El primer día que te vi dabas vueltas de un lado a otro de tu jaula, sin parar,
estabas herido y tenías la mirada perdida, posé mi mano sobre el cristal para
que sintieras que no estás sólo, que me importa tu dolor
Nunca he vuelto a verte caminar, supongo que estás sedado, para que nadie
se de cuenta cuenta de que tienes Zoocosis.
Vives dentro de una maqueta, el ser humano la ha creado para ti, juega a ser el
señor de la tierra, el dueño de los animales, el dueño del mundo.
Tu vida es como una obra de teatro, una escenificación, cada día sales a un
escenario de cemento, cristal y vallas electrificadas, donde las personas se
paran a mkirarte con sus hijos, de la mano, y te sonríen como si eso te hiciera feliz, porque a los niños se les miente para no hacerles daño.
Pero recuerda que a mí lo que me importa es tu dolor.
Hace poco nos encontramos con el trabajo de la talentosa fotógrafa Estela de Castro (que ahora ha montado la exposición Fotógrafos) quien creó en 2016 la obra 'Zoocosis', su mirada desolada a la insoportable realidad en los zoos de unos seres creados para la libertad que son secuestrados para intentar atrapar su alma salvaje y condenados por el ser humano a prisión perpetua, a soledad y aburrimiento eternos.
El Zoo es esa prisión en las que viven encarcelados cientos de animales con el único objetivo de exhibirlos y ganar dinero con ello, intentan justificar su existencia con la conservación y estudio de las especies. Cárceles donde toda clase de animales son "expuestos" para que los niños puedan contemplarlos, haciéndoles creer que son felices.
Visitar una sola vez el zoo es suficiente para darnos cuenta de que en ellos, la libertad es la gran ausente, eso provoca en los animales conductas estereotipadas y repetitivas generadas por el estrés, la soledad y la apatía, dando lugar a un síndrome llamado Zoocosis.