Pero no se lo digas a los hermanos,
Ni a papá.
Diles que llegue a ese lugar
del que tanto nos hablaba el abuelo
donde los tanques echan agua
y las balas son de caramelo
que aquí no me falta el pan
ni el dinero para pagar.
Que sigan luchando
Por un mundo mejor.
Diles que vivo en Italia
Y que mi barca no se hundió"
Patricia Vitorique
"Hay una operación militar de rescate para los que se tiran al mar allí (...) son los pico mil, no sé, dos o cinco pico mil" Jorge Toledo, Secretario de Estado para la UE 06.03.2017
Patricia Vitorique
"Hay una operación militar de rescate para los que se tiran al mar allí (...) son los pico mil, no sé, dos o cinco pico mil" Jorge Toledo, Secretario de Estado para la UE 06.03.2017
"Los africanos que vienen aquí son como un niño de un año y medio, no saben nadar, se ahogan solos. Significa que no mueren aterrorizados por los disparos de la Guardia Civil. Es mentira. Se ahogan solos". Alfonso Merlos 13TV 20.02.2016
"Fíjense en esta imagen. Lo que pueden parecer murciélagos son hombres. Es el fotograma que refleja el instante del mayor asalto a la valla que se ha producido en la historia de Melilla" Presentadora de TN3 de Telemadrid 20.03.2014
“Cuando la barca se hundió, no encontraba a mis amigos. Me preguntaba: ¿Dónde están? Entonces encontré a Omar, pero había otro amigo que no aparecía por ningún lado. Quise ayudar a otros, pero no pude. Omar y yo nos ayudamos el uno al otro, pero fue difícil nadar durante horas. En el agua, todo el mundo buscaba a familiares y amigos.” Mohammed, refugiado sirio de 21 años 11.10.2013
"Los militares nos golpean, nos aporrean los brazos. Han partido las piernas y la cabeza a algunos de nosotros. Cuando te golpean, parece que alcanzan tu humanidad. No te puedes defender, no los puedes parar. Por eso hoy mi hermano ha muerto. Le sacaron fuera, lo esposaron y lo golpearon. Él ha muerto". “Nuestra arma es el corazón. No hemos venido a España para combatir a la Guardia Civil, hemos venido a España para dar de comer a nuestras familias.” Testimonios de personas sobrevivientes de la tragedia del 6 de febrero de 2014 en El Tarajal
"Esas personas no pueden seguir siendo tratadas como alimañas al acecho. Muchas ya están marcadas por las cicatrices de las concertinas que coronan la empalizada. Para el Imperio Romano, Júpiter Término era el dios de las fronteras al que se rendía culto con sangre. La Unión Europea es la principal vendedora de armas a los países africanos y muchos inmigrantes huyen de regímenes o de facciones que utilizan esas armas. Mientras, se han eliminado gran parte de los proyectos de cooperación. Los inmigrantes no son un peligro. En su maleta vacía traen la materia prima que más necesita Europa: agallas y esperanza." Manuel Rivas 08.02.2014
Primera Parte - El Mediterráneo como frontera de desigualdad y muerte
Sigue ocurriendo, cada día, enfocados por cámaras o en la más absoluta soledad, decenas de miles de personas siguen tratando de escapar de una vida mísera o de una muerte cercana y llegar a Europa, el continente deseado por ellos. Todos los años los conflictos armados, la persecución, la pobreza o las consecuencias del cambio climático obligan a millones de personas a abandonar sus países en todo el mundo. Seres humanos de países fallidos, desestructurados o en guerra como Siria, Irak, Eritrea, Somalia, Sudán (los dos) Pakistán, Afganistán, Nigeria, Yemen etc intentan huir de la insoportable realidad de los lugares donde nacieron para reconstruir su vida en otro país.
Sin embargo los dirigentes de la Unión Europea están cada vez más decididos a impedirles entrar a pesar de gran parte de sus opiniones públicas e incluso del deseo de algunas de sus grandes ciudades como ha ocurrido en España, donde el Gobierno estatal ha impedido a varias comunidades y ciudades españolas como Madrid, Barcelona, Zaragoza, a Coruña o Valencia acoger refugiados como en repetidas ocasiones han reclamado. En los últimos años no han dejado de levantar vallas o muros de todo tipo (físicos, policiales o administrativos) que han puesto las cosas aún más difíciles a quienes, desesperados, se arriesgan a emprender el viaje más peligroso de sus vidas.
