Un análisis de las transcripciones de las reuniones de la Reserva Federal de Estados Unidos muestra la relación directa entre el crecimiento de las burbujas crediticia e inmobiliaria y el aumento de las carcajadas de los dueños de la economía norteamericana en las reuniones en las que debían prever las disfunciones económicas que se estaban incubando y que poco después nos estallarían en la cara. Las risas que dan la mala praxis, el dinero fácil y la codicia satisfecha.
Risas en la Reserva Federal en la gestación de la catástrofe
David Fernández / El País 22/01/2012
Quién iba a decir que el Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal (FOMC, por sus siglas en inglés) era lo más parecido al club de la comedia. El organismo que decide, entre otras cosas, cuál es el precio del dinero en EE UU, parece a priori una institución gris formada por eminentes economistas donde el margen para las bromas es mínimo. Nada más lejos de la realidad. La web económica y política The Daily Stag Hunt ha analizado la transcripción de las reuniones del FOMC (sí, ellos también reconocen que es un poco freak) y han encontrado una curiosa correlación entre las risas de los miembros de la Fed y la burbuja inmobiliaria.
El análisis de las actas detecta un crecimiento de las carcajadas entre el año 2000 y 2006 (alcanzando su máximo en octubre de este último año). Este periodo corresponde casi en su totalidad con el mandato de Alan Greenspan al frente de la Reserva Federal (dirigió el banco central estadounidense entre 1987 y enero de 2006) y con los años donde se gestó la burbuja de crédito e inmobiliaria que devino en la crisis económica bautizada como la Gran Depresión. El FOMC se reúne ocho veces al año.
En 2000 el número medio de risas por encuentro que figuran en la transcripción de las reuniones fue de 16,5. Seis años después la media de carcajadas recogida en las actas era de 43,7 veces por sesión. Es decir, que los chistes y las chanzas entre los consejeros crecieron un 164% en este periodo. El máximo de carcajadas se registró en la reunión de octubre de 2006, ya con Ben Bernanke al frente de la Fed, donde las deliberaciones fueron interrumpidas hasta en 65 ocasiones por las risas.
El buen humor en esta época se explica porque en esos años la economía se había recuperado del estallido de la burbuja puntocom y crecía a buen ritmo. Además, el sector inmobiliario vivía sus días de vino y rosas. De hecho, The Daily Stag Hunt compara el gráfico del aumento de las carcajadas en el FOMC con el precio de los pisos en EE UU y son dos gotas gemelas. Quizá a los miembros de la Fed, de haber sabido todo lo que desencadenó el fraude de las hipotecas basura en EE UU, que su política de desregulación en los instrumentos derivados y el dinero barato alimentó, se les habría congelado la sonrisa de sus labios.