"El Watergate del que escribimos en el Washington Post entre 1972 y 1974 no es el mismo que conocemos hoy. Sólo era un atisbo de algo mucho peor. Cuando le forzaron a dimitir, Nixon había convertido su Casa Blanca, en gran medida, en una empresa criminal."
Woodward y Bernstein
Woodward y Bernstein
Cuatro décadas después del 17 de junio de 1972, cuando una supuesta banda de ladrones entró en las oficinas del Partido Demócrata en el edificio Watergate de Washington, no quedan apenas incógnitas en torno al peor escándalo político de la historia de EEUU, el único lo suficientemente grande para forzar la dimisión de un presidente, pues Richard Nixon se vio acorralado y forzado a dimitir de forma bastante patética en 1974.
Tanto la implicación de la Casa Blanca de Nixon como la identidad de “Deep Throat”, la fuente que confirmó a los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein (inmortalizados por Dustin Hoffman y Robert Redford en la película "Todos los hombres del presidente") la información sobre la trama de espionaje, han pasado a formar parte de los libros de historia después de muchos años de teorías al respecto. Así Mark Felt, el “número dos” del FBI en la época, confesó en 2005 que fue él el mítico Garganta Profunda que ayudó a los investigadores en sus pesquisas, supuestamente para combatir la corrupción de la Administración Nixon.
Pero la sombra del escándalo sobre la figura de Nixon sigue agrandándose casi dos décadas después de la muerte del ex mandatario, pues los reporteros que lo investigaron aseguran hoy que su cóctel de odio y miedo era “mucho peor” que lo que pudieron intuir en los 26 meses de investigación del caso. El Watergate, argumentaron, era en realidad el resultado de “las cinco guerras de Nixon”: contra el movimiento pacifista, los medios de comunicación, los demócratas, la justicia y la historia, lo que provoca que “incluso hoy, muchos de sus simpatizantes traten de minimizar la importancia del Watergate”.
Muchos de quienes recuerdan el escándalo no han bajado la guardia y advierten que en el país persisten los ingredientes para un nuevo Watergate, por ejemplo en las nuevas leyes de financiación de campañas electorales, que eliminan los límites para las contribuciones y aumentan el riesgo del uso ilegal de fondos. Les ofrecemos un buen documental que ofrece, décadas después, todas las preguntas y respuestas alrededor del mayor escándalo político producido en Estados Unidos en el siglo XX.