Porque entre las diferentes fronteras que existen en nuestro mundo ninguna es tan flagrantemente desigual como el Mediterráneo. La línea de este mar divide dos mundos enfrentados por un abismo económico, social y político. Si solo damos un dato y sin hablar de conflictos sociales o bélicos, la renta per cápita en Europa es 14 veces la de los países del sur. Este dato es profundamente relevante ya que a lo largo de la historia, la desigualdad de ingresos y los conflictos han sido los principales motores de la movilidad humana. En comparación, África del Norte y los países de Medio Oriente están sumidos en una de sus peores crisis en décadas: guerras civiles, millones de desplazados y extremismo fundamentalista.
Pero el problema de este mar va mucho más lejos ya que es a su vez la frontera más mortífera del mundo, debido a los miles de víctimas que desde el año 2000 se han ido produciendo, magnitudes propias de una guerra silenciosa. Y la Unión Europea no puede seguir dando la espalda a esta tremenda tragedia. Personas que no han podido llevarse prácticamente nada de su anterior vida salvo los traumas y desolaciones que les han hecho huir, víctimas de la desidia o los crímenes de sus gobernantes y después de las malas artes de los traficantes.
Sin embargo los dirigentes de la Unión Europea están cada vez más decididos a impedirles entrar a pesar de gran parte de sus opiniones públicas e incluso del deseo de algunas de sus grandes ciudades como ha ocurrido en España, donde el Gobierno estatal ha impedido a varias comunidades y ciudades españolas como Madrid, Barcelona, Zaragoza, a Coruña o Valencia acoger refugiados como en repetidas ocasiones han reclamado. En los últimos años no han dejado de levantar vallas o muros de todo tipo (físicos, policiales o administrativos) que han puesto las cosas aún más difíciles a quienes, desesperados, se arriesgan a emprender el viaje más peligroso de sus vidas.
Porque entre las diferentes fronteras que existen en nuestro mundo ninguna es tan flagrantemente desigual como el Mediterráneo. La línea de este mar divide dos mundos enfrentados por un abismo económico, social y político. Si solo damos un dato y sin hablar de conflictos sociales o bélicos, la renta per cápita en Europa es 14 veces la de los países del sur. Este dato es profundamente relevante ya que a lo largo de la historia, la desigualdad de ingresos y los conflictos han sido los principales motores de la movilidad humana. En comparación, África del Norte y los países de Medio Oriente están sumidos en una de sus peores crisis en décadas: guerras civiles, millones de desplazados y extremismo fundamentalista.
Pero el problema de este mar va mucho más lejos ya que es a su vez la frontera más mortífera del mundo, debido a los miles de víctimas que desde el año 2000 se han ido produciendo, magnitudes propias de una guerra silenciosa. Y la Unión Europea no puede seguir dando la espalda a esta tremenda tragedia. Personas que no han podido llevarse prácticamente nada de su anterior vida salvo los traumas y desolaciones que les han hecho huir, víctimas de la desidia o los crímenes de sus gobernantes y después de las malas artes de los traficantes.
Esta magnífica fotografía del fotógrafo Massimo Sestini (que invitamos a que pinchen en este enlace para ver más grande y con la que consiguió el premio World Press Photo 2015) nos invita a un brutal ejercicio de empatía al poder distinguir los rostros, la ropa y casi los pensamientos de quienes navegan en esa atestada embarcación.
Esta imagen nos muestra algo que debiera ser obvio, que cada persona que se arriesga en este azaroso viaje es un individuo como nosotros, con su propio rostro anhelante y su propia experiencia vital, en la que un día se cruzó la guerra, la miseria o la persecución como podría sucedernos a nosotros algún día, como de hecho ya nos sucedió hace no mucho tiempo..
Esta imagen nos muestra algo que debiera ser obvio, que cada persona que se arriesga en este azaroso viaje es un individuo como nosotros, con su propio rostro anhelante y su propia experiencia vital, en la que un día se cruzó la guerra, la miseria o la persecución como podría sucedernos a nosotros algún día, como de hecho ya nos sucedió hace no mucho tiempo..
