"El armario ruso"
En Portada retrata la situación del colectivo homosexual en Rusia. En 2013 se aprobó una ley que castiga la propaganda de la homosexualidad. La mayoría de los homosexuales rusos viven su orientación en secreto
En Portada retrata la situación del colectivo homosexual en Rusia. En 2013 se aprobó una ley que castiga la propaganda de la homosexualidad. La mayoría de los homosexuales rusos viven su orientación en secreto
Esther Vázquez 01.05.2014
En Rusia, gran parte de la sociedad, influida por el antiguo pensamiento soviético y alentada ahora por la intransigencia de la iglesia ortodoxa rusa, considera que mostrar en público una orientación sexual no convencional es una ofensa. Aunque la opinión generalizada es que no importa la orientación que uno tenga, siempre y cuando se viva de puertas para dentro.
Vivir la sexualidad como un secreto
Por eso, muchos homosexuales en Rusia prefieren esconderse en una doble personalidad, guardar en secreto algo que es parte de su vida; incluso, como ocurría no hace muchos años en España, contraer matrimonio con una mujer, o con un hombre en el caso de las lesbianas, para complacer a la sociedad y disimular su propia condición sexual.
A través de una carta, larga y meditada, contó a su madre lo que sintió a los trece años y cómo se dio cuenta que eso iba a ser para siempre. Comunicarlo a los padres ha sido para muchos de los protagonistas de este reportaje el momento más difícil.Alexander Smirnov, uno de los protagonistas de nuestro reportaje nos contó cómo durante años escondió parte de su personalidad y guardó en silencio sus opiniones en su puesto de trabajo. Como portavoz de prensa de la alcaldía de Moscú, tuvo que informar sobre asuntos con los que chocaba frontalmente, como la prohibición en Moscú de la marcha del Orgullo Gay. Aunque incómodo, no le suponía un grave problema ya que él había salido del armario hacía años para sus seres más queridos.
Hace 20 años que Rusia dejó de penalizar las relaciones homosexuales, el mismo tiempo que dejó de considerarlas como enfermedad mental.Alexander hizo pública su orientación cuando se promulgó la ley contra la propaganda homosexual, porque pensó que había que hacer algo. Trabajó en el teléfono de la esperanza, donde había escuchado estremecedores relatos de jóvenes adolescentes que se sentían culpables por su orientación sexual y querían quitarse la vida. Alexander pensó que la nueva ley que impide la difusión de comportamientos sexuales no convencionales, podría incluso privar a estos jóvenes de un asesoramiento profesional.
La ley contra la propaganda, aprobada en junio de 2013, prohíbe la difusión de la información destinada a fomentar comportamientos sexuales no convencionales entre los niños o hacer que esos comportamientos sexuales parezcan atractivos, así como equiparar socialmente a las relaciones tradicionales y no convencionales. Su incumplimiento conlleva penas de prisión y multas que van desde los 125 euros para particulares a los 22.000 en caso de organizaciones. El Gobierno ruso ha aprobado también otra ley por la que ningún país en el que se permita el matrimonio homosexual podrá adoptar niños rusos.