
Todo el mundo del fútbol lo ha sentido de veras y hasta Jose Mourinho, con quien en algún momento de la temporada había tenido algunas polémicas (aunque luego lo arreglaron y quedaron como amigos), le ha escrito una sentida carta de despedida. Lo que había forjado su carácter vitalista había sido su complicada vida personal, que le había hecho tener que superar las trágicas emboscadas que la vida le había ido poniendo, la muerte de su mujer de cáncer, su hijo de 15 años muerto con una moto, su padre murió atropellado y ahora que tenía un nuevo amor en su vida, se le rompe el corazón. Qué lástima, se nos va un crack en lo suyo, en ser un entrenador honesto y capaz y, sobre todo, un hombre bueno.
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