A fin de defender sus fronteras de esta gente tan peligrosa, la UE y sus estados miembros han financiado complejos sistemas de vigilancia y rescate, creado una zona de contención por medio de acuerdos de cooperación con países vecinos como Marruecos y Turquía que les ayudan a bloquear la migración irregular hacia Europa, así como creado un equipo paneuropeo de guardias de fronteras para patrullar las lindes de la UE.
Además, algunos países de la UE se sirven de la amenaza de la detención por tiempo prolongado para disuadir a quienes intentan llegar a Europa. Han financiado centros de acogida y detención de migrantes, donde el acceso de las personas detenidas a los procedimientos de asilo es motivo de honda preocupación para los defensores de los derechos humanos. Han firmado acuerdos de readmisión con países de origen y de tránsito, en virtud de los cuales les resulta más fácil enviar de regreso a quienes consiguen llegar a Europa.
En abril de 2015, tras otro de los grandes naufragios que sacuden los informativos de vez en cuando, la periodista Soledad Gallego-Díaz parecía haber encontrado la explicación en los documentos de la UE que hizo públicos la agencia Reuters, dónde se afirmaba que ampliar los dispositivos de rescate o vigilancia podría aumentar el número de personas que intentaran el viaje y formulaba lo que sería su cínica continuación lógica, es decir, si se ahogan unos cuantos miles de personas sin que nadie les ayude entonces puede cundir el miedo y quizás dejarían de intentarlo. Si no vemos el problema, es que ya no existe... Sobre este tema comentaba el siempre lúcido Iñaki Gabilondo:
Todas estas medidas, cuya eficacia para detener la migración irregular a Europa son en el mejor de los casos cuestionables, causan atroces sufrimientos a los migrantes y se cobran miles de vidas humanas.
Debido al bloqueo mediante vallas (seguidamente nos centraremos en Ceuta y Melilla) de otras rutas de entrada a la UE más seguras, al aumento de la vigilancia y al despliegue creciente de fuerzas de seguridad, la gente se ve obligada a contactar con peligrosas mafias de migrantes y tomar rutas cada vez más peligrosas, demasiadas veces con trágicas consecuencias.
Muchas personas mueren ahogadas en el mar o asfixiadas en camiones. Sufren violencia en las fronteras de la UE y se ven privadas de su derecho a solicitar asilo. Acaban atrapadas en países como Libia, Marruecos, Ucrania y Turquía, donde sus derechos están amenazados. En algunos de estos países viven en la indigencia, carecen de derechos sociales y económicos y muchos sufren violencia e incluso tortura.
Recientemente se ha sabido que demasiados refugiados se ven obligados a recurrir a la prostitución o la venta de sus órganos para poder sobrevivir. El coste de estas medidas en sufrimiento humano es, como vemos, incalculable. Las políticas de migración de la Unión Europea, digámoslo claramente, ponen vidas en peligro, matan.
En el programa de Salvados 'El otro lado de la valla' Jordi Évole nos propone otro ejercicio de empatía al mostrarnos la realidad de los migrantes que esperan en Ceuta y Melilla, la frontera sur de Europa, el momento de intentar el salto dentro a nuestro privilegiado continente.
Segunda Parte - Focalizando: las mentiras del Tarajal
En la mañana del 6 de febrero de 2014 se produjo un intento de entrada en Ceuta por parte de un numeroso grupo de subsaharianos (entre 250 y 450, según las fuentes) que acabó convirtiéndose en una de las mayores tragedias -o mejor llamarlo asesinatos- que se recuerdan en la ciudad autónoma. Al menos quince de ellos (probablemente muchos más) murieron ahogados al intentar superar el espigón fronterizo de la playa del Tarajal y así poder entrar en territorio español.
Pero su muerte no se produjo por una mala jugada del destino. A las inmensas y dolorosas situaciones a las que se exponen estos inmigrantes, esta vez algo más truncó sus planes de libertad: la acción homicida de la Guardia Civil como correa de transmisión de las órdenes de sus mandos y responsables políticos.
Las ONG locales y algunos inmigrantes supervivientes aseguraron que los miembros de la Guardia Civil les dispararon pelotas de goma (más de 200...) y gases lacrimógenos cuando estaban en el agua, lo que provocó el pánico entre las personas que luchaban por alcanzar la orilla. El colectivo Caminando Fronteras exponía en un detallado documento con hechos y testimonios que desmontaba la versión oficial (dada por el entonces director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa) que alegaba que el uso de material antidisturbios se había utilizado con fines disuasorios.
