a recorrer una pequeña ruta de 6km que dibuja un circulo, más bien un cuadrado entre Algete, Alalpardo y Fuente el Saz, un camino que a buen paso se hace en unos 52 minutos o una hora. Dia radiante, muchos vecinos aprovechan para disfrutar de un pasatiempo saludable y gratuito, salen con las bicis, a pie y a dar simplemente un paseo con el perro. Al adentrarnos por el camino y girar hacia el arroyo Paeque, ya vimos las furgonetas de los “galgueros” y a ellos mismos hacer batidas por los campos de grano de esta estepa cerealista. Este articulo no pretende juzgar la actividad de los galgueros, pero si de las que galgueros o no, abusan de los animales hasta limites insospechados. Seguimos caminando a lo nuestro en un día fabuloso, mientras que los sembrados eran testigos de las carreras y acechos, nosotros conversábamos de nuestras cosas y nos cruzábamos con distintas personas que disfrutaban de la mañana del domingo.
Todo cambio bruscamente cuando al girar y retomar cuesta arriba el camino de Fuente el Saz en dirección hacia Algete, nos encontramos con un triste y angustioso espectáculo, los lamentos, unos de desesperación y auxilio agudos y graves se intercalaban de forma estruendosa, y vimos de pronto como un galgo huía como podía de su amo,camino abajo, tropezando… el galgo sin apenas poder activar sus cuartos traseros gemía de pura angustia, con las patas medio quebradas y con gesto de puro dolor, los aullidos y ladridos se le clavaban a uno en el alma….el perro como podía arrastrandose huía de su mismo dolor camino abajo y se topo con nosotros en los parecia ver cierto refugio.
El amo, un señor de unos cincuenta pico años, no se dio por aludido del horror y del dolor de su galgo, parecía anestesiado sobre el asunto, lo veía algo normal…. Hasta que me encaré con él y le espeté para pedirle un poco de respeto hacia su perro… contestandome que: ¿Que podía hacer? “había salido una liebre buena y tenia que cumplir” ¿Que le voy a a hacer? decía… No era una contestación chulesca, simplemente no entendía que liebre buena o no, el galgo es otro animal que merece un mínimo respeto, no es una escopeta inerte sino un ser vivo que siente y padece, note que no entendía esa diferencia, porque ante nuestra insistencia de socorrer al animal, el solo tiraba del perro semi arrastrandolo por el camino como quien lleva una alfombra… Y con el único objeto de salir del trance y cargarlo en la furgoneta. No quise entrar en más discusión porque el asunto estaba tenso, le comenté que si tenia agua para darle al animal que seguia tendido y extasiado en el suelo. El hombre no tenia nada para su perro, pero yo siempre llevo una botella de medio litro que en este caso llevaba llena. El animal bebió con autentica necesidad, para medio incorporarse, aunque luego volvia a desplomarse para descansar, me esperé unos minutos para comprobar que el animal no empeoraba y no queriendo entrar en un altercado mayor, dada la situación y las experiencia anteriores que he tenido con cazadores en el campo, me fúi lentamente del escenario.
He denunciado el hecho y ahora se lo cuento en este medio. No se cuanto tiempo más aguantara ese galgo en esas circunstancias, pero espero que tenga una vida mejor y que luego no acabe malogrado como muchos galgos en nuestro país. No quiero hacer una critica generalizada a los galgueros ni a los cazadores, eso no es el motivo de este escrito. Solo quiero denunciar públicamente a los que abusan de los animales hasta llevarlos al maltrato o a la muerte. A aquellas personas que no entienden los derechos de los animales. yo creo que se puede conjugar una afición o practica legal con el buen trato a los animales, aunque esto mismo en algunas practicas “deportivas” es un contra sentido.
España necesita urgentemente una ley contra el maltrato animal y una sociedad más avanzada que comprenda que no somos una especie “superior”.