Les ofrecemos "21 días en la mina" un estupendo reportaje de la periodista Samantha Villar, de Cuatro. Esta vez intentando pasar 21 días en una mina boliviana. Ha sido controvertido el hecho de que sólo pudiera pasar dos días (u horas) dentro de la mina pero quien escribe esto estuvo un par de horas en una mina en el Cerro Rico de Potosí (llamada "la puerta del infierno" en los tiempos de la colonización española), se agachó y semireptó durante un rato por escaleras quejumbrosas, por estrechas y tortuosas galerías sin ventilación que suben y bajan continuamente, mal iluminadas y fijadas con planchas de madera de aspecto bastante precario, así que sé el miedito que dan.
Los infelices mineros que en ella trabajan mascan continuamente hojas de coca porque ayuda a la circulación y oxigenación de la sangre y les hace no sentir el hambre. Algo que a este redactor les sorprendió es un culto animista que rinden a un muñeco de barro de inestable carácter y aspecto luciferino al que llaman "tío", una deidad atávica y diabólica que según ellos es el Señor de la mina y les es propicio (o no) para encontrar buenas vetas de mineral y les protege (o no) de los derrumbes de tierra que pueden aplastarlos o los escapes de gas que pueden asfixiarlos.
Él es su tío, el tío de todos, es el que reina en la mina y para alcanzar su favor le ofrendan cigarrillos, hojas de coca, dinero alcohol, y todo el que entra en ella ha de rendirle el mismo tributo, visitantes incluidos claro.
El Tío es el esposo de Pachamama -la madre tierra para los quechuas y aimaras- y luce un miembro enhiesto para, dicen, poder penetrar en ella. Trabajan en ella durante muchas horas al día, sin ver la luz del sol y respirando continuamente polvo de roca y mercurio, lo que suele devenir una silicosis que les comerá los pulmones.
Es un trabajo extremo, que envejece prematuramente, realmente unos de los oficios más peligrosos del mundo. Así que veo normal que decidiera no pasar 21 días temiendo morir en aquella ratonera. Sin embargo, la reportera enfocó el reportaje de otra forma, pasando esos días conviviendo con una mujer minera, la ya célebre Marlene, en la mina a cielo descubierto de Morococala. En este documental vislumbraremos la vida de abnegación y sacrificio (y también alguna cosa chunga) de los hombres y mujeres que trabajan en estas inquietantes explotaciones mineras. Tras la emisión de este programa, la solidaridad de quienes lo vieron hizo que entre Cuatro y la Fundación Vistare pusieran en marcha el Proyecto Marlene para ayudar a las mujeres que viven y trabajan duramente en este entorno un poco hostil a la vida.
21 días en la mina (1ª parte)
21 días en la mina (2ª parte)
Los infelices mineros que en ella trabajan mascan continuamente hojas de coca porque ayuda a la circulación y oxigenación de la sangre y les hace no sentir el hambre. Algo que a este redactor les sorprendió es un culto animista que rinden a un muñeco de barro de inestable carácter y aspecto luciferino al que llaman "tío", una deidad atávica y diabólica que según ellos es el Señor de la mina y les es propicio (o no) para encontrar buenas vetas de mineral y les protege (o no) de los derrumbes de tierra que pueden aplastarlos o los escapes de gas que pueden asfixiarlos.
Él es su tío, el tío de todos, es el que reina en la mina y para alcanzar su favor le ofrendan cigarrillos, hojas de coca, dinero alcohol, y todo el que entra en ella ha de rendirle el mismo tributo, visitantes incluidos claro.
El Tío es el esposo de Pachamama -la madre tierra para los quechuas y aimaras- y luce un miembro enhiesto para, dicen, poder penetrar en ella. Trabajan en ella durante muchas horas al día, sin ver la luz del sol y respirando continuamente polvo de roca y mercurio, lo que suele devenir una silicosis que les comerá los pulmones.
Es un trabajo extremo, que envejece prematuramente, realmente unos de los oficios más peligrosos del mundo. Así que veo normal que decidiera no pasar 21 días temiendo morir en aquella ratonera. Sin embargo, la reportera enfocó el reportaje de otra forma, pasando esos días conviviendo con una mujer minera, la ya célebre Marlene, en la mina a cielo descubierto de Morococala. En este documental vislumbraremos la vida de abnegación y sacrificio (y también alguna cosa chunga) de los hombres y mujeres que trabajan en estas inquietantes explotaciones mineras. Tras la emisión de este programa, la solidaridad de quienes lo vieron hizo que entre Cuatro y la Fundación Vistare pusieran en marcha el Proyecto Marlene para ayudar a las mujeres que viven y trabajan duramente en este entorno un poco hostil a la vida.
21 días en la mina (1ª parte)
21 días en la mina (2ª parte)