Pero su muerte no se produjo por una mala jugada del destino. A las inmensas y dolorosas situaciones a las que se exponen estos inmigrantes, esta vez algo más truncó sus planes de libertad: la acción homicida de la Guardia Civil como correa de transmisión de las órdenes de sus mandos y responsables políticos.
Las ONG locales y algunos inmigrantes supervivientes aseguraron que los miembros de la Guardia Civil les dispararon pelotas de goma (más de 200...) y gases lacrimógenos cuando estaban en el agua, lo que provocó el pánico entre las personas que luchaban por alcanzar la orilla. El colectivo Caminando Fronteras exponía en un detallado documento con hechos y testimonios que desmontaba la versión oficial (dada por el entonces director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa) que alegaba que el uso de material antidisturbios se había utilizado con fines disuasorios.
De hecho, la Guardia Civil activó el máximo nivel de alerta, movilizando varias unidades incluyendo el grupo antidisturbios y una patrullera naval y no alertó a Salvamento Marítimo ni a la Cruz Roja. No querían testigos. Sin embargo, en los días posteriores a la tragedia, Arsenio Fernández de Mesa y el por entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, mintieron flagrantemente negando el uso de material antidisturbios en el agua. Una versión que también desmintieron después distintas grabaciones, lo que provocó la comparecencia del propio ministro del Interior en el Congreso de los Diputados.
Los guardias civiles devuelven a inmigrantes a Marruecos en la playa de Tarajal
En enero de este año se estrenaba en el canal 33 de la televisión catalana el documental 'Tarajal: desmontando la impunidad en la frontera sur', de los catalanes Xavier Artigas y Xapo Ortega coincidiendo con la reapertura de la investigación sobre este caso por parte de la Audiencia Provincial de Cádiz con sede en Ceuta.
Esta reapertura se produjo después de que este mismo juzgado archivara la instrucción en octubre de 2015, en la que se imputaba a 16 guardias civiles por los cinco cuerpos que se recuperaron en aguas españolas. En este nuevo auto la Audiencia considera que 'nada excusa la dejadez o tibieza' para esclarecer la actuación de la Guardia Civil, que hizo uso de material antidisturbios en su intento de repeler aquella desesperada entrada de decenas de subsaharianos.
La reapertura del caso ponía en el ojo del huracán la tesis del documental que se basa en la sospecha de que lo que ocurrió aquella noche en El Tarajal no fue un simple caso de negligencia policial, sino que respondería a una estrategia planificada en la aplicación de las políticas de control migratorio. "Denunciamos el racismo institucional que acompaña a los casos de los inmigrantes que intentan cruzar las fronteras. Por desgracia, Tarajal no es un caso aislado", afirmaba Artigas, que ha contado en todo el proceso con el asesoramiento de Marc Serra, jurista del Observatorio Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC) e impulsor de este proyecto audiovisual.
Algunos inmigrantes daban su versión de los hechos a contraluz para no ser reconocidos ante la cámara. Todos coinciden en que los guardias civiles 'apuntaban', no disparaban al azar. El hermano de uno de los que esa noche sufrieron el ataque en esa playa asegura que su familiar sigue desaparecido. "No sabemos nada. La cifra oficial son 15 muertos, nosotros creemos que son 87", declara.
Algunos inmigrantes daban su versión de los hechos a contraluz para no ser reconocidos ante la cámara. Todos coinciden en que los guardias civiles 'apuntaban', no disparaban al azar. El hermano de uno de los que esa noche sufrieron el ataque en esa playa asegura que su familiar sigue desaparecido. "No sabemos nada. La cifra oficial son 15 muertos, nosotros creemos que son 87", declara.
En un trabajo de investigación que dio lugar a su especial 'Las muertes de Ceuta', Eldiario.es desmontaba las mentiras de las diferentes versiones del entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz (que en el Congreso aseguraba que "el objetivo de los disparos fue hacer visible una barrera disuasoria") y demostraba que, contra lo que aseguraba el Gobierno, la Guardia Civil sí había utilizado material antidisturbios contra los migrantes que se encontraban en el agua tratando de alcanzar tierra europea a nado.
