El cierre de la web Megaupload tras una operación coordinada del FBI en nueve países ha sacudido la Red, al desaparecer en un momento en la tarde del 19 de enero millones de archivos de 150 millones de usuarios de esa web en todo el mundo, así como el secuestro de datos personales y bancarios de miles de usuarios Premium, entre los que nos encontramos. Es curioso lo que tiene la globalización. Tras verlo decenas de veces en la televisión o el cine ahora sabemos lo que se siente cuando el FBI da una patada en nuestra puerta.
Esta operación ha supuesto además de la detención de cuatro de sus responsables -otros tres continúan en paradero desconocido- entre ellos su fundador, el alemán Kim Schmitz -aka Kim Dotcom, el querubín de acá al lado- y el apagón de los servidores de hasta 18 servicios diferentes que tenía en marcha la compañía, por lo que miles de internautas en todo el mundo han perdido el acceso a sus archivos en la nube. Pese a que el servicio se utilizaba mayoritariamente para el intercambio de archivos de películas, música o videojuegos, muchos usuarios también lo usaban como una plataforma para almacenar archivos de gran tamaño en la nube, para tenerlos a su disposición en cualquier momento y lugar, a modo de disco duro virtual.Como supondrán quienes sigan este blog, el cierre de Megaupload ha supuesto un auténtico torpedo en la línea de flotación de nuestra web, muy volcada en los formatos audiovisuales. Con mucho estupor y algunos temblores vemos cómo los centenares de documentales y (en menor medida) películas que habíamos conseguido reunir en los tres últimos años en nuestra recién renovada cuenta Premium, ahora se han volatilizado. Nuestros posts (muchos publicados y otros en preparación) han sido diezmados y lucen grandes espacios blancos como mortajas en lugar de los archivos desaparecidos. El trabajo de meses desaparecido de un plumazo.
Afortunadamente bastantes de esos archivos documentales, fundamentales para el conocimiento de nuestro mundo y nuestra historia, los hemos ido guardando en nuestros discos duros por si algún día ocurría una alguna movida de este pelo, así que nuestros sufridos chicos de Cargas, Descargas y demás Ciber-Logísticas intentarán recuperar, poco a poco, lo máximo posible en nuestra cuenta de Veoh (hay que instalar el Veoh Web Player) y volver a subirlo a los blogs. Y el resto de archivos a ver si los encontramos operativos en la Red alojados en otras webs parecidas, aunque algunos va a ser complicado, en nuestros usuales proveedores de documentales la escabechina ha sido generalizada. Por ejemplo, la serie documental sobre Auschwitz y la Solución Final que colgamos a finales de diciembre.
Así pues Megaupload ya no está y habrá que buscar otras opciones. Y, aparte de si los usuarios podremos recuperar nuestros archivos y nuestro dinero, que será que no, la Red se adaptará a este cambio como se ha adaptado a otros y surgirán pronto nuevos sitios parecidos a MU pero los ataques a la libre circulación de ficheros en la Red probablemente continuen, todo lo cual hace replantear el mundo del intercambio de ficheros e información en Internet.
Suponemos que la única forma de evitar el círculo vicioso de una escalada de denuncias, cierres y contraataques es que la industria cultural encuentre una alternativa viable para que el público pueda descargar esos contenidos, haciendo que sea más barato conseguirlos legalmente que de forma "pirata", sin renunciar a derechos fundamentales ni alimentar empresas privadas cuyo modelo de negocio era, no nos engañemos, obtener ingresos a cambio de contenidos culturales que no eran de su propiedad, sin pagar nada por ello.
Y es que viendo el desenfrenado y un poco vergonzante estilo de vida de su fundador haciendo el nuevo rico paleto pues a lo mejor se trata de volver al clásico P2P (como propugna Bizzentte) sin depender más de servidores y fulanos externos. En fin, Megaupload kaputt, Megaupload verboten, se dirá Kim Dotcom, para estas cosas el idioma alemán se pinta solo.
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