Tercera Parte - Relativizando: la mirada de Joe Sacco
"(...) creo que el relato más conseguido y el más sorprendente del tomo es "Los indeseados" publicado originalmente entre 2010 y 2011. En él, Joe Sacco no viaja a un país en guerra ni a una zona donde el hambre hace estragos, sino que visita su Malta natal para abordar el problema de la inmigración africana. Nos mete de lleno en una comunidad occidental relativamente pequeña y homogénea por completo, blindada contra el mestizaje, en la que de pronto entran nuevas culturas que generan un rechazo casi generalizado. Sin hipocresía y sin dejar que su propio punto de vista, favorable a unos inmigrantes que sabe cómo lo han pasado hasta llegar allí -porque lo ha vivido de cerca durante su labor periodística-, deja que todos los actores hablen, expone el conflicto social sin censurar a nadie, comprendiendo el miedo de ambas partes, e, incluso, entrevistando al ultraderechista Norman Lowell.
Sacco muestra las duras condiciones de vida de los inmigrantes africanos y el tortuoso viaje hasta Europa, pero no esquiva los problemas que causan en un país tan pequeño y tradicional como Malta, ni condena a los malteses por sus opiniones xenófobas: eso será decisión de cada lector. En sus páginas realiza un ejercicio de ecuanimidad realmente admirable en los tiempos de las posturas radicales y el periodismo de los intereses corporativos, con el que construye un relato en el que, sin hurtarnos su propia postura, plantea la realidad en toda su complejidad, sin maniqueísmo, sin soluciones fáciles."
Finalizando
Como hemos visto, la respuesta de los gobiernos europeos supuestamente consternados ante la magnitud esta tragedia no ha sido actuar sobre las causas de estas migraciones forzadas pues ha decidido proteger las fronteras antes que salvar vidas. Las medidas propuestas por parte de los jefes de los Estados europeos son vergonzosas y suponen un absoluto lavado de cara.
Hemos visto fotografías terribles de niños ahogados huyendo de la guerra y la miseria, vallas y alambradas de espino clavándose en los cuerpos hambrientos de los refugiados, carne de sueños ahogados pudriéndose en las bodegas de los barcos y en los camiones fronterizos, como ganado clandestino.
Los países europeos deberían hacerse cargo de una cuota razonable de acogida de personas que huyen de crisis y conflictos, teniendo en cuenta las posibilidades de cada país, que son más de lo que sus gobernantes dicen. España, por ejemplo, aceptó dar asilo a más de 17000 sirios que huyen de la guerra pero hasta ahora sólo han llegado poco más de mil personas. Estos incumplimientos son éticamente rechazables y políticamente inadmisibles.
Debemos cambiar la perspectiva sobre los movimientos de personas que huyen del dolor. Y, mientras trabajamos por la paz y decidimos, de una vez por todas, compartir soluciones entre los 28 (o 27..) socios de nuestro privilegiado club europeo, dediquémonos a salvar la vida y la dignidad de quienes, con todo el derecho, buscan asilo para encontrar, simplemente, un lugar bajo el sol en el que poder vivir su vida.
Porque como escribía Elena Valenciano en El País: "(...) Viviremos muchos años con los refugiados, no menos de una generación. Cuanto antes lo comprendamos, mucho mejor. Habrá que atenderlos, protegerlos, acogerlos e integrarlos en nuestras sociedades. No existirán nunca muros o alambradas que sujeten el impulso humano por sobrevivir y por intentar salvar a los seres queridos. Antes que pasar décadas bajo las bombas y el miedo o esperar a que sus hijos crezcan bajo un plástico blanco en medio de la nada, la gente buscará cualquier vía de esperanza. Nosotros, también, haríamos lo mismo. En tanto haya guerra y violencia en nuestras puertas -e incluso años después de que se haga la paz- habrá refugiados en Europa."
Porque como escribía Elena Valenciano en El País: "(...) Viviremos muchos años con los refugiados, no menos de una generación. Cuanto antes lo comprendamos, mucho mejor. Habrá que atenderlos, protegerlos, acogerlos e integrarlos en nuestras sociedades. No existirán nunca muros o alambradas que sujeten el impulso humano por sobrevivir y por intentar salvar a los seres queridos. Antes que pasar décadas bajo las bombas y el miedo o esperar a que sus hijos crezcan bajo un plástico blanco en medio de la nada, la gente buscará cualquier vía de esperanza. Nosotros, también, haríamos lo mismo. En tanto haya guerra y violencia en nuestras puertas -e incluso años después de que se haga la paz- habrá refugiados en